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EL LEGADO DE HELENA

EL LEGADO DE HELENA

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Secretos de la alta sociedad / Policial / Escena del crimen / Casos sin resolver
Popularitas:1.2k
Nilai: 5
nombre de autor: maite lucía

En una ciudad donde las apariencias son engañosas, Helena era la mujer perfecta: empresaria y una fiscal exitosa, amiga leal y esposa ejemplar. Pero su trágica muerte despierta un torbellino de secretos ocultos y traiciones. Cuando la policía inicia la investigación, se revela que Helena no era quien decía ser. Bajo su sonrisa impecable, ocultaba amores prohibidos, enemistades en cada esquina y un oscuro plan para desmantelar la empresa familiar de su esposo,o eso parecía.

A medida que el círculo de sospechosos y los investigadores comienzan a armar piezas clave en un juego de intrigas donde las lealtades son puestas a prueba

En un mundo donde nadie dice toda la verdad y todos tienen algo que ocultar, todo lo que parecía una investigación de un asesinato termina desatando una ola de secretos bien guardado que va descubriendo poco a poco.Descubrir quién mató a Helena podría ser más difícil de lo que pensaban.

NovelToon tiene autorización de maite lucía para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20: La Capilla del Amanecer

La noche florentina envolvía la ciudad mientras el equipo ultimaba los preparativos. En el apartamento de Via dei Neri, Carmen desplegó un plano antiguo de las Capillas Medici sobre la mesa..

—Miguel Ángel no solo era artista, sino un maestro de los mecanismos ocultos —explicó, señalando secciones específicas del diseño—. Los Medici lo contrataron para crear no solo belleza, sino secretos.

Carlos estudiaba el plano con escepticismo.

—¿Esperamos que un mecanismo renacentista siga funcionando quinientos años después?

—Los mejores secretos son aquellos que sobreviven a sus creadores —respondió Carmen—.

Miguel Ángel diseñó el sistema para activarse solo durante el equinoccio y el solsticio. Por suerte, estamos a solo un día del solsticio de verano.

Montero no podía apartar los ojos del relicario de Helena. Las iniciales H.Q. y G.N. entrelazadas representaban una historia de amor que nadie había mencionado en todos los años que conoció a la matemática.

—Necesito saber más —dijo a Carmen cuando quedaron momentáneamente a solas—. Sobre Helena y Gabriela.

Carmen lo observó con intensidad antes de extraer de su bolso una fotografía desgastada.

—Florencia, agosto de 1998 —señaló—. El último verano que pasaron juntas antes de la supuesta muerte de Gabriela.

La imagen mostraba a Helena y Gabriela en el Ponte Vecchio, abrazadas mientras observaban el atardecer sobre el Arno. La felicidad en sus rostros era evidente .

—Se conocieron cuando Helena vino a estudiar un semestre en Florencia —continuó Carmen—. Gabriela era guía en los Uffizi entonces, pero su verdadera pasión era la criptografía aplicada al arte renacentista. Teorías sobre mensajes ocultos en las grandes obras, códigos visuales en los frescos de la época.

—Teorías que resultaron ser ciertas —añadió Montero.

—Más de lo que nadie imaginaba —asintió Carmen—. Fue Gabriela quien primero sospechó sobre los Custodios de Venus. Helena la creía inicialmente obsesionada con conspiraciones, hasta que encontraron el primer documento en la Biblioteca Laurenciana.

Carmen extrajo otra fotografía: Helena, Gabriela, Santiago y Marcus, posando frente a un antiguo manuscrito.

—El equipo original —murmuró con nostalgia—. Los cuatro brillantes que descubrieron el secreto mejor guardado del Renacimiento.

—¿Qué salió mal?

—Santiago —respondió Carmen simplemente—. Su brillantez siempre estuvo teñida de ambición. Cuando comprendió el potencial del algoritmo que estaban descifrando, comenzó a trabajar en secreto. Helena lo descubrió demasiado tarde.

Velasco interrumpió la conversación.

—Es hora —anunció—. Debemos movernos si queremos llegar antes que Vázquez.

La noche cubría Florencia cuando el equipo se dividió. Carlos y Velasco establecerían un perímetro alrededor de la Capilla Medici, mientras Montero acompañaría a Carmen hasta el interior. Campos vigilaría el hotel de Vázquez, alertando sobre cualquier movimiento.

—Hay algo más que debes saber —dijo Carmen mientras avanzaban por las calles adoquinadas—. Hubo un quinto miembro en el grupo de Cambridge. Alguien que nunca apareció en las fotografías oficiales.

—¿Quién?

—Elisa Montalvo —respondió Carmen—. Arqueóloga española. Experta en tecnología antigua. Y el primer gran amor de Helena.

Montero sintió una punzada de sorpresa. Otra persona en la vida de Helena que desconocía por completo.

—Elisa y Helena se conocieron en la Universidad Complutense —continuó Carmen—. Fueron inseparables durante tres años antes de Cambridge. Su relación terminó cuando Elisa recibió una beca para excavar en Alejandría.

—¿Alejandría? —la coincidencia era demasiado obvia—. ¿Como Hypatia?

—Exactamente —confirmó Carmen—. Elisa fue quien inspiró la fascinación de Helena por Hypatia de Alejandría. Le enviaba cartas detallando sus descubrimientos sobre la matemática antigua.

Cuando la relación terminó, Helena conservó esa conexión con Hypatia como un homenaje silencioso.

Las campanadas distantes marcaron la medianoche mientras llegaban a la Capilla Medici. La plaza estaba desierta, iluminada tenuemente por farolas que proyectaban sombras fantasmales sobre las fachadas renacentistas.

Carmen extrajo una llave de aspecto antiguo.

—Ventajas de ser restauradora —murmuró con una sonrisa cómplice—. Acceso a lugares normalmente vedados al público.

El interior de la capilla era sobrecogedor en la penumbra. Las esculturas de Miguel Ángel parecían observarlos con sus ojos de mármol mientras avanzaban hacia el altar.

—Helena debió sufrir mucho —comentó Montero mientras esperaban—. Tantas pérdidas, tantas traiciones.

—Helena era extraordinaria precisamente porque comprendía que amar es arriesgarse a perder —respondió Carmen—. Nunca se arrepintió de ningún amor, por doloroso que fuera su final.

Un mensaje de Campos interrumpió la conversación: "Vázquez en movimiento. No está solo. Se dirige hacia ustedes."

Carmen consultó su reloj.

—Tenemos una hora antes del amanecer. Necesitamos activar el mecanismo antes que ellos.

Montero recorrió el altar con su linterna, buscando alguna pista.

—¿Cómo funciona exactamente?

—El rayo de sol debe incidir en un punto preciso del altar —explicó Carmen—. Pero podemos adelantarnos usando luz artificial si conocemos el ángulo exacto.

De su bolso extrajo un pequeño láser y lo posicionó cuidadosamente.

—Gabriela dedicó años a calcular la trayectoria exacta —murmuró, ajustando el ángulo con precisión milimétrica.

El rayo de luz roja impactó en una pequeña gema incrustada en la decoración marmórea del altar, previamente invisible en la penumbra. La piedra refractó el haz, proyectándolo hacia un punto específico en la pared lateral.

Un chasquido metálico rompió el silencio. Una sección del altar se deslizó silenciosamente, revelando un compartimento oculto.

Dentro encontraron un cilindro metálico antiguo. Carmen lo extrajo con reverencia.

—El token original de Alberti —murmuró—. La inspiración para los sistemas modernos de cifrado.

—¿Qué contiene? —preguntó Montero, fascinado.

—Las instrucciones para construir la primera máquina pensante —respondió una voz desde la entrada de la capilla—. Y ahora, me lo entregarán.

Santiago Vázquez avanzó hacia ellos con paso tranquilo, seguido por Marcus Brenner y dos hombres armados. Su sonrisa confiada contrastaba con la tensión del momento.

—Carmen, qué sorpresa encontrarte aquí —saludó con falsa cordialidad—. Creí que habías dejado este juego hace años.

—Algunos juegos nunca terminan, Santiago —respondió ella con frialdad—. Solo cambian los jugadores.

Vázquez se detuvo a pocos metros, observando el token en la manos de Carmen.

—Helena siempre supo que este día llegaría —dijo—. Por eso creó a Hypatia.

—¿Qué es exactamente Hypatia? —preguntó Montero, intentando ganar tiempo.

—Un algoritmo dentro del algoritmo —respondió Vázquez—. Un caballo de Troya dentro de El Ingeniero, diseñado por Helena para activarse en un momento preciso. Mañana.

Marcus Brenner dio un paso adelante. Su expresión tensa contrastaba con la calma de Vázquez.

—El algoritmo está incompleto sin la clave original —intervino—. La que Alberti ocultó en ese token

Un nuevo mensaje en el teléfono de Montero: "Respaldo en camino. Resiste. —Campos"

—Helena nunca aprobó en lo que convertiste El Ingeniero —dijo Carmen, sosteniendo firmemente e ltoken —. Lo que debía ser una herramienta de conocimiento, tú lo transformaste en un instrumento de control.

—Control necesario para un mundo caótico —respondió Vázquez—. ¿Crees que no vi lo que se avecinaba? El algoritmo predictivo era la única manera de anticiparnos al colapso.

—¿A costa de la libertad? —cuestionó Montero.

Vázquez lo miró con algo parecido a la lástima.

—La libertad es una ilusión, Inspector. Todos somos predecibles, todos seguimos patrones. Helena lo entendió demasiado tarde.

Un destello en los ojos de Carmen captó la atención de Montero. Un movimiento casi imperceptible hacia la derecha.

—Hay algo que nunca pudiste predecir, Santiago —dijo Carmen—. Algo que tus algoritmos jamás calcularon correctamente.

—¿Qué sería eso? —preguntó Vázquez con arrogancia.

—El amor verdadero —respondió una voz femenina desde las sombras.

Una figura esbelta emergió por una puerta lateral. Gabriela Neri, o Vittoria Conti como se hacía llamar ahora, avanzó hacia ellos con paso firme. Los años habían añadido elegancia a su belleza, pero conservaba la misma intensidad en la mirada que mostraban las fotografías antiguas.

—Gabriela —murmuró Vázquez, su compostura quebrada por primera vez—. Imposible.

—Sorpresa, Santiago —sonrió ella con frialdad—. No todos los fantasmas permanecen en el pasado.

El desconcierto en el rostro de Vázquez fue momentáneo. Recuperó rápidamente su calma calculada.

—Una variable inesperada, lo admito —concedió—. Pero no cambia el resultado final.

Los primeros rayos del amanecer comenzaban a filtrarse por los vitrales de la capilla, tiñendo el mármol de tonos dorados.

—Te equivocas —respondió Gabriela—. Cambia todo.

De entre sus ropas extrajo un objeto que Montero reconoció inmediatamente: el relicario que había encontrado en la taquilla de la estación.

—Helena siempre supo que este día llegaría —continuó Gabriela—. Por eso dividió la clave. El token es solo la mitad del secreto.

Con un movimiento preciso, Gabriela abrió el relicario. En su interior no había fotografías ni mechones de cabello, sino un disco metálico con inscripciones concéntricas.

—La rueda de cifrado complementaria —explicó—. Sin ella, el token es inútil.

Vázquez hizo un gesto y sus hombres levantaron sus armas.

—Entréguenme ambos dispositivos. Ahora.

El sol ascendía lentamente, sus rayos avanzando inexorablemente hacia el altar. Cuando la luz natural alcanzó la misma gema que Carmen había iluminado con su láser, algo inesperado ocurrió.

Un segundo compartimento se reveló en el lado opuesto del altar, conteniendo lo que parecía ser un antiguo manuscrito.

—El verdadero legado de Alberti —murmuró Gabriela—. Lo que Helena y yo descubrimos hace veinticinco años.

El sonido de pasos apresurados interrumpió el momento. Carlos y Velasco irrumpieron en la capilla con las armas desenfundadas, seguidos por un equipo táctico.

—Policía! ¡Bajen las armas! —ordenó Velasco.

En el caos que siguió, Montero observó a Marcus Brenner retroceder silenciosamente hacia una salida lateral. La mirada que intercambió con Gabriela contenía un mensaje que no pudo descifrar.

Mientras las fuerzas especiales sometían a los hombres de Vázquez, Carmen aseguró tanto el token como el manuscrito recién descubierto. Gabriela guardó nuevamente el disco en el relicario.

—Esto no termina aquí —advirtió Vázquez mientras lo esposaban—. El Ingeniero ya está en marcha. Solo Hypatia puede detenerlo ahora.

—Entonces activaremos a Hypatia —respondió Montero con determinación.

—No sin Helena —contradijo Vázquez con una sonrisa enigmática—. El algoritmo está vinculado a su patrón neuronal único. Nadie más puede activarlo pero que paso si Helena esta muerta .

El sol iluminaba completamente la capilla ahora, revelando la belleza de los mármoles y esculturas de Miguel Ángel. Un nuevo día comenzaba en Florencia, pero Montero sentía que estaban más lejos que nunca de resolver el misterio.

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Michica Omegavers
espero que le guste
Silvia Barreto
hermosa istoria
Fina
actualiza mija que esto es un enrredo total , elena amo a todo 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers: Helena es casi inmortal más a delante lo vas a dar cuentas tal vez no hemos llegado allí todavía mi querida Helena era bisexual.espero que sea de su agrado Helena es una cajita de sorpresas 😃
Michica Omegavers: falta más jajaja
total 2 replies
Fina
no puedo con tanto , 🤣🤣🤣🤣
Michica Omegavers
muchas gracias 😊 voy a seguir subiendo más capítulos
Hector Figueroa
Está bien interesante esta historia del asesinato de Helena
Michica Omegavers
No lo puedo encontrar
Lee la mia/Smile/
Michica Omegavers: esta bien
total 1 replies
Es interesante
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