Isabella Dupont ha pasado su vida planificando una venganza que espera borrar el dolor de su infancia. Abandonada a los cinco años por su madre, Clara Montserrat, una mujer despiadada que traicionó a su familia y robó la fortuna de su padre, Isabella ha jurado destruir el imperio que su madre construyó en Italia. Bajo una identidad falsa, Isabella se infiltra en la constructora internacional que Clara dirige con mano de hierro, decidida a desmantelar pieza por pieza la vida que su madre ha levantado a costa del sufrimiento ajeno.
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Capítulo 15
Clara estaba sentada en la gran silla de cuero de su oficina en casa, rodeada de documentos y planos que habían sido parte de su vida durante años. Las luces tenues del estudio iluminaban el espacio con un brillo suave, mientras la noche se cernía sobre la villa. Sin embargo, por más que intentaba concentrarse en los detalles del proyecto que tenía delante, su mente seguía volviendo a un solo pensamiento: Isabella Tremblay.
Esa joven arquitecta… había algo en ella que Clara no podía sacarse de la cabeza. Había algo familiar, algo que había visto antes, algo que le recordaba a alguien. Clara intentaba recordar, pero los recuerdos se mezclaban y se desvanecían, dejando solo una sensación de inquietud. Su mente saltó, de manera involuntaria, a una imagen del pasado, a un tiempo en el que las cosas eran diferentes. Pero se sacudió esos pensamientos rápidamente. Había dejado ese pasado atrás por una razón.
Justo cuando sus pensamientos comenzaban a enredarse de nuevo, la puerta de la oficina se abrió suavemente y Sergio entró, rompiendo la línea de pensamientos de Clara. Sergio, su tercer esposo, era un hombre atractivo y seguro de sí mismo, características que habían sido parte de lo que atrajo a Clara hacia él. Su cabello oscuro comenzaba a mostrar las primeras señales de canas, pero su energía y vigor aún eran evidentes.
—¿Cómo estás, cariño? —preguntó Sergio con una sonrisa mientras se acercaba a ella.
Clara lo miró, su expresión algo distraída mientras trataba de dejar de lado las preocupaciones que la acosaban.
—Bien —respondió, pero había una nota de cansancio en su voz.
Sergio se sentó a su lado y, con suavidad, inclinó su cabeza hacia su vientre, acariciándolo con ternura. Era evidente que la llegada del nuevo bebé lo llenaba de emoción.
—¿Se ha movido? —preguntó con entusiasmo, como si esperara que el bebé respondiera a sus palabras.
Clara asintió ligeramente, viendo cómo Sergio hablaba en voz baja al bebé que crecía dentro de ella. Su mente, sin embargo, comenzó a divagar nuevamente. Pensó en el futuro que estaba construyendo con Sergio y este nuevo hijo, pero también, casi inevitablemente, su mente volvió a aquella pequeña niña que había dejado atrás tantos años antes.
Isabella. ¿Qué habría sido de ella si hubiera tomado una decisión diferente? ¿Qué habría sido de su vida si hubiera permanecido al lado de Jean-Luc y criado a su hija? ¿Habría llegado a tener el éxito que ahora disfrutaba? ¿Habría sido la mujer poderosa que era hoy? O, en cambio, ¿habría quedado atrapada en una vida de mediocridad, siendo simplemente la esposa de un arquitecto famoso?
La idea le repugnaba. Había tomado la decisión correcta, y la tomaría una y mil veces más si fuera necesario. Había elegido su camino, y ese camino la había llevado a donde estaba ahora: en la cima. No había espacio para los “qué hubiera pasado”. No podía permitirse el lujo de lamentar lo que había hecho.
Sergio, ajeno a los pensamientos que agitaban la mente de Clara, levantó la mirada y notó que ella estaba perdida en sus pensamientos. Con una sonrisa, la besó suavemente, buscando su atención. Clara lo miró a los ojos, pero su mente seguía dividida, con sombras del pasado y la certeza de que había hecho lo necesario.
De repente, Clara se inclinó hacia él, tomando su rostro entre sus manos. Su gesto fue más urgente, un intento de desviar su mente de los pensamientos que la acosaban. Con una mirada que no dejaba lugar a dudas, Clara guió a Sergio hacia abajo.
—Ahora, Sergio —dijo con un tono suave pero autoritario.
Sergio la miró, comprendiendo al instante lo que ella deseaba. Sin decir una palabra, comenzó a deslizarse hacia abajo, dispuesto a complacerla. Clara, sin perder el control, comenzó a deslizar su ropa interior por sus piernas con movimientos calculados, dejando que la prenda de encaje negro deslizara por sau piernas hasta que cayera al suelo.
Sergio, obediente a su deseo, se inclino y comenzo con pequeños besos, y lamiendo sus muslos, hasta llegar a su objetivo.
Mientras él la atendía, Clara cerró los ojos, tratando de concentrarse solo en las sensaciones físicas y alejar cualquier pensamiento de su mente. Pero incluso mientras Sergio se entregaba a ella, su mente no podía dejar de regresar a Isabella.
Mientras tanto, en un lujoso apartamento al otro lado de la ciudad, Isabella se encontraba en la habitación que Philippe le había asignado. La vista de Milán se extendía frente a ella a través de las enormes ventanas. Sostenía un vaso de whisky en la mano, sintiendo el calor del licor mientras lo bebía lentamente.
Observaba las luces de la ciudad, permitiendo que la tranquilidad del momento la envolviera. Pero incluso en esa calma, no podía olvidar por qué estaba allí. Justicia. Esa era la palabra que resonaba en su mente. No estaba allí solo para demostrar su valía como arquitecta, sino para ajustar cuentas, para hacer que alguien pagara por lo que había hecho.
Isabella sabía que el camino que había elegido era peligroso y lleno de obstáculos, pero estaba dispuesta a enfrentarlo. Ella lograría lo que se había propuesto, sin importar el costo.
Mientras tomaba otro sorbo de whisky, una determinación férrea se apoderó de ella. Miró una vez más hacia la vasta extensión de Milán, sabiendo que esa ciudad sería el escenario de su justicia. Y esta vez, no dejaría que nada ni nadie se interpusiera en su camino.
tiene buen argumento,
hasta el final todo esto está emocionante.
y lo peor es que está arrastrando así hija a ese abismo.
cual fue la diferencia que se quedará con el.
a la vida que si madre le hubiese dado..
Isabella merece tener un padre en toda la extensión de la palabra.
no te falles ni le falles.
la narración buena
la descripción como empieza excelente 😉🙂
sigamos..
la historia promete mucho