Una Madrastra Reencarnada

La mañana siguiente, Eleanor puso en marcha la Fase 1 de la Operación Conquista: “Interes Intelectual (sin parecer desesperada)”.

El objetivo era simple.. mostrarse interesada en el trabajo del archiduque.

El problema.. no tenia ni la mas minima idea de en que consistia su trabajo.

Aun asi, alli estaba ella, frente a la puerta de su despacho, respirando hondo como si fuera a entrar a un campo de batalla.

Golpeó suavemente.

Eleanor: ¿Puedo pasar, Su Excelencia?

Robin alzó la vista desde su escritorio, sorprendido.

Archiduque: ¿Eleanor? ¿Ocurre algo?

Eleanor: No, nada en particular.. Solo… pense que podria acompañarlo un rato.

El archiduque entrecerró los ojos, desconfiado, pero luego asintió con cortesia.

Archiduque: Si lo desea. Estoy revisando los informes de las minas.

Eleanor entró con paso firme, se sentó frente al escritorio y miró los papeles con gesto grave, aunque los numeros y diagramas le parecian jeroglificos.

Eleanor: Ah, las minas.. Que… profundas, ¿no?

Robin levantó la mirada.

Archiduque: Si. Bastante.

Eleanor: Aja. Y esas lineas… representan… ¿piedras?

Archiduque: Representan flujos de exportación..

Eleanor: Eso mismo iba a decir. Flujos..

Durante unos minutos, fingió leer con gran concentración, aunque estaba al reves la hoja.

El archiduque la observó en silencio, con una leve sonrisa.

Archiduque: Eleanor, esta sosteniendo el papel al reves.

Ella se sobresaltó.

Eleanor: Ah… si, claro, lo hacia para ver la perspectiva general. A veces, cuando uno mira al reves, las ideas fluyen mejor.

Robin bajó la cabeza para ocultar la risa.

Archiduque: No sabia que tenia experiencia en administración minera.

Eleanor: Oh, si… conozco a comerciante de piedras. Pequeñas. De adorno.

El archiduque la miró, divertido.

Archiduque: Ya veo. Entonces debe saber que el mercado de minerales esta complicado.

Eleanor: ¡Por supuesto! La competencia… y los… dragones del norte.

Robin arqueó una ceja.

Archiduque: ¿Dragones?

Archiduque: Metafóricos, claro.. Los dragones de la economia.

El archiduque ya no pudo contener una leve carcajada.

Archiduque: Debo admitir, Lady Eleanor, que su visión del comercio es… unica.

Eleanor: Me gusta pensar que tengo ideas innovadoras..

Ella se sonrojo por la mirada del archiduque..

Eleanor: creo que su oficina esta un poco calurosa.. Tal vez si abrieramos las cortinas…

Se levantó sin esperar permiso y tiró de las cortinas con tanta energia que uno de los ganchos cedió, cayendo con un golpe. Eleanor se quedó congelada con la tela en las manos.

Robin la miró, divertido, aunque intentaba mantener la seriedad.

Archiduque: Supongo que eso era parte de la innovación.

Ella se aclaró la garganta.

Eleanor: Si… mas luz, mas productividad. Esta comprobado.

él sonrió abiertamente esta vez.

Archiduque: Eleanor, no necesita fingir interes en mis informes. Si queria conversar, bastaba con decirlo..

Ella se quedó quieta, sonrojada hasta las orejas.

Eleanor: Bueno… tal vez queria eso tambien.

El archiduque se recostó en su silla, observandola con una mezcla de ternura y diversión.

Archiduque: Entonces converse, Lady Eleanor. Solo… mantengase lejos de las cortinas.

Eleanor rió, sin poder evitarlo, y el la acompañó con una sonrisa leve pero sincera.

Era la primera vez que el despacho, siempre tan serio, se llenaba de algo tan simple y calido como una risa compartida.

La Fase 2 de la Operación Conquista fue, segun las propias palabras de Eleanor, “una estrategia culinaria de seducción emocional”.

Segun su teoria, el amor y la comida tenian una conexión ancestral, y aunque jamas habia cocinado nada que no terminara en humo, decidió que esa noche prepararia personalmente la cena del archiduque.

Margaret, por supuesto, intentó detenerla.

Margaret: Su alteza, la ultima vez que entró a la cocina casi incendia un pan.

Eleanor: Exageras, Margaret.. Solo fue un poco de humo… con caracter. Ademas, esta vez tengo un propósito noble.

La doncella suspiró con resignación y cruzó los brazos.

Margaret: ¿Y cual seria?

Eleanor: Conquistar al archiduque por el estómago. Es una tactica milenaria.

Margaret: Y peligrosa

mientras le entregaba una cuchara como quien entrega un arma a un niño.

La cocina se convirtió rapidamente en un campo de batalla.

Ella revolvia, probaba, agregaba ingredientes sin mucho orden.

Eleanor: Un toque de vino… otro toque… bueno, tal vez un toque largo.

El cocinero oficial observaba desde un rincón, blanco como la harina.

—Su alteza… eso es azucar, no sal.

Eleanor: Lo se.. Es… una receta innovadora. Mezcla de dulzura y fuerza, como yo.

Cuando por fin sirvió la cena, el resultado era… dificil de describir.

Margaret la miraba con el alma en vilo.

Margaret: ¿Esta segura de que quiere presentarle eso al archiduque?

Eleanor: Margaret, no seas negativa. Tiene… textura.

Margaret: Si, su alteza. Una textura misteriosa.

Esa noche, Eleanor apareció en el comedor con su creación cubierta por una tapa de plata.

El archiduque, como siempre, la recibió con educación y una mirada tranquila.

Archiduque: ¿Ha decidido cenar sin el servicio hoy?

Eleanor: No exactamente. Hoy yo he cocinado.

Robin se quedó inmóvil unos segundos.

Archiduque: ¿Usted?

Eleanor: Si, Su Excelencia. Una receta… experimental. Llena de pasión, entrega y quizas un poco de arrepentimiento.

Cuando levantó la tapa, una ligera nube de vapor.. con olor indefinido.. invadió la habitación.

El archiduque arqueó una ceja.

Archiduque: Huele… interesante.

Eleanor: Eso es el toque secreto.. Pruebe.

Robin tomó un pequeño bocado. Su rostro permaneció impasible, pero sus ojos parecian debatirse entre la cortesia y la supervivencia.

Archiduque: Es… ..diferente.

Eleanor: ¿Diferente bueno o diferente mortal?

Archiduque: Digamos… diferente memorable.

ella sonrió satisfecha.

Eleanor: Perfecto, no quiero ser olvidada facilmente.

El soltó una risa suave, genuina, que hizo que valiera la pena el desastre culinario.

Archiduque: Lo ha conseguido, Lady Eleanor. No creo que olvide este sabor en mi vida.

Eleanor: Lo sabia.. El amor y la cocina, Su Excelencia, tienen algo en común.. ambos requieren valentia.

Robin la observó por un largo momento, los ojos brillando con una mezcla de diversión y ternura.

Archiduque: Y usted parece tener de sobra.

Eleanor bajó la mirada, sonriendo sin querer.

La cena terminó con risas, historias y un vino dulce que, para su sorpresa, el compartió con ella sin advertencias.

Esa noche no hubo licor ni malentendidos.

Solo dos personas que, poco a poco, empezaban a acercarse… sin necesitar pretextos.