LA FINCA

Para Martin quedarse sin Celia, fue un descanso, ella no se parecía en nada a la chica dulce y tierna que vio en la iglesia, solo quería seguir adelante.

Tenía todo para ser feliz, dinero, juventud y guapura, qué más podía pedir?, cualquier mujer querría casarse con él.

Respecto a los niños, aunque los busco por toda la posada, no los encontró, supuso que la nana de Celia se los había llevado, pensó que era lo mejor, esos mocosos solo le traerán problemas.

Una noche mientras estaba en su despacho el Conde Del Monte, llegó a su casa, pero está vez llegó distinto, tenía patas de cabra en lugar de pies normales, este al entrar al despacho le dijo.

Conde: Bueno Martin, ya es hora de irnos, vengo a reclamar tu alma.

Martin: Pero cómo? ¿Qué no te pague todo lo que te debía?, cómo vas a llevarme? Ese no era el trato.

Conde: Pues sé que no era el trato, pero quiero que tengamos esta conversación con calma, tú me delataste y aparte jugaste sucio.

Martin: Entiéndeme era esa mujer, que me tenía embrujado, Pero mira ahora yo te propongo un trato, un tiempo indefinido de vida, a cambio de lo que tú pidas.

Conde: Lo que sea?

Martin: Si lo que sea.

Conde: De acuerdo, firma aquí.

El conde sacó un pergamino, y como ya es sabido Martin lo firmo.

Conde: Ahora lo que quiero es que me traigas 3 corazones puros cada noche.

Martin: Qué?, Y de dónde voy a sacar eso?

Conde: Quieres vida eterna no? Pues tráeme 3 corazones puros cada noche.

Martin: Y cómo sabré que son corazones puros?

Conde: Es fácil, son corazones limpios de sentimientos y sin acciones de pecados imperdonables.

Martín: Y esos dónde los encuentro?

Conde: En cualquier lado, solo asegúrate que sean puros, toma te entrego este monóculo, es como un detector de corazones puros, no te será difícil encontrarlos, recuerda 3 diarios.

Martin: Y a dónde te los llevo, a tu mansión? ¿O a tu cueva?

Conde: En mi cueva está bien, solo no falles. Te aviso si no llegas a llevar los 3 corazones puros, te comenzarás a arrugar y tu fortuna comenzará a disminuir.

Martin: Pero ese no es el trato, cómo así?

Conde: El contrato ya lo firmaste, y es bajo mis términos y condiciones, así que no puedes objetar nada.

Martín: Está bien, solo dime a partir de cuando?

Conde: Seré generoso, a partir de mañana, los quiero a las 12 de la noche por muy tarde, ni un minuto más ni uno menos, así que deberías comenzar desde tu personal y de ahí seguir, ya que no será una tarea sencilla.

Martin: y por cuanto tiempo haré eso?

Conde: El tiempo lo pusiste tú, no yo, dijiste indefinido así que ya lo sabes.

Martin: Está bien, mañana voy a verte.

El conde sale del despacho de Martin, Pero ahora con pies humanos, Martin se queda pensando en todos los acontecimientos ocurridos y piensa en ello un buen rato, hasta que se va a dormir.

Al día siguiente mientras revisa unos papeles, un sirviente entra y le avisa que en el recibidor, hay un hombre que quiere verlo.

Hombre: Patrón, hay un hombre que quiere verlo y hablar con usted, dice que se llama Anacleto.

Martin: Hazlo pasar.

Martin se quedó pensando, que podría querer Anacleto. Ya que no sabía de el desde lo del sótano.

Anacleto: Don Martin, vengo a verlo por un asunto personal.

Martin: Qué asunto personal podríamos tratar usted y yo?

Anacleto: Es fácil, vengo a ofrecer mis servicios.

Martin: Dígame Anacleto, que clase de servicios puede ofrecer.

Anacleto: Solo quiero trabajo, y los tratos con el charro, conmigo no funcionan.

Martin: ¿A sí? Osea que tienes un corazón puro?

De pronto tomo el monoculo, y se fijó en el corazón de Anacleto, y vio un corazón brillante como el oro, supuso que eso era un corazón, demasiado puro.

Pensó en sacarle en corazón a Anacleto, pero decidió ponerlo a su servicio, ya que el podría atraer más corazones puros para el charro.

Martin: Bien pues estás contratado, a partir de hoy comienzas, quiero que me traigas más gente para trabajar aqui en mi finca, van a renunciar varios hombres y mujeres en esta semana.

Anacleto: Si patrón, voy ya mismo a buscarle gente, para que trabaje aquí.

Anacleto cumple la petición, comienza a traer gente, y eso complace a Don Martin.

Mientras tanto Martin, comienza a revisar corazones, de sus trabajadores uno a uno checa cuáles le sirven y cuales no, y vio diferentes tipos de corazón.

1.- corazón puro, color oro.

2.- corazón semi puro, color plata

3.-corazon malo, color Negro.

Rápidamente, encontró, a varios trabajadores de corazón puro, fue fácil tener los primeros 3, el tiempo diría que tan joven y rico sería.