Siempre se habla de las protagonistas buenas y se tacha a las antagonistas, las que siempre joden y joden por tener al protagonista, pero han escuchado la versión de la mala, no, solo escuchamos la de la principal, el lobo siempre será el malo en la versión de Caperucita aquí escucharemos que tiene para decir el lobo, que piensa, que lo llevo a actuar así.
Una niña de papi, acostumbrada a tener lo que desee, chocará con la realidad cuando se encapriche con Adriano Castello Volkot y haga de todo para que sea suyo.
Isabella Rinaldi de 20 años, caprichosa, hermosa, e inteligente está acostumbrada a tener lo que quiere, pues, su padre todo se lo ha dado a pesar de que su madre siempre la ha querido corregir, pero está apoyada por su abuelo y su padre, André y Mariano Rinaldi quien la han tratado como a una reina y sin querer le han hecho un terrible daño.
¿Cómo creen que le irá a esta niña acostumbrada a pasar por encima de quien sea, contal de obtener lo que quiere?
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Destruir a Luciano
Adriano.
¡Maldición, maldito seas Luciano, te odio, no voy a descansar hasta verte arruinado y en un charco de sangre causado por mi mano, maldito idiota! Grito desesperado tirando todo a mi paso, la rabia de ver a Isabella en sus brazos me hace sentir como el mayor de los idiotas, siempre desee tener su debilidad en mis brazos y que pereciera por mi causa y me enfrasque en esa perra de dos pesos que era Ángela, maldita zorra, perdí a la debilidad de Luciano a lo único que lo destruiría pero no solo eso.
Me acabo de dar cuenta de que tenía a mi merced a una mujer que me idolatraba con locura, que me idealizaba y me veía como un Dios, perdí a una mujer cuya sueño era que yo la volteara a ver, a la mujer que me regaló su primer beso y sintió que era el mejor día de su vida, perdí a una mujer hermosa y de cuerpo divino que era capaz de hacer lo que yo quisiera si se lo pedía.
Perdí a una mujer incapaz de nublar su pensamiento con otro hombre por qué me amaba a mí, perdí a una mujer que estaba empecinada con estar a mi lado, perdí a mi Isa quien deseaba que yo la hiciera mía y que poseyera su cuerpo, a esa niña que deseaba hacerse mujer en mis brazos, perdí a la mujer que ahora después de mucho tiempo reconozco que amo, por qué sí, creo que al fin de cuentas esa niña caprichosa se ganó mi corazón.
Y si Isabella Rinaldi se había metido en mi pecho y desde hace mucho solo que no lo reconocía, que como puedo asegurarlo, fácil yo siempre fui un chico que solo deseaba a una mujer por amor, deseo desenfrenado o por un interés tan grande como la venganza entre Luciano y yo, por eso lo digo yo desee a isa el día de su graduación y no me importó que Ángela se molestará la deje ir solo por obtener a esa niña, pero desgraciadamente mi estupidez lo impidió y ahora creo que perdí el amor de Isabella, pero así como lo tuve una vez haré que esa mujer vuelva a necesitarme para estar bien.
Haré que Isabella vuelva a amarme y la haré de nuevo mi esposa, pero esta vez la llevaré en brazos hasta mi cama y la haré mi mujer mientras grita que la ame, mientras me implora más, mientras me ruega que no la deje, mientras me diga que me ama y eso lo juro.
He estado ideando una treta para desprestigiar a Luciano y a su editorial, una vez en el suelo mi niña quien está acostumbrada a lo mejor saldrá huyendo y vendrá a mí y luego iré a restregarle que la tengo conmigo y que grita en mis brazos de placer.
Tomo mi celular y hago unas llamadas mientras me informan que el plan va viento en popa y que pronto veré al desgraciado de Luciano en el lodo como siempre debió ser.
Salgo de la oficina que está vuelta una mierda y entra la figura curvilínea de una mujer hermosa, pero que me desagrada, pues ella es la razón por la que en este momento no tengo a Isabella en la mansión, esperándome de piernas abiertas y con su sonrisa hermosa en nuestra cama.
— Hola cariño como has estado, espero y ya se te haya pasado tu disgusto y estés listo para que te dé el placer que tanto te gusta— dice la mujer frente a mí y la miro con asco.
— Qué carajos haces aquí Ángela, creí haberte dicho que jamás te cruzaras en mi vida de nuevo—, digo y la mujer frente a mí sonríe.
— sabes que muero por tener tu miembro en boca y mueres por estar entre mis piernas, me deseas, me has deseado siempre y ahora no es la excepción, el problema es tu orgullo — dice y me río...
— Jamás me interesaste realmente ilusa, solo quería fastidiar a Luciano— digo está niega con su cabeza.
— Tú me amas mi amor, amas esto — dice mientras se quita su blusa dejándome ver la perfecta operación que por cierto pague yo.
— No me hagas reír ahora, vístete y largo.— espeto molesto, se acerca, sonriéndome coqueta y me acaricia el miembro por encima del pantalón.
— dime que esto no te gusta Adri.— dice y me baja a tierra recordándome a la única mujer que deseo que este de esta manera y se incruste en mi entrepierna, la sangre me hice y la tomo del cabello haciendo que su cabeza se inclina hacia atrás.
— la única mujer que puede llamarme así se llama Isabella, mi esposa, así que largo de aquí — digo y la empujo lejos de mí.
— eres un desgraciado, ahora te salió un amor repentino por ella solo porque es el gran amor de Luciano, eres un Maldito egoísta y yo una idiota que al igual que tú dejes al amor de mi vida por alguien que no lo vale — grito y la empujo haciendo que está callera en la silla detrás de ella.
— Bastardo infeliz, agradezco que jamás existió un bebé como traer al mundo el hijo de un imbécil como tú— grito desesperada y molesta.
— El único vientre que quiero ver abultado es el de mi esposa y los únicos hijos que tendré me los dará Isabella no tu zorra barata— la hice sacar y por fin pude respirar en paz hay veces que somos tan idiotas yo la tenía solo para mí y me tenía una devoción inmensa y es eso lo que más me hierve, que no le presté atención y ahora el que la anhela soy yo y haré que vuelva a duplicar por un beso mío, hará que vuelva a desearme y que me vuelva a amar más que a ella misma como lo hacía cuando a pesar de rechazarla seguía denigrándose con tal de intentar que yo la quisiera.