NovelToon NovelToon
Caminos De Escape

Caminos De Escape

Status: Terminada
Genre:Acción / Completas / Traiciones y engaños / Esclava / Sirvienta / Amor en la guerra / Escena del crimen
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Grez19.14

Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.

NovelToon tiene autorización de Grez19.14 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 22: Un Nuevo Comienzo

Al día siguiente, tras su fracaso intentando convencer a Oscar, el mafioso Castello no se dio por vencido. A través de sus contactos y su poder en la ciudad, logró localizar al representante de Oscar.

Por la mañana, se enteró de que David estaba en una cafetería, leyendo el periódico mientras desayunaba tranquilamente.

De pronto, la campana de la entrada sonó, anunciando la llegada de Castello al lugar. Con determinación, se acercó a David y se plantó frente a su mesa.

David dejó su café sobre la mesa y levantó la vista, sorprendido.

—¿Qué se le ofrece? —preguntó, tratando de mantener una actitud firme.

Sin muchas vueltas, Castello le respondió:

—¿Usted es el representante de Oscar Cooper?

—Sí, yo lo soy. ¿Por qué? ¿Hay algún problema? —dijo David, notando el tono amenazante en la voz de Castello.

Una sonrisa astuta se formó en el rostro de Castello mientras tomaba asiento en la mesa con David.

—Escuche —comenzó Castello—. Vengo a proponerle un trato. No quiero que diga estupideces y solo escuche.

David frunció el ceño, sintiendo que algo no estaba bien. La tensión en el aire se hacía presente.

—¿De qué trato estamos hablando? —preguntó David con cautela, intentando mantener su postura.

Castello se inclinó hacia adelante, bajando un poco la voz, como si compartiera un secreto.

—Quiero que convenzas a Oscar de que participe en un torneo. A cambio, te garantizo no solo su libertad inmediata sino también una suma considerable de dinero. Piensa en lo que podrías hacer con eso...

David sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Sabía que aceptar esa propuesta podría comprometer no solo a Oscar sino también a sí mismo. La mirada intensa de Castello lo desafiaba a tomar una decisión.

—¿Un torneo? ¿De qué estás hablando? —preguntó David, frunciendo el ceño.

—Vamos a realizar un torneo en la prisión. El ganador se ganará la libertad. Eso es todo. Y tú debes saber más que nadie que… con Oscar, ganaremos mucho dinero —dijo Castello, sonriendo con confianza.

Hizo una pausa, dejando que las palabras calaran en David.

—Solo necesito que convenzas a Oscar de participar. Piénsalo: nosotros ganaremos dinero, y además Oscar será libre —insistió, tratando de manipularlo con su tono persuasivo.

David dudó, sintiendo un nudo en el estómago.

—No sé si debería… Además, no estamos seguros de que Oscar pueda ganar el torneo. No viene tan bien físicamente.

—No te preocupes por eso. El nivel de los otros reclusos es bajo. Si quieres, nos aseguraremos de que avance a la final sin problemas —respondió Castello con desdén.

David se quedó pensativo por un momento. Sabía lo que eso significaba, pero había algo extraño en toda esa propuesta. Los torneos como este solían estar llenos de engaños y corrupción.

—¿Estás diciendo que no será un torneo justo? No creo que Oscar se sentiría orgulloso ganando de esa manera —replicó David, cruzando los brazos.

—No lo dije en ese sentido… Solo quería asegurarme de que estuvieras convencido —se defendió Castello, aunque su tono era evasivo.

—Sé cómo funcionan esas cosas —dijo David, su voz firme—. Además, el director de la cárcel donde está Oscar es un sujeto desagradable. Hace cualquier cosa por dinero.

David hizo una pausa para reunir sus pensamientos.

—No acepto tu propuesta. Oscar es mi amigo también. Puedo sacarlo de ese lugar sin necesidad de hacer un trato "injusto". Aceptar sería como usar a Oscar para mi propio beneficio.

Castello lo miró con decepción, juntando los labios en una línea tensa.

—Ya veo… Te pierdes mucho dinero y diversión —murmuró mientras David se levantaba.

David dio el último sorbo a su café y dejó una propina generosa sobre la mesa antes de marcharse, sintiendo el peso de su decisión en cada paso.

Al salir de la cafetería, el sonido de los autos llenó el entorno de David. El ruido urbano contrastaba con el silencio que había dejado atrás, y se sintió como si estuviera en otro mundo.

Mientras caminaba por las calles, reflexionando sobre la conversación con Castello, murmuró para sí mismo:

—Me falta poco para sacar a Oscar. Tengo que hacerlo lo antes posible.

David apretó los puños, sintiendo la frustración burbujear dentro de él.

—Lamentablemente, así funciona este mundo. No les importan los presos; solo ven una oportunidad para llenarse los bolsillos. Ese torneo es inestable y está lleno de injusticias. Oscar y yo no seremos parte de su juego.

Con cada paso, su resolución se fortalecía. Sabía que debía ser fiel a su amigo, y no iba a dejar que lo convirtieran en una pieza más en un tablero corrupto.

—No puedo permitir que lo utilicen —se dijo, decidido—. Tengo que sacarlo de ese lugar.

David aceleró el paso, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. La misión estaba clara: Oscar merecía más que ser un peón en un torneo engañoso.

Finalmente, después de tres largos días desde lo ocurrido, David había conseguido lo necesario para sacar a Oscar de la prisión. Con cautela, se subió a su auto, sintiendo el peso del maletín importante a su lado. Sin embargo, antes de dirigirse a la prisión, hizo una parada para recoger a otra persona.

Una vez que recogió a su acompañante, se puso en marcha hacia el penal. Cuando llegaron, David se bajó del auto y dejó a su acompañante dentro.

—Espérame aquí. No quiero que salgas en este lugar peligroso —le advirtió David, cerrando la puerta con firmeza.

Con determinación, David se dirigió al interior de la prisión. Vestía un traje elegante que contrastaba con el ambiente sombrío del lugar, y en su mano izquierda llevaba el maletín que podría cambiarlo todo.

Los pasillos oscuros parecían alargarse eternamente mientras avanzaba, hasta que finalmente se encontró con un policía que lo guió hasta la oficina del director. La tensión en el aire era palpable.

Al entrar en la oficina, el director de la prisión lo miró con sorpresa. David no dijo ni una palabra; su silencio era tan poderoso como cualquier declaración.

Caminó hacia el escritorio y dejó el maletín sobre la mesa, abriéndolo lentamente. Una cantidad obscena de dinero brilló ante los ojos del hombre, quien no pudo evitar dejar escapar una sonrisa avariciosa.

—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó el director, dispuesto a cualquier cosa con tal de quedarse con aquel dinero.

David mantuvo su mirada fija en él, sintiendo cómo la atmósfera cambiaba.

Un trato se había cerrado. David y el director habían llegado a un acuerdo, y el ambiente estaba cargado de expectación.

Un oficial se dirigió con determinación hacia la celda de Oscar, sus pasos resonando en los pasillos fríos de la prisión. Al llegar, abrió la puerta sin más preámbulos.

Oscar estaba sentado en su cama, con una expresión de sorpresa al notar la presencia del oficial. Pensó que tal vez tenía visitas.

—¿Qué ocurre? ¿Visitas? —preguntó Oscar, con una mezcla de curiosidad y esperanza.

—No, vamos, sal. Quedas libre. Alguien vino a sacarte de aquí. Te compadezco —respondió el oficial, con un tono que contrastaba con la dureza habitual del lugar.

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Oscar. La felicidad lo inundó, pero por un instante se quedó inmóvil, analizando las palabras que significaban tanto para él. La realidad de su libertad comenzaba a asentarse en su mente.

—Vamos, sal. No hagas esperar. Te están esperando afuera —insistió el oficial, notando la vacilación en Oscar.

Finalmente, Oscar accedió y caminó junto al oficial hasta la puerta principal de la prisión. En ese momento crucial, el oficial le quitó las esposas con un gesto firme pero casi amable.

—Ya está. Ahora sí te puedes marchar —dijo el oficial, volviéndose hacia su puesto con una mezcla de indiferencia y satisfacción.

Oscar respiró hondo, sintiendo cómo la carga de estar en prisión comenzaba a desvanecerse. Detrás de él quedaba un mundo oscuro; delante, un futuro incierto pero lleno de posibilidades.

Oscar empujó la puerta de la entrada principal con determinación. Al salir, la luz del sol iluminó su rostro, y respiró la libertad como si fuera el aire más puro que jamás había conocido.

Al voltear, vio a David recostado contra la pared de la prisión. Se acercó a él con gratitud reflejada en sus ojos.

—Gracias, David. Sabía que eras tú —dijo Oscar, sintiendo una oleada de alivio.

—No hay de qué, Oscar. Te prometí que te sacaría de aquí. Al menos ya no estás atrapado en este lugar desagradable —respondió David, con una ligera sonrisa.

—Sí. Gracias por no haberme dejado solo —Oscar estrechó su mano con fuerza en un gesto de camaradería.

—Ahora un nuevo futuro te espera, amigo —dijo David, animándolo.

—¿Me espera? Nos espera, David —replicó Oscar, su mirada llena de esperanza.

David dejó escapar una sonrisa leve, pero su expresión cambió un poco cuando continuó.

—Por cierto, Oscar —dijo David con un tono más serio— quería decirte que me equivoqué.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Oscar, frunciendo el ceño.

—Acerca de... Miranda —respondió David lentamente, como si lo que iba a decirle fuera importante—. Y no suelo admitir mis errores a menudo.

—¿Miranda? ¿Por qué? —Oscar se sintió intrigado y preocupado al mismo tiempo—. Por cierto, ¿dónde está ella? ¿Está bien?

—No te preocupes, ella está bien —aseguró David mientras le daba una palmada en el hombro—. Pensé que era una mala persona y que arriesgaste todo por ella sin razón. Pero me equivoqué.

David miró hacia el frente y luego hacia su auto, como si recordara algo importante.

—Todo este tiempo ha estado en contacto conmigo, preguntándome por ti y cuándo saldrías de prisión.

Oscar suspiró aliviado.

—Tranquilo, a veces pensamos mal de algunas personas sin conocerlas bien. Espero verla pronto —dijo Oscar con un brillo renovado en sus ojos.

David lo miró nuevamente con una sonrisa cómplice.

—Y la verás más pronto de lo que imaginas —le aseguró David, dejando caer esas palabras como una promesa en el aire.

Oscar no entendía del todo a qué se refería su amigo, pero una chispa de emoción comenzó a encenderse en su interior.

De pronto, la puerta del acompañante del auto de David se abrió. Una mujer se bajó del vehículo, y David miró a Oscar con una sonrisa.

—Mira quién me acompañó hasta aquí —le dijo, señalando hacia ella.

Oscar giró la vista hacia el auto y vio a Miranda parada allí. En ese momento, su corazón empezó a latir con fuerza; volver a verla era lo mejor que podría pasarle.

Se miraron fijamente desde la distancia. Cuando Miranda no pudo soportar más, corrió hacia Oscar con una amplia sonrisa, saltando y brincando hacia sus brazos.

Oscar la atrapó al vuelo y la abrazó con fuerza.

—Miranda, qué bueno volver a verte —dijo Oscar, su voz temblando de emoción—. Yo quería decirte que—

—Te amo —lo interrumpió Miranda, sus ojos brillantes llenos de sinceridad.

Oscar quedó en silencio al escuchar esas palabras. Nunca pensó que ella también compartía ese sentimiento por él.

Finalmente, se besaron allí, en un instante que acumuló toda la pasión de los días separados.

David los observó satisfecho, una sonrisa iluminando su rostro.

—Oigan, ya dejen de hacer eso —dijo David en tono juguetón, acomodándose el cabello—. Mejor vámonos de aquí.

Oscar y Miranda se subieron al asiento trasero del auto.

—Miranda... ¿vienes conmigo? —preguntó Oscar con esperanza en su voz.

—Sí, me voy contigo, Oscar Cooper —respondió Miranda con una sonrisa que iluminaba su rostro.

David los miró por el retrovisor, sus ojos brillantes de emoción.

—Una nueva aventura nos espera, chicos. Nos vamos a otra ciudad.

Oscar se volvió hacia David con curiosidad.

—¿Volveré a los combates? —preguntó Oscar con un tono entre ansioso y emocionado.

David soltó una carcajada que resonó en el interior del auto.

—¿Qué estás diciendo, Oscar? Mejor disfruta este momento. Pronto volverás. Es más... ¿por qué no tienen su luna de miel en la ciudad a la que nos dirigimos? —dijo David entre risas.

Los tres estallaron en carcajadas mientras el auto avanzaba hacia su nuevo destino. Así concluye esta historia: Oscar podrá regresar a las peleas, pero esta vez lo hará de la mano de una chica muy especial para él.

1
lismelys castillo
está buena la novela pero que pasa que no pusiste imágenes de los personajes
Martha Diaz Paredes
Excelente
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que bueno que Miranda lo fue a visitar a la cárcel, así Oscar no siente tan defraudado por lo que hizo, apesar si no tiene los mismos sentimientos que él. Aparecer siénte los dos lo mismo
RINA DEL CARMEN ROJAS
muy buena la novela autora te felicito 👏 👍
RINA DEL CARMEN ROJAS
levántate Oscar!!, no lo mates pero dale su merecido
RINA DEL CARMEN ROJAS
No estoy de acuerdo de tomar la justicia por nuestras propias manos, pero aveces sucede sin ser esa la intención, lo digo por Oscar el a ver asesinado a su representante que lo traicionó.
RINA DEL CARMEN ROJAS
Espero que en los capítulos que vienen Oscar sea el ganador y Krank se lo lleve en calidad de bulto al acosador de la chica
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que se cuide Oscar, y que a Brown no le salga bien sus planes, porqué también es un vicioso de hacer lo que no es correcto = a delincuente y corrupto
RINA DEL CARMEN ROJAS
buena historia autora, tiene suspenso, la duda y como enfrentar las situaciones que aparecen el el camino.
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔
RINA DEL CARMEN ROJAS
Hola Autora, estoy comenzando a leer tu novela y me esta gustando mucho, felicitaciones, muy clara la lectura 👏👏👏👍
Isabel
me la voy a leer se ve interesante
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play