Valien Daher, la heroína del imperio, rechaza firmemente el compromiso con el príncipe heredero. ¿Por qué? Porque ella es una reencarnada, ella sabe que su prometido la traicionará y eso la llevará a la muerte sin importar lo que ella hizo por su imperio.
Decidida a cambiar ese destino, Valien pide un compromiso, pero no con el príncipe heredero. Ella elige al archiduque Carl Pott, un hombre mayor y misterioso. ¿Podrá cambiar su destino siendo la esposa del archiduque?
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Primera vez
—No debiste tentar a una fiera, si no la conoces. No sabes si ha sido alimentada— sus ojos estaban llenos de lujuria y deseo, Valien lo pudo ver y solo sonrió.
Sin ningún cuidado, desgarró el vestido de Valien y se acercó a sus sen0s, haciendo que ella se exaltara por lo que esto provocó. Carl, comenzó a masajear uno de sus pechos, mientras que al otro lo lamía con algo de brusquedad, sin embargo no incomodó para nada a la joven rubia, si no que eso estaba haciendo que su cuerpo reaccionara de una manera excitante.
Claro que ella no se quedaría atrás y acarició los brazos, la espalda y el rostro de Carl, para después bajar una de sus manos y encontrarse con esa dureza muy bien formada, entre las piernas de su esposo, desabrochó el pantalón de Carl y pudo sostener por fin aquello que tenían guardado muy bien, acto que hizo exaltar al archiduque. Después, Valien inició un suave masaje en aquella zona y el miembro endureció aún más, así fue hasta que logró hacer que su esposo llegara al éxtasis.
—¿Quién eres?— con jadeos, preguntó
—Tu esposa, ¿quién más?, ahora date prisa y hazme tuya ya— su mirada era de súplica, el grado de tentación en la que estaban, ya no tenía vuelta atrás, quería continuar hasta terminar.
Carl no se hizo esperar y con un poco de más cuidado, se colocó entre las piernas de su esposa y se acomodó muy bien para hacer sus movimientos, poco a poco, introdujo su dureza en el cálido interior de su mujer y ésta, arqueó la espalda para dejar que entrara fácilmente, aunque dolió al principio, después fue una mezcla de placer y deseo, algo que ya extrañaba demasiado. Aunque ciertamente, después de un tiempo, Carl comenzó con movimientos más bruscos, sin detenerse, lo que aumentó las ganas de continuar.
Los actos maritales siguieron por toda la tarde hasta que se hizo de noche. Algunos sirvientes alcanzaron a escuchar los ruidos provenientes de la habitación de su señor y por esa razón quedó estrictamente prohibido subir al segundo piso.
—¿Estás cansada?— una voz más amable preguntó.
—Estoy bien, lo único que necesito ahora, es un baño y comer algo, quiero reponer fuerzas— contestó, se dio la vuelta, e intentó ponerse de pie para ir al baño.
Al poner un pie en el piso, sintió como sus piernas no le respondían y cayó en un segundo, esto alertó al archiduque y enseguida la levantó en brazos.
—Creo que fui bastante rudo, no creí que esto te afectaría de esta manera— su sorpresa parecía ser verdadera.
—No entiendo porque debería ser de otra forma, al ser la primera vez es normal— dijo esto como si fuera lo más normal, lo que hizo que Carl abriera los ojos tan grande, pareciendo que se saldrían.
—Te llevaré al baño, si necesitas algo me avisas— aún seguía desconcertado con la revelación, pero pronto sabría si su esposa estaba diciendo la verdad.
Dejó a Valien en el baño, afortunadamente con algo de magia, de una pequeña llave, salía agua caliente, así que Valien pudo darse un buen baño a gusto.
Por su parte Carl, recogió la sábanas de su cama y al alzar todas la sueltas, se dio cuenta que su esposa decía la verdad, había más de una mancha de sangre en la cama, algo que de verdad lo sorprendió, tanto que se quedó sentado en la orilla de la cama, no podía pensar claramente.
Un tiempo después, Valien salió del baño enredada con una toalla y confundida, le preguntó a Carl por su estado.
—¿Te encuentras bien?— se le veía en otro mundo
—Tu realmente eras pura, te guardaste todo esté tiempo para tu esposo, ¿por qué?— necesitaba una explicación, sobre la decisión que había tomado.
—Es normal, siempre supe que te quería a ti como esposo y no quería a nadie más, ¿hay algún problema?— ahora era ella la que no entendía las cosas.
—No es normal, ¿por qué crees que nadie quiere casarse con una mujer guerrera?, es por su reputación, están manchadas y condenadas de por vida— se veía un poco alterado.
—¿De que hablas?, no estoy entendiendo nada— aunque intentaba entender, no podía
—Quiero decir que yo nunca te quise como esposa porque estabas sucia, las guerreras siempre lo están, por algo andan entre tantos hombres, ¿de verdad no lo entiendes?— sin pensar las cosas, solo dejó salir las palabras de su boca, sin embargo cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde.
Valien no podía creer lo que estaba escuchando, nunca fue por su físico, por su familia que solo eran barones o ni siquiera por su edad, era por estúpidas creencias machistas, que Carl no la quiso aceptar como esposa fácilmente. Ella supo todo desde el principio gracias a Kiara, pero creyó que tal vez si el archiduque la llegaba a conocer, se enamoraría de ella y de nadie más, pero ahora se daba cuenta que estaba muy equivocada, aunque una parte de ella entendía que era así por la época. Se acercó a Carl, dejó caer en su rostro una fuerte bofetada y lo empujó afuera de la habitación, no le importó que estuviera prácticamente desnudo, ella en ese momento no lo quería ver, se sentía dolida y utilizada, pues si de verdad pensaba eso, solo la utilizaría en la cama como objeto, aunque la culpa no fuera solo del archiduque, sino también de ella por no averiguar bien las cosas.
Cerró con seguro y se recostó en un sofá que había en la habitación, por alguna razón estaba dolida, algo en su corazón se había fracturado y de verdad le dolía.
Te felicito por tan placentera obra 😉
me encanta la novela
muy buena trama y los personajes muy buenos