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MI QUERIDO SECRETARIO

MI QUERIDO SECRETARIO

Status: Terminada
Genre:Yaoi / CEO / Casada con el millonario / Jefe en problemas / Mujeriego enamorado / Completas
Popularitas:2.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Fanny123

Un joven talentoso pero algo desorganizado consigue empleo como secretario de un empresario frío y perfeccionista. Lo que empieza como choques y malentendidos laborales se convierte en complicidad, amistad y, poco a poco, en un romance inesperado que desafía estereotipos, miedos y las presiones sociales.

NovelToon tiene autorización de Fanny123 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 15

Límites y heridas

La mañana en la oficina comenzó tranquila. Gabriel revisaba los correos mientras Alejandro se concentraba en informes de inversión. Todo parecía en calma, hasta que el nombre Carlos Ríos apareció en la bandeja de entrada.

El joven CEO solicitaba una reunión “informal” con Rivera Enterprises. El tono del correo era cordial, pero lo que desató la molestia de Alejandro fue la posdata dirigida directamente a Gabriel: “Espero que también esté presente tu secretario, me encantaría seguir conversando con él”.

Alejandro cerró la laptop con un golpe seco.

—Ese tipo no se rinde.

Gabriel, que lo había alcanzado a leer de reojo, suspiró.

—Alejandro, es solo un correo. Él quiere hacer negocios, nada más.

—No, Gabriel —replicó Alejandro, con los ojos entrecerrados—. Ese hombre no te ve como un simple secretario.

A pesar de sus reservas, Alejandro aceptó el encuentro. Se citaron en una cafetería de diseño moderno, lejos del bullicio del centro. Carlos llegó puntual, elegante como siempre, con una sonrisa que parecía ensayada frente al espejo.

—¡Alejandro! —saludó con efusividad, y luego miró a Gabriel con brillo en los ojos—. Gabriel, qué gusto volver a verte.

La reunión transcurrió entre cafés y conversaciones sobre proyectos. Sin embargo, Carlos desviaba cada tanto el tema hacia Gabriel, preguntándole sobre sus gustos, sus pasatiempos, su visión de la vida.

—Debes tener una perspectiva fresca, Gabriel. Gente como tú es la que realmente inspira cambios. ¿Sabes? No todo es dinero y estrategias —dijo Carlos, inclinándose hacia él con complicidad.

Gabriel sonrió educadamente, aunque un ligero rubor se dibujó en sus mejillas. Alejandro lo notó, y la molestia le subió como un fuego interno.

Cuando la reunión terminó, Carlos estrechó la mano de ambos, pero con Gabriel se detuvo un segundo más.

—Me encantaría que algún día podamos salir a conversar sin tanta formalidad. Una amistad sincera, nada más.

Alejandro apretó la mandíbula.

—Eso no será necesario. Gabriel no necesita amistades como esa.

El ambiente se tensó de inmediato. Gabriel miró a Alejandro con incredulidad, mientras Carlos alzó una ceja y sonrió con malicia.

—Entiendo… —dijo, despidiéndose con un aire divertido—. Pero las amistades no se imponen, Rivera. Nacen solas.

De regreso al coche, el silencio era espeso. Gabriel finalmente explotó.

—¿Qué demonios fue eso, Alejandro?

Alejandro giró el volante con fuerza.

—Ese hombre no quiere ser tu amigo, Gabriel. Te está coqueteando, ¿no lo ves?

—¡Claro que lo veo! —respondió Gabriel, alzando la voz—. Pero eso no te da derecho a hablar por mí. Yo puedo decidir con quién me llevo bien.

—¿Ah, sí? ¿Quieres que ese tipo esté rondándote, enviándote mensajes, inventando excusas para verte? —Alejandro lo miró de reojo, con rabia contenida—. No lo permitiré.

Gabriel lo miró con ojos brillantes de frustración.

—No soy un objeto, Alejandro. No soy “tuyo” como si fuera una propiedad. Soy tu pareja, tu prometido, ¡no tu prisionero!

El coche quedó en silencio, excepto por el sonido del motor. Alejandro no respondió. Se limitó a apretar el volante, su orgullo herido impidiéndole admitir que estaba equivocado.

Esa noche, Valeria se enteró del altercado. Bastó una llamada de Gabriel, desahogándose entre sollozos, para que ella apareciera en el departamento de Alejandro como un huracán.

—¡Alejandro Rivera! —gritó apenas cruzó la puerta—. ¿Qué diablos te pasa?

Alejandro la miró con frialdad.

—No voy a permitir que Carlos Ríos se acerque a Gabriel.

Valeria cruzó los brazos, con el ceño fruncido.

—¿Y desde cuándo decides con quién puede hablar o no Gabriel?

—Desde que soy su prometido —contestó Alejandro, casi escupiendo las palabras.

Valeria dio un paso al frente, señalándolo con el dedo.

—No confundas las cosas, Alejandro. Amar a alguien no te da derecho a controlarlo. ¡Gabriel no es tu sombra ni tu posesión!

Alejandro abrió la boca para responder, pero Valeria lo interrumpió de nuevo, con la voz cargada de indignación.

—Tú has sido frío, orgulloso, difícil. ¿Y sabes qué? Gabriel se quedó a tu lado de todas formas, porque te ama. Pero si empiezas a prohibirle amistades, lo único que vas a lograr es perderlo.

Las palabras golpearon más fuerte que cualquier grito. Alejandro desvió la mirada, sintiendo un nudo en el pecho.

—Yo solo… —murmuró, con menos fuerza—. No quiero que alguien como Ríos intente alejarlo de mí.

Valeria suavizó el tono, pero mantuvo la firmeza.

—Entonces confía en Gabriel. Él ya eligió, Alejandro. Eligió estar contigo. No necesitas levantar muros de celos, necesitas abrir puertas de confianza.

Alejandro cerró los ojos por un instante, procesando cada palabra.

Horas después, Gabriel estaba en la habitación, en silencio, fingiendo leer un libro. Alejandro entró despacio, con un aire menos imponente que de costumbre. Se sentó a su lado y permaneció callado por unos segundos.

—Tienes razón —dijo finalmente, con voz grave—. Fui un idiota.

Gabriel lo miró sorprendido.

—¿Lo reconoces?

Alejandro asintió, tomando su mano con cuidado.

—No quiero perderte, Gabriel. Y el miedo a hacerlo me hace reaccionar de la peor manera. Pero no tengo derecho a prohibirte nada. Solo quiero que sepas que… —lo miró con intensidad—, cuando te veo con otro, siento que me arrebatan algo irremplazable.

Gabriel suspiró, sus ojos suavizándose.

—Alejandro… yo elegí estar contigo. No necesito a Carlos, ni a nadie más. Pero necesito que confíes en mí, porque si no lo haces… esto no funcionará.

Alejandro asintió, apretando su mano con fuerza.

—Lo haré. Te lo prometo.

Gabriel sonrió débilmente y lo abrazó. Alejandro lo envolvió en sus brazos, sintiendo que por fin podía soltar el peso de su orgullo.

Al día siguiente, Valeria llamó a Samuel para contarle todo, y él no pudo evitar reír.

—Te dije que esos celos algún día le iban a explotar.

Valeria bufó, aunque sonrió.

—Sí, pero al menos ahora entendió que amar no es poseer.

Samuel se recostó en la silla, pensativo.

—Esperemos que Carlos Ríos no siga buscando problemas. Porque si lo hace, esto apenas comienza.

Valeria lo miró con una chispa traviesa en los ojos.

—¿Y no te parece que, de alguna forma, un poco de drama hace la historia más interesante?

Ambos rieron, aunque en el fondo sabían que la presencia de Carlos seguiría siendo una amenaza latente.

Pero esa noche, al menos, Alejandro y Gabriel se abrazaron más fuertes que nunca, conscientes de que el verdadero reto no estaba en los rivales externos, sino en aprender a confiar el uno en el otro.

... CONTINUARA ...

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Fanny
🥰
orneidy soto
Hermosa esta novela gracias por compartir
Fanny: Muchas gracias 🥰🥰
total 1 replies
Fanny
linda
☫ Queen ✜S. D. R꫞
gracias por apoyarme, de nada apoyarse, te deje un puntos de 199 de cafecito. espero que continúe el capítulo🥰☺️
Fanny Rodriguez: 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
total 1 replies
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