Atrapados Por El INSTINTO

La mañana siguiente era vibrante y fresca, llena de promesas que flotaban en el aire. Leon se despertó con el amanecer, aún sintiendo la carga de la noche anterior, pero con una claridad renovada. Había decidido actuar: el regreso a casa no sería solo una cuestión de distancias, sino de estar presente y ser una fortaleza para Oliver. Con un suspiro profundo, preparó café y vio cómo la luz dorada del sol se filtraba a través de las ventanas, dibujando patrones en la mesa.

Sin embargo, mientras se preparaba para su vuelo de regreso, una serie de mensajes empezaron a iluminar la pantalla de su teléfono. El primer era de Oliver, un simple "Espero que estés bien". Sonrió al leerlo, sintiendo una calidez en su pecho. Pero eso pronto se desvaneció cuando un mensaje de su colega, Alberto, apareció, cargado de tensión.

—Leon, hay algo urgente que debemos discutir. Te lo diré en el aeropuerto.

La alerta en el mensaje era inconfundible. Tras varias preguntas y sin muchas respuestas, Leon cerró los ojos, resignado a que el día empezaría con una sombra de inquietud. Tras un rápido recorrido por las calles de la ciudad, se encontró en el aeropuerto, donde la imagen de su reflejo en las enormes vidrieras le recordó el impulso de regresar a Oliver.

Alberto lo esperaba en el área de espera, con el semblante tenso y nervioso. La ansiedad era palpable entre ellos.

—¿Qué está pasando? —preguntó Leon, mientras se dejaban llevar a una esquina del café que había allí.

Alberto tomó una bocanada de aire, como si estuviera a punto de soltar una bomba. —Es sobre Will. Ha vuelto.

El nombre resonó en la mente de Leon, trayendo consigo un torrente de recuerdos celosos y resentidos. Will Soler, el rival que había competido con él en casi todos los aspectos de su carrera, desde proyectos hasta promociones. Su forma de ser era una mezcla de arrogancia y talento. Pero lo que más le impactaba a Leon era la historia que había tras su relación: no solo eran enemigos profesionales, también habían tenido un pasado complicado que siempre pareció estar teñido de traiciones.

—¿Qué quieres decir con que ha vuelto? —Leon apretó los dientes, sintiendo una oleada de enojo y frustración brotar en él—. ¿Dónde está?

—Su empresa ha abierto una oficina aquí, y ya ha comenzado a hacer movimientos para intentar socavar nuestras relaciones con algunos de los clientes clave que hemos conseguido. Ha estado hablando con algunas de las personas en el departamento de marketing —dijo Alberto, apretando los labios en una línea delgada de preocupación—. Y lo peor es que… está insinuando que podrías no ser la persona adecuada para el contrato que estamos gestionando.

—Eso es absurdo, —Leon frunció el ceño, negando con la cabeza—. Sé que soy capaz de manejarlo.

—Lo sé, pero su influencia es peligrosa. Ha comenzado a hacer circular rumores. Dijo que tu enfoque puede llevar a que el proyecto se hunda. Está sembrando la duda, y sabes cómo funcionan estas cosas: una chispa puede hacer que el fuego se extienda rápidamente.

El aire en el café se sintió pesado. Leon sintió que la preocupación le tiraba hacia abajo, una sombra que indicaba que no había límites a lo que Will podría hacer por arruinar su vida, tanto profesional como personalmente, y eso lo llenaba de furia.

—Tengo que confrontarlo. No puedo dejar que esto vaya más allá. Si quiere guerra, la tendrá —dijo Leon, sus ojos llenos de determinación.

—Es un movimiento arriesgado. Podría hacer que las cosas se tornen más tensas y quizás te saboteé aún más. Podría afectar no solo tu carrera, sino también… —Alberto se detuvo, buscando las palabras adecuadas.

—También a Oliver, —completó Leon, un escalofrío recorriendo su espalda.

La idea de que Will usara sus métodos para afectar su relación con Oliver era insoportable. Se repitió a sí mismo que el amor lo podía todo, y que juntos enfrentarían cualquier tormenta. Pero nunca había anticipado que Will podría transformarse en una tormenta de su vida.

Ya en el vuelo, Leon pensó en cómo manejaría esta situación. Era evidente que el regreso no sería solo un abrazo entre él y Oliver; había una batalla que pelear, un campo de minas que atravesar. Su mente se transformó en un torbellino de pensamientos y estrategias; debía ser metódico.

Finalmente, el avión aterrizó, y la emoción que embargaba a Leon se mezcló con el nerviosismo. La hora del reencuentro con Oliver era lo que realmente más deseaba. Sin embargo, con el peso de la traición aún latente, no podía evitar preguntarse si Will estaría acechando en las sombras.

Cuando llegó a casa, Oliver lo esperaba en la puerta, su sonrisa iluminando la tarde.

—¡Leon! —exclamó, corriendo hacia él y abrazándolo con fuerza. Leon sintió que el peso del mundo se desvanecía en ese instante.

—He estado pensando en ti —dijo Leon, sus palabras verdaderas y llenas de un cariño profundo.

La conexión fue instantánea, como si el tiempo y la distancia nunca hubieran existido. Sin embargo, mientras se sentaban a cenar y conversaban sobre trivialidades, Leon sintió que el monstruo que acechaba en su mente exigía su atención.

—Hay algo de que debo hablar contigo —dijo Leon, nervioso, mientras miraba a Oliver a los ojos.

—Claro, lo que necesites. —Oliver detuvo sus movimientos, su expresión se tornó seria—. ¿Qué pasa?

Leon respiró hondo, absorbiendo la mirada preocupada de su socio. —Es sobre Will Soler. Ha regresado y está intentando socavar mi carrera en el trabajo. Y yo… no sé qué significa esto para nosotros.

Oliver frunció el ceño, el nombre de Will provocando una chispa de desconfianza. —¿Qué quieres decir con "socavar tu carrera”? Leon, siempre que tú lo desees, siéntete libre de pelear. La gente así siempre te tendrá miedo, y todo lo que haga probablemente se volverá en su contra.

—No es solo eso, Oliver. Está utilizando tácticas sucias y podría incluso afectarte de manera indirecta. No quiero que utilice esto en tu contra. Quiero protegerte, tanto como protegerme a mí mismo.

Oliver lo observó, sus ojos siembran de complicidad, y luego se deslizó hacia cerca de él, apoyando su mano sobre la de Leon. —No te preocupes por mí. No voy a ser una víctima en este juego. Si Will tiene intenciones de amenazarte, quiero que lo enfrentemos juntos.

Leon sintió que el amor y la lealtad de Oliver lo envolvían y lo empoderaban. Aunque la sombra de Will seguía presente, sabía que no estaba solo en esta batalla. Lo que había comenzado como un conflicto profesional con su antiguo rival también era una oportunidad para fortalecer su relación con Oliver.

Cuando lo abrazó, sintió una corriente eléctrica de poder que se expandía a través de ambos. La traición de Will no sería un obstáculo, sino un impulso para luchar por su relación y sus sueños. En lugar de dejar que el miedo dominara su vida, se comprometió a enfrentar cada obstáculo con valentía.

Leon planeó sus próximos movimientos, pero en su corazón, sabía que había algo más importante que cualquier contrato o rival: la transparencia y el apoyo mutuo eran la base de su conexión. Así, mientras los desafíos se acercaban, Leon sabía que el amor y la confianza estarían a su lado en cada paso que dieran. La batalla apenas comenzaba, pero frente a la inminente tormenta, estaba decidido a no quedarse de pie en la sombra; estaban listos para desenmascarar cualquier traición que se interpusiera en su camino.