Rayza Deyrnas es conocida por todo el reino como la hija mimada del Márquez Deyrnas, su reputación de problemática, irrespetuosa, caprichosa, mimada y malcriada es de dominio público, algo que aleja a todos de ella, amistades y posibles pretendientas, pero esto a Rayza no le importa, amistades falsas y hombres debiluchos no son lo que ella busca, Rayza tiene un plan para su vida muy claro, pero todo cambia cuando el heredero del ducado Zoragarria descubre su mayor secreto y hecha a perder todos sus planes.
Marcel Zoragarria es el heredero de uno de los ducados más importantes y poderosos del reino, es un hombre con sus metas muy bien planteadas, y entre estas no está contemplada Rayza Zoragarria, una joven demasiado caprichosa para su gusto, pero tras descubrir algo impresionante de la joven, Marcel se replantea todo y decide que Rayza es lo que siempre había estado buscando sin saberlo.
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Capítulo 10
Tras observar el cuadro de su madre por un breve tiempo, Rayza continuo con su camino hacia su habitación, actualmente la joven ya no tenia sentimientos por la mujer del cuadro, hubo un momento en donde albergo odio por ella, al fin y cabo ella fue el origen de todo lo malo que sufrió de niña, pero con el tiempo comprendió que era tonto y una perdida de tiempo guardar rencor, y era aun más tonto, guardarle rencor a un muerto, por lo que dejo ir ese sentimiento.
Tras llegar a su habitación, Rayza abrió la ventana y tras colocar dos dedos en su boca la joven silbo y aunque al principio nada paso, al poco rato un hermoso halcón apareció surcando los cielos y se poso en el balcón de la joven.
- Horus, mi hermoso bebe, ¿le harías un favor a mami? – le pregunta Rayza al ave a la vez que la toma en su mano e ingresa a la habitación con el ave en mano, lo último que quiere es que ojos curiosos la vean con el ave y vayan con el chisme a su progenitor.
Ante las palabras de Rayza, el ave emitió un chillido, como si asintiera, a lo que la joven sonríe de oreja a oreja.
- Sabia que podía contar contigo – le dice Rayza al ave, a al vez que la deja al pie de su cama, en una estructura diseñada especialmente para el ave, pero camuflada para parecer solo un adorno.
Sin perder tiempo Rayza va hacia el escritorito que hay en su habitación y comienza a escribir una nota, la cual es corta y concisa, después se acerca al ave para amarrar la nota en la pata del halcón.
- Ve y entrégale esto a Léa – Rayza continua hablándole al ave a la vez que se dirige nuevamente al balcón, y con su brazo impulsa al ave, ayudándola a emprender su vuelo.
Una vez Horus desaparece en el cielo, Rayza regresa a su habitación, en donde se acuesta en su cama, aburrida sin nada qué hacer, y allí espera a que Léa responda su llamado.
Mientras espera, Rayza cierra sus ojos, y se queda dormida y no es hasta que siente una presencia dentro de su habitación que se despierta, dicha presencia entra por el balcón de manera sigilosa y se acerca a Rayza, quien rápidamente saca una daga de entre su vestido y derriba al intruso, poniéndolo debajo de ella y amenazándolo con la daga, pero al darse cuenta de quien se trata, afloja su agarre.
Debajo de Rayza estaba Léa, una joven de 19 años, con el cabello morado con algunos toques de rosa, y unos hermosos ojos de color azul oscuro, que debido al color de su cabello daban la ilusión de ser más morados que azules.
- ¿Qué clase de recibimiento es este?, primero me mandas a llamar y ahora quieres matarme – le dice Léa a Rayza mientras con un movimiento rápido se quita a Rayza de encima.
- Si no quieres que te ataque, no vuelvas a entrar a mi habitación a hurtadillas – le dice Rayza, mientras pone sus manos en su cintura.
- Tu sabes que entrar a hurtadillas es mi especialidad, y nunca me ha causado problemas – le contesta Léa con una sonrisa de autosuficiencia.
- Eso es por que solo yo y unos pocos podemos notar tu presencia, pero aun así deberías ser más cuidadosa – le dice Rayza a Léa.
- Mira quien lo dice, la señorita imprudente – le responde Léa a Rayza.
- Pero yo soy mayor que tu, y por ende tengo mayor experiencia – le contesta Rayza, con una sonrisa engreída.
- Solo eres un año mayor que yo – le recuerda Léa.
- Pero un año, es aun año – le dice Rayza, dando por terminada esa conversación.
- Bueno, SEÑORA, ¿cuál es el motivo de tu llamada? – le dice Léa a Rayza, resaltando la palabra señora, algo que no paso desapercibido por Rayza, pero la pelirroja lo deja pasar.
- Estoy castigada, así que necesito que te quedes aquí para hacerte pasar por mi encaso de que mi progenitor decida mandar a alguien para asegurarse de que siga aquí, o que le idiota que tengo por hermano decida venir a molestar – le dice Rayza, mientras se dirige a un baúl de donde saca una peluca blanca con las puntas teñidas de rojo – también necesito que cuando mi madre venga a verme, le digas que salí a ver a mi padre – le sigue explicando Rayza a Léa, quien hace un puchero al saber para que Rayza la llamo, aunque tomando en cuenta que esta no era la primera vez que la pelirroja la usa para esto, debió de haberlo esperado.
- No se por que debo de quedarme, ni el tonto del marqués y el aun más tonto de su hijo nunca mandan a nadie, mucho menos vienen ellos mismo, y estoy segura que una nota seria suficiente para la señora Naroa – le reclama Léa a Rayza mientras comienza a recogerse el cabello para ponerse la peluca.
- Tienes razon, pero nunca esta de más ser precavidos, y hasta qué mis planes no se lleven a cabo, sigo bajo el poder del estúpido de Lancé, y si el llega a enterrase de la verdad echara todo mi trabajo a la basura y no pienso dejar que eso pase – le responde Rayza a la peli morada, a la vez que comienza a buscar un vestido para que Léa se ponga, y una vez a encontrado el correcto ayuda a Léa a ponérselo – te vez muy bien, ya sabes que hacer, no hables y no mires a nadie, solo dales la espalda y ya, en cuanto a mi madre, bueno ya te di el mensaje que debes comunicarle, ahora ayúdame tu a mi – termina de hablar de Rayza, a la vez que le da la espalda a la joven para que la ayude a desatar el corsé del vestido y a medida que Rayza se quita la ropa, deja a la vista la cantidad de armas que lleva entre sus prendas.
- No se como puedes caminar con todo esto, debe de pesar como 20kg – le dice Léa.
- Practica querida, práctica – le responde Rayza, mientras que del fondo de otro baúl saca un conjunto de ropa para nada habitual entre las señoritas de la alta sociedad, el conjunto consiste en un pantalón y una camisa muy parecidas a la que usan los guardias durante sus entrenamientos – bueno, ya me voy, volveré antes de que sol se oculté y te traeré algunos postres como pago por ayudarme – le dice Rayza a Léa, a lo que los ojos de la joven se iluminan.
- Que sean de esa tienda tan cara y exclusiva del centro, su tarta de frutas me encanta – pide la joven, quien ahora esta mas que emocionada por cumplir la tarea que le ha encomendado su señorita.
- Así será – dice Rayza, quién sale por el balcón con sigilo absoluto y es que a pesar de ser de día, nadie la vio abandonar la propiedad, sus habilidades para moverse sin ser detectada, aun a la luz del día eran increíbles, bueno casi nadie la vio y es que unos ojos curiosos seguían sus movimientos sin perder ningún detalle.