Hay un justo momento en la Vida, que se cruzan los caminos, de dos personas destinadas a estar juntas, cual es la fuerza que los atrae, quién los une? se han preguntado porque solo con una mirada, se revoluciona todo, nuestro ser sin pensar objetivamente. Estará dispuesto Fernando Cáceres permitirse vivir esto que está sintiendo o seguir con su vida. como si nada hubiese pasado.
Fernando tendrá que Permitir el nuevo amor de su Madre Emma.
Emma, dejara atrás los prejuicios, y se entregara al amor. A que edad se deja de sentir.
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Capítulo 16 Primer Enfrentamiento
La invité a cenar. Llevaba un vestido negro, un poco revelador; eso se lo debo a Laura, la persona que contraté para llevarla de compras.
"Te ves realmente hermosa", le dije. Y a mi esposo: "Tú también, mi amor, estás bello".
El restaurante era el lugar perfecto. Con vistas espectaculares de Las Vegas, ubicado en la planta 24 de la torre de Binion, era el sitio ideal para disfrutar de una comida excelente.
Luego regresamos al hotel. Esa noche, la hice mía con más ternura, llenando su cuerpo de besos. Mi amor por ella crecía cada día más. La dejé dormir toda la noche.
Los días pasaron rápido. Teníamos que volver. Nunca había estado tan ausente de la empresa, pero todo marchaba bien; siempre estaba al pendiente.
Hicimos un tour al Gran Cañón con descenso en helicóptero. Nos recogieron en una van en su hotel y partimos hacia el Gran Cañón Oeste, pasando por la histórica ciudad de Boulder City, poblada por los creadores de la presa Hoover. Hicimos paradas en la presa Hoover y su lago Mead, y disfrutamos de un desayuno en un poblado del viejo oeste llamado Dolan Spring.
Atravesamos grandes paisajes desérticos, incluyendo el bosque de árboles Joshua Tree, con 900 años de antigüedad, autóctono del desierto de Mojave. Visitamos el mirador panorámico Guano Point, que ofrece vistas espectaculares.
Tomamos un vuelo por dentro del Gran Cañón y aterrizamos en el fondo, al lado del río Colorado. Allí pudimos apreciar esta maravilla natural y tomar innumerables fotografías. Nos prometimos celebrar nuestro aniversario en este mismo lugar.
Ya hoy regresamos a casa. Sofía estaba preocupada por la reacción de mi madre a nuestro matrimonio. Abordamos un vuelo privado de regreso. Aún no habíamos decidido dónde vivir. Sofía me dijo que no quería el departamento de soltero, que deseaba un lugar nuestro, sin historia con ninguna de mis conquistas anteriores. Aunque a ciencia cierta no le había contado nada de mi pasado, ella lo suponía. No quise llevarle la contraria.
Al llegar a la mansión, mi nana nos recibió con alegría. "¡Mi niño! ¡Qué sorpresa me trajiste con Sofía! ¿Cómo la convenciste, si ustedes eran como perros y gatos?"
Sofía respondió: "Hola, estoy más hermosa, ¿no?" Tenía un brillo en los ojos diferente. Mi nana insistió: "Ustedes tienen algo, no me lo nieguen, mi niño picarón".
Le dije: "Nana, tenemos una bomba, pero primero debo hablar con mi madre".
Subimos al recibidor y mi nana fue a buscar a mi madre. No tardaron mucho en aparecer. Mi madre, al verme con Sofía, exclamó: "¡Hijo, qué alegría! Pensé que no te la traerías de vuelta. ¿Y cómo la convenciste?"
Le dije: "Madre, tenemos que hablar de algo delicado. Pasemos al despacho". Nos sentamos y comencé: "Espero que no lo tomes a mal, pero Sofía y yo nos casamos en Las Vegas".
Mi madre se quedó muda, no se lo esperaba. En ese instante, se abrió la puerta y apareció mi nana. "¡Qué obvio que estaba escuchando! ¡Mi niño, qué felicidad!" Mi madre la interrumpió: "Beatriz, retírate y deja de llamarlo 'mi niño'. Ya es un hombre de 27 años que toma sus propias decisiones, sin importar los sentimientos de los demás. ¡Cómo no invitar a su madre a la boda de su único hijo!"
Sofía estaba nerviosa. Temía que mi madre la rechazara por ser de una clase social diferente.
Mi madre continuó: "Sofía, estás embarazada?" Ambas respondimos al unísono: "No". Mi madre preguntó: "¿Se aman?" Volvimos a responder: "Sí". "¿Y por qué el apuro?"
Le expliqué cómo sucedieron las cosas y que quería comenzar una vida juntos bajo la bendición del matrimonio.
Mi madre, aunque molesta, nos dio un abrazo. "Está bien, aunque sigo molesta. Me dan un abrazo. Y desde ya me pongo en los preparativos de la boda".
Le dije: "Mamá, un momento. Ya estamos casados. Por ahora, estamos bien así".
Mi madre insistió: "Eso sí que no. Hijos, quédense aquí unos días y restauren la casa de sus abuelos. Esa es parte de tu herencia. Ahora que lo mencionas, me parece una excelente idea. ¿Qué te parece, Sofía? Mañana te llevaré a verla".