Muchos dicen que del odio al amor hay un solo paso, pero eso no es verdad. Después de todo, debes recordar que soy tu antifan.
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La basura tiende a juntarse con basura
Durante las últimas noches Karla no ha podido dormir bien. Ella se sentía un poco ansiosa debido a todo el caos que se había convertido su vida.
También el asunto de Camila la tenía algo preocupada. Aunque su prima había dicho que estaba bien, Karla no podía creer en ella por completo.
Después de todo, Camila fue traicionada por el hombre que le gustaba. Y ese sentimiento no era nada agradable.
Karla sabía por experiencia aquello. Sin embargo, su prima era diferente de ella.
Mientras que Karla había decidido esconderse dentro de un caparazón. Camila parecía hacer todo lo contrario.
Después de todo, desde que ella le había contado lo que le había pasado sé su prima se había vuelto más activa en las redes sociales.
Todos los días subía una foto, ya sea de su rostro, de lo que hacía o de comida.
Era como si quisiera demostrarle al mundo que ella estaba bien, que seguís con su vida y qué lo que le había hecho aquella escoria no significaba nada para ella.
Karla lanzó un suspiro mientras dibujaba algunos bosquejos de los próximos capítulos de su cómic.
El área de comentarios realmente estaba rota. Todos sus lectores estaban locos con el protagonista debido a su gran parecido con Jeremy.
Debido, a los últimos acontecimientos, Karla no se sintió tan molesta al leer este tipo de comentarios.
Jeremy…
Después de todo, su opinión hacia Jeremy había dado un giro de 180 grados. Para Karla, Jeremy parecía ser un buen chico, por lo que si olvidaba que él era el principal rival de su ídolo, ella… no se sentía disgustada tanto con Jeremy, es más hasta le agradaba en cierto grado.
— Señora, el maestro la está buscando — comentó una mucama haciendo que Karla saliera de su ensoñación.
Ese "señora" se sintió como una puñalada en la espalda.
Realmente deseaba decirle que no le llamara así, que podía llamarla por su nombre, pero no se atrevía.
No quería que se malinterprete sus intenciones y corra el rumor de que despreciaba al gran señor.
Después de todo, los empleados de la mansión parecían vivir de los rumores. Cada día ella escuchaba un nuevo chisme o queja de parte de ellos.
Por lo que Karla apretó los dientes y se levantó del lugar donde se encontraba.
Mientras ella caminaba hacia el interior de la casa, no pudo evitar pensar en la razón del llamado de Jeremy.
Dudaba seriamente que sea para pasar el rato.
Aunque la relación entre ellos no era tan fría como en el pasado. Ciertamente, no estaban en el nivel de amigos que podían llamarse en cualquier momento.
La relación de los dos era algo complicada
Después de todo, luego de aquella charla en la que Karla le contó sobre su pasado, sintió que ella y Jeremy se habían acercado un poco más que en el pasado.
Él y ella seguían desayunando juntos. Sin embargo, Jeremy se mostró un poco más conversador que en un principio, a veces platicaba sobre su itinerario con Karla, sobre alguna noticia que lo sorprendió y el clima.
Lo que era un gran avance.
Karla pensó para sus adentros.
Sin embargo, él aún no almorzaba ni cenaba con ella.
Cuando ellos cruzaban sus caminos en el pasillo, él ya no arrugaba la nariz como si algo le apestara, ni siquiera la miraba con altivez o desprecio.
Jeremy se mostraba más accesible.
Por lo que con estas pequeñas interacciones, Karla se dio cuenta de que la personalidad de Jeremy estaba llena de contradicciones, lo que hacía que se sienta curiosa sobre él.
Hay tanto que ella quería saber sobre Jeremy, pero no se atrevió a preguntar.
— Estás aquí — susurró Jeremy cuando notó que Karla había llegado a la sala.
Karla no pudo evitar contener el aliento cuando reparó en la apariencia de Jeremy.
Él estaba usando un traje negro como si fuera a algún evento. Su tez se veía un poco pálida, casi blanquecina, sus labios se encontraban fruncidos como si quisieran un beso.
¡Cielos!
Si de apariencia se trataba, Jeremy no tenía competencia debido a que su belleza no radicaba en la delicadeza, sino en lo varonil y salvaje que era su aura.
— En tu recámara dejé un vestido, úsalo. Iremos a una cena en la mansión… ellos quieren verte.
Karla lo miró confundida al escuchar su explicación para nada explícita.
¿Vestido?
¿Cena?
¿Mansión?
Jeremy resopló antes de levantarse del sofá con una gracia entrañable antes de volver a hablar.
— Iremos a cenar con mis… padres — soltó la última palabra como si le resultará desagradable.
Karla asintió al escuchar aquello.
Debido a que parecía que no había tanto tiempo, Karla decidió irse a arreglar de manera rápida.
Justo cuando iba a entrar a su habitación, Jeremy que la había seguido habló.
Jeremy realmente no quería llevar a Karla a la antigua mansión, pero debido a que había sido una petición de esa persona no pudo negarse.
Es solo que él hubiese querido no hacerlo.
— Por adelantado me disculpo por lo que sucederá esta noche. Realmente no era mi intención presentarte a esas personas, pero es algo que no puedo controlar. Trata de mantenerte a mi lado y no aceptes ninguna bebida de lo que te den, ni hagas caso a sus... sus comentarios. Lo siento.
Karla se sintió extrañada con las palabras de Jeremy, sin embargo, optó por sonreír tratando de indicarle que todo estaba bien con ella, por lo que no debía preocuparse.
Ingenuamente, Karla pensó que Jeremy solo estaba siendo paranoico. Ella no podía creer que su familia sea tan mala.
Bueno…
Karla estaba equivocada, porque malo era poco para lo que la familia de Jeremy era.
Despreciables, ella pensó que esa palabra los podía describir muy bien.
Luego de que Karla se cambió de ropa, salió de su habitación para encontrarse con Jeremy.
Realmente, ella no hizo un gran cambio en su imagen, solo se recogió el cabello en una coleta alta, se maquilló un poco los ojos y labios.
Lo que ella quería con parece un poco seria.
Sin embargo, en cuanto Jeremy vio la apariencia de Karla, ella se dio cuenta de que los ojos de Jeremy la evaluaban de manera apreciativa, lo que hizo que el corazón de Karla se saltará un latido.
Ante ello, Karla se sintió feliz. Aunque si ella era sincera no entendía la razón de su felicidad.
Pero, en cuanto Karla llegó a la gran mansión de los Cash, todos aquellos sentimientos amenos desaparecieron.
— Ya llegó el bastardo y la muda — comentó un joven de unos treinta años cuando ellos llegaron.
Debido a su apariencia algo similar, pero inferior a la de Jeremy, Karla se dio cuenta de que quizás era uno de sus tantos rumoreados hermanos.
Sin embargo, ella se sintió un poco enojada por la manera tan despectiva que se dirigió hacia ellos.
— Bueno, eres igual de bastardo que yo, Leandro. Así que no entiendo que tanto alardeas — mencionó Jeremy con una expresión fría.
Aquel sujeto de nombre Leandro, señaló entre Jeremy y Karla, parecía que el comentario de Jeremy lo había herido.
— Pero, al menos, no me casé con una prostituta que no puede hablar — dijo con un brillo algo malvado en los ojos.
Aunque Karla quería ser indiferente ante este tipo de comentario, al final hubo una onda en su perpetua calma.
Por lo que bajó la cabeza sintiéndose algo melancólica.
Este sentimiento de ser atacada por todos era algo que ella había presenciado en el pasado, que aún lo estaba viviendo en el presente.
Sin embargo, Karla no podía negar que deseaba que alguien la defienda.
Jeremy se dio cuenta de la melancolía de Karla. Por lo que, miró a Leandro con una ira para nada contenida.
Después de todo, una de las cosas que él odiaba era que las personas ofendan a otros con palabras soeces sobre todo cuando estás palabras iban dirigida hacia las mujeres.
— Ella es mi esposa, así que respétala — enunció Jeremy con la voz fuerte — En cuánto a esos rumores que circulan en la red, je, no le prestes demasiada atención que de seguro fueron hechos por gente como tú qué odia a otros ser feliz.
Luego de que dijo aquello tomó la mano de Karla haciendo que ella lo viera sorprendida, ya sea por sus palabras o acciones.
Realmente, ella no había esperado que él hablará a su favor.
Después de todo, este matrimonio era falso, tal vez su familia sabía la verdad del trato que habían hecho, por lo que ella pensó que él no tendría que fingir con ellos.
Además, Jeremy no tenía ninguna obligación de defenderla.
Pero, por lo visto, todo lo que supuso ella estaba mal.
Jeremy era mucho más noble de lo que aparentaba.
Una especie de dulce calor inundó las entrañas de Karla, al mirar sus manos unidas no pudo evitar pensar en lo bien que encajaban.
— La basura tiende a juntarse con basura — sentenció aquel sujeto antes de alejarse de su lado.
Cuando aquel hombre se alejó, Jeremy le dio un apretón a la mano de Karla haciendo que ella se fijara en sus ojos oscuros que eran tan diferente de los ojos llenos de malicia de aquel sujeto llamado Leandro.
A pesar de su aspecto algo afilado, Karla pudo notar dentro de las pupilas de Jeremy algo de preocupación.
— No le hagas caso a sus comentarios, él… no, es decir, a ellos les gusta meterse con las personas y apuntar a sus debilidades, son como aves de rapiña frente a mortecina. Por lo que no te sientas mal, por lo que dicen, ellos no valen la pena… sus corazones son horribles, sin embargo, Karla lo siento. Lamento hacerte pasar este mal esto, pero esto es necesario, ya te darás cuenta por ti misma.
Karla asintió al escuchar su explicación.
Ella no era tonta y había escuchado algunos rumores sobre la familia Cash.
La lucha entre los hermanos para ser el heredero de todo el imperio, los escándalos de infidelidad, los contratos esclavistas con sus empleados, y estos solos eran unos de tantos.
Ciertamente, este tipo de rumores había hecho que la opinión de Karla hacia Jeremy no sea la mejor de todas.
Solo ahora que lo estaba conociendo, su percepción hacia él estaba cambiando.