Hacía ocho años que Valentina Rossi se había visto obligada a casarse con Leonardo Bianchi. Ambos provenían de familias influyentes , pero siempre habían vivido separados y ni siquiera habían consumado el matrimonio.
Sin embargo, ahora Valentina deseaba buscar su propia felicidad, por lo que decidió pedirle el divorcio a Leonardo. Su respuesta fue clara: él era su marido y sería también quien le proporcionaría esa felicidad.
Al principio, Valeria se negó a intentarlo siquiera; al fin y al cabo, Leonardo un conocido donjuán. Pero las circunstancias, incluyendo la crisis de salud de su padre, lo empujaron a reconsiderar su decisión y la hicieron cambiar de opinión.
NovelToon tiene autorización de Araceli Settecase para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 16 : Consejos en una Copa de Vino
Luca miró su reloj, nervioso. Había pasado semanas reflexionando sobre sus sentimientos por Claudia, y finalmente decidió que necesitaba consejo. Leonardo era la única persona a la que podía recurrir. A pesar de sus diferencias y las complejidades de su relación con Valentina, Leonardo había demostrado ser un hombre sensato y experimentado.
A las siete de la tarde, Luca se encontraba en la entrada de la casa principal del viñedo, esperando a Leonardo. Los rayos del sol se estaban desvaneciendo, bañando el viñedo en tonos dorados. Luca suspiró, sintiendo la brisa fresca de la tarde. Había preparado una selección de vinos especiales, esperando que ayudaría a suavizar la conversación que estaba por tener.
Leonardo llegó puntualmente, descendiendo de su elegante coche con una actitud relajada. "Buenas tardes, Luca", saludó, estrechando su mano firmemente. "Me alegra que me hayas invitado. Necesitaba un respiro."
"Buenas tardes, Leonardo. Gracias por venir", respondió Luca, tratando de ocultar su nerviosismo. "Vamos a la terraza. Preparé algunos vinos que creo que te gustarán."
Caminaron juntos hasta la terraza, donde una mesa estaba elegantemente dispuesta con copas de vino y una selección de quesos y frutas. El paisaje del viñedo era impresionante, ofreciendo una vista panorámica que siempre lograba calmar los nervios de Luca.
"Este lugar es realmente hermoso", comentó Leonardo, tomando asiento. "Nunca me canso de la vista."
"Es uno de los privilegios de trabajar aquí", coincidió Luca, sirviendo las primeras copas de vino. "Espero que te guste este Merlot. Es uno de mis favoritos."
Leonardo tomó un sorbo y asintió con aprobación. "Excelente elección. Ahora, dime, Luca, ¿qué es lo que te preocupa? No creo que esta invitación sea solo para disfrutar de un buen vino."
Luca respiró hondo, sabiendo que era el momento de abrirse. "Tienes razón. Necesito tu consejo, Leonardo. Se trata de Claudia."
Leonardo arqueó una ceja, mostrando interés. "Claudia, la prima de Valentina. ¿Qué ocurre con ella?"
"Me gusta", admitió Luca, mirando su copa de vino como si buscara las palabras adecuadas en el fondo del cristal. "Claudia es increíble. Es joven, llena de vida y... ha cambiado mi mundo por completo."
Leonardo se recostó en su silla, contemplando a Luca con una mezcla de sorpresa y curiosidad. "Entiendo. ¿Pero cuál es el problema exactamente?"
Luca soltó un suspiro, decidiendo ser completamente honesto. "La diferencia de edad. Claudia tiene solo 16 años y yo tengo 30. No puedo evitar sentirme como un tonto por estar atraído por ella. Es tan joven, debería estar disfrutando de su vida sin complicaciones."
Leonardo asintió lentamente, comprendiendo la gravedad del dilema de Luca. "Es una situación complicada, sin duda. Pero dime, ¿qué es lo que realmente te preocupa? ¿Es el juicio de los demás o tus propios sentimientos?"
"Ambos", admitió Luca. "La sociedad no lo entendería y, además, me siento culpable. He pasado por muchas cosas en mi vida y tengo cicatrices que no quiero imponerle a Claudia. Ella merece a alguien que pueda darle una vida despreocupada, no a alguien como yo."
Leonardo tomó otro sorbo de vino, reflexionando. "La vida siempre será complicada, Luca. Nadie tiene un pasado perfecto, y todos cargamos con nuestras propias cicatrices. Lo importante es cómo manejamos esas cicatrices y cómo decidimos avanzar. Claudia parece ser una persona madura y capaz de tomar sus propias decisiones."
Luca asintió, apreciando la sabiduría en las palabras de Leonardo. "Tienes razón. Pero todavía me preocupa que pueda lastimarla. No quiero ser la razón por la que pierda su inocencia o su alegría de vivir."
Leonardo lo miró con seriedad. "Luca, si tus sentimientos por Claudia son sinceros, y si ella siente lo mismo por ti, lo mejor que puedes hacer es ser honesto con ella. Habla de tus preocupaciones, de tus miedos, y dale la oportunidad de decidir por sí misma. Ella tiene derecho a saber lo que sientes y a tomar sus propias decisiones."
Luca meditó las palabras de Leonardo, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros. "Gracias, Leonardo. Necesitaba escuchar eso. A veces, es difícil ver las cosas con claridad cuando estás en medio del torbellino."
Leonardo sonrió, levantando su copa en un brindis. "Para eso están los amigos. Y ahora, basta de preocupaciones. Vamos a disfrutar de este excelente vino y de la buena compañía."
Ambos brindaron, sintiendo que la conversación había aliviado las tensiones. Mientras seguían disfrutando de la velada, Luca se dio cuenta de que tenía más claridad sobre sus sentimientos y cómo debía proceder.
La noche avanzó, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo. Leonardo y Luca continuaron hablando, esta vez sobre temas más ligeros. Rieron, compartieron historias y disfrutaron de la tranquilidad que solo un lugar como el viñedo podía ofrecer.
Finalmente, cuando la noche estaba en su punto más oscuro, Leonardo se levantó para irse. "Gracias por la invitación, Luca. Ha sido una noche muy agradable."
"Gracias a ti por venir y escucharme, Leonardo. Significa mucho para mí", respondió Luca, acompañándolo hasta la puerta.
"Recuerda lo que te dije, Luca. La honestidad y la comunicación son clave. Estoy seguro de que encontrarás la manera de manejar esta situación."
Con esas palabras, Leonardo se despidió y se dirigió a su coche. Luca se quedó de pie en la entrada, viendo cómo las luces traseras del coche desaparecían en la distancia. Se sentía más ligero, con una nueva determinación creciendo dentro de él.
Entró en la casa, decidido a seguir el consejo de Leonardo. Sabía que la conversación con Claudia no sería fácil, pero también sabía que era necesaria. Debía ser honesto con ella, compartir sus miedos y preocupaciones, y dejar que ella decidiera lo que quería hacer.
Esa noche, Luca se acostó con una mezcla de nervios y esperanza. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesto a enfrentarlo. Claudia significaba mucho para él, y estaba decidido a encontrar la manera de estar a su lado, sin importar los obstáculos.
Los días siguientes pasaron rápidamente. Luca se concentró en su trabajo en el viñedo, pero sus pensamientos siempre volvían a Claudia. Sabía que debía hablar con ella pronto, pero quería encontrar el momento adecuado, un momento en el que ambos pudieran hablar sin interrupciones.
Finalmente, una tarde, después de un largo día de trabajo, Luca decidió que era el momento. Encontró a Claudia en la terraza, disfrutando de una taza de té y la vista del viñedo. Tomó una respiración profunda y se acercó a ella, sintiendo que su corazón latía con fuerza.
"Claudia, ¿puedo hablar contigo?", preguntó, tratando de mantener la calma.
Claudia levantó la vista y sonrió. "Claro, Luca. ¿Qué pasa?"
Luca se sentó a su lado, buscando las palabras adecuadas. "He estado pensando mucho últimamente, sobre nosotros. Sobre mis sentimientos por ti."
Claudia lo miró con curiosidad, pero también con una calma que lo sorprendió. "Adelante, Luca. Estoy escuchando."
"Claudia, me gustas. Me gustas mucho. Pero no puedo evitar preocuparme por la diferencia de edad entre nosotros. Tú tienes toda tu vida por delante, y yo tengo mis propias cicatrices y experiencias que no quiero imponerte."
Claudia lo escuchó atentamente, sin interrumpirlo. Luca continuó, sintiendo que debía ser completamente honesto. "No quiero que sientas que te estoy presionando o que te estoy imponiendo mis problemas. Solo quiero que sepas lo que siento y lo que me preocupa. Y quiero que tú tomes la decisión que consideres mejor para ti."
Claudia sonrió, tomando la mano de Luca. "Luca, aprecio tu honestidad. Y entiendo tus preocupaciones. Pero también quiero que sepas que mis sentimientos por ti son reales. Me importa lo que piensas y lo que sientes. Quiero que encontremos la manera de manejar esto juntos."
Luca sintió una oleada de alivio y gratitud. "Gracias, Claudia. Eso significa mucho para mí."
Claudia se acercó a él, mirándolo a los ojos. "Luca, no sé qué deparará el futuro, pero sé que quiero estar a tu lado. Quiero que enfrentemos esto juntos, sin importar los obstáculos."
Luca la abrazó, sintiendo que finalmente había encontrado una paz que había estado buscando durante mucho tiempo. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que con Claudia a su lado, podía enfrentar cualquier cosa.
Mientras se abrazaban, Luca sintió que todo había valido la pena. Los miedos, las preocupaciones y las dudas se desvanecieron, reemplazados por una determinación renovada y un amor que sabía que podía superar cualquier cosa.
Esa noche, mientras se sentaban en la terraza, disfrutando de la vista del viñedo y de la compañía del otro, Luca y Claudia se sentían más conectados que nunca. La conversación honesta había reforzado sus lazos y les había permitido entenderse mejor.
Luca no pudo evitar pensar en cómo había cambiado su vida desde la llegada de Claudia. Ella había traído luz y alegría, algo que no sabía que le hacía tanta falta. Cada día se sentía más afortunado de tenerla cerca, y esa noche, sentado junto a ella, decidió que haría todo lo posible por hacerla feliz.
“Claudia, gracias por estar aquí”, dijo Luca suavemente. “No sabes cuánto significas para mí.”
Claudia sonrió y se acercó más a él, apoyando su cabeza en su hombro. “Yo también te aprecio, Luca. No puedo imaginar estar en ningún otro lugar.”
Mientras contemplaban las estrellas, Luca sintió que, a pesar de las dificultades y las preocupaciones, habían encontrado algo especial el uno en el otro. Y por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentir esperanza y alegría por el futuro.
A la mañana siguiente, la paz y la tranquilidad del viñedo fueron interrumpidas por la llegada inesperada de Leonardo. Su coche se detuvo bruscamente en la entrada, levantando una nube de polvo. Luca y Claudia, que estaban en la cocina desayunando, se miraron sorprendidos.
Leonardo entró a la casa con una expresión seria en el rostro. “Luca, necesito hablar contigo”, dijo, sin saludar a nadie más.
Luca asintió, sintiendo una ligera inquietud. Se levantó de la mesa y siguió a Leonardo a la sala de estar. Claudia los observó desde la distancia, preocupada.
“¿Qué pasa, Leonardo?”, preguntó Luca, una vez que estuvieron a solas.
Leonardo se pasó una mano por el cabello, claramente molesto. “Es sobre Claudia”, comenzó. “No puedo permitir que esta relación continúe sin poner mis cartas sobre la mesa.”
Luca frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”
Leonardo lo miró directamente a los ojos. “Claudia es joven, y aunque ella piense que sabe lo que quiere, hay muchas cosas que aún no entiende sobre la vida. Quiero que tengas cuidado con ella. No quiero verla herida.”
Luca sintió un nudo en el estómago, pero mantuvo la calma. “Leonardo, mis sentimientos por Claudia son sinceros. Nunca haría nada para lastimarla.”
Leonardo asintió, aunque su expresión no se suavizó del todo. “Eso espero, Luca. Porque si algo le pasa, tendrás que responder ante mí.”
Luca sintió la seriedad en las palabras de Leonardo y asintió. “Lo entiendo, y no te preocupes. Claudia es muy importante para mí. Haré todo lo posible por protegerla y cuidarla.”
Leonardo finalmente pareció relajarse un poco. “Confío en tu palabra, Luca. Solo recuerda lo que te he dicho.”
Con esas palabras, Leonardo se giró y salió de la casa, dejando a Luca con una sensación de inquietud. Sabía que debía tomar la advertencia en serio, pero también sabía que sus sentimientos por Claudia eran genuinos y fuertes.
Volvió a la cocina, donde Claudia lo esperaba con una expresión preocupada. “¿Está todo bien?”, preguntó ella.
Luca asintió, aunque su mente todavía estaba ocupada con las palabras de Leonardo. “Sí, todo está bien. Solo quería hablar sobre algunas cosas.”
Claudia no parecía convencida, pero no presionó más. En cambio, tomó la mano de Luca y le sonrió. “Lo importante es que estamos juntos. Todo lo demás lo resolveremos con el tiempo.”
Luca sonrió, sintiendo que a pesar de todo, estaban en el camino correcto. Claudia tenía razón. Mientras estuvieran juntos, podrían superar cualquier obstáculo.
Días después, Luca se encontró con Leonardo en el viñedo. Decidió que era el momento de ser honesto con él sobre sus sentimientos y preocupaciones.
“Leonardo, he estado pensando mucho en lo que dijiste”, comenzó Luca. “Y quiero que sepas que entiendo tus preocupaciones. Claudia es joven y tiene toda una vida por delante. Pero mis sentimientos por ella son reales. No puedo negar lo que siento.”
Leonardo lo observó en silencio, evaluando cada palabra. Finalmente, asintió. “Lo sé, Luca. Solo espero que seas consciente de las implicaciones de esta relación. Claudia merece lo mejor, y quiero asegurarme de que lo tendrá.”
Luca asintió, comprendiendo la seriedad del asunto. “Lo haré, Leonardo. Haré todo lo posible por hacerla feliz y protegerla.”
Con esas palabras, los dos hombres encontraron un entendimiento mutuo. Aunque la situación no era fácil, ambos estaban comprometidos a hacer lo mejor para Claudia.
Esa noche, Luca y Claudia se encontraron nuevamente en la terraza, disfrutando de la tranquilidad del viñedo. Aunque había muchas incertidumbres, se sentían más unidos que nunca.
“Claudia, quiero que sepas que haré todo lo posible por protegerte y hacerte feliz”, dijo Luca, tomando su mano.
Claudia sonrió, sus ojos brillando con emoción. “Luca, sé que lo harás. Y quiero que sepas que yo también estoy aquí para ti, pase lo que pase.”
Mientras se abrazaban bajo el cielo estrellado, ambos sabían que aunque el camino por delante sería difícil, lo enfrentarían juntos, con amor y determinación.
saludos y bendiciones desde CHILE 🇨🇱🇨🇱🇨🇱🤗🤗
Agradezco profundamente cada comentario y crítica que recibo sobre mis obras, ya que todas aportan a mi crecimiento como escritora. Sin embargo, me gustaría tomar un momento para reflexionar juntos sobre algunas críticas que pueden ser percibidas como ofensivas.
Entiendo que no todos disfruten de mis escritos de la misma manera y respeto todas las opiniones. No obstante, es importante recordar que la crítica constructiva es aquella que aporta sugerencias y comentarios útiles que pueden ayudar a mejorar el trabajo. Este tipo de crítica es invaluable y siempre bienvenida.
Quisiera también recordarles que quienes escribimos estas obras lo hacemos por amor a la escritura, no necesariamente como profesionales, sino como apasionados por contar historias y compartirlas con ustedes. Escribir es una parte esencial de nuestra vida y lo hacemos con la intención de conectar y entretener, no siempre con el dominio técnico de un autor consagrado.
Los invito a que sigamos compartiendo nuestras impresiones con respeto y empatía, recordando siempre que detrás de cada obra hay una persona que ha puesto su corazón y esfuerzo en ella. Sus opiniones son importantes, y cuando se expresan de manera constructiva, tienen el poder de contribuir positivamente al proceso creativo.
Gracias por su comprensión y apoyo continuo.
Con aprecio,
Araceli Settecase