El Italiano Y Yo

(Karlo)

El ascensor se detiene, y tengo que poner a mi Princesa en pie sosteniéndola para que no haga fuerza en su pie suturado, siguiendo las recomendaciones del médico.

Saco la llave de la puerta de mi habitación y abro apresuradamente.

Sin saber por qué razón mi corazón palpita a diez mil por segundo, y es que esto que siento es algo fuera de mi control.

Tomo de nuevo a Elieth, y camino con ella en mis brazos, la dejo caer con mucho cuidado en un sillón de la sala de mi habitación, regreso a cerrar la puerta que había dejado abierta, y vuelvo caminando despacio, observo a Elieth desde lejos.

Es maravillosamente hermosa, y esta aquí, en mi habitación conmigo

Y lo mejor es que me siento tan estupendamente bien.

Es como que ella ha venido a darme vitalidad, a venido a regenerar en mí lo que estaba dañado, no solo mis traumas sicológicos, sino también mis emociones como hombre.

Yo no me sentía un hombre normal, el rechazo que había creado hacia las mujeres, producía un efecto negativo, como el hecho de no poder conciliar el sueño, o los episodios de ansiedad, y hasta ataques de pánico.

Todo eso lo sufri en mi cuerpo constantemente, durante 5 años he padecido y quizá en este momento, estuviera aquí yo solo, luchando, con un episodio de ansiedad o un ataque de pánico, pero no...

Aquí estoy tan enteramente sereno, con una tranquilidad tan placentera que no quiero dejar de sentir.

Es el efecto que tiene La Mujercita en mí.

Me acerco a ella, se le ve nerviosa.

—Presiosa, no tienes por qué estar nerviosa, tampoco debes sentir temor. —Le digo tomando su muñeca y dándole un casto beso en ella.

—Karlo, temor no tengo, y sé que si lo tuviera sería normal, imagínate estoy aquí en una habitación con un Príncipe que conocí hace un día.

Nerviosa si, y no puedo evitarlo...

Yo...nunca he estado en una habitación con un hombre.

Bueno... Daniel a veces entra a mi habitación, pero no es lo mismo, él y yo somos amigos, yo le pedí que entendiera que nunca debía propasarse conmigo porque fui criada diferente, yo no soy como sus amigas con derecho.

Así que el aprendio a guardar la distancia que yo exigi, por eso el no cuenta.

Pero tú, eres... Un hombre. Y yo... nunca he estado con uno.

—Elieth, tú nunca has estado con un hombre, Tú eres virgen?

—Sí... por esa razón estoy nerviosa.

—Puedo preguntarte por qué nunca has estado con un hombre.

—Bueno yo, siempre estuve enfocada en lo que quería lograr, mi mente no pensaba otra cosa más que estudiar y convertirme en una mujer exitosa.

Aparte de eso, en mi pueblo hay costumbres bien arraigadas, la gente piensa que una muchacha bien, debe ser mujer de un solo hombre, y que debe llegar virgen al matrimonio.

Según la gente de allí, si alguien pierde la virginidad, vale menos que una virgen, y que los hombres si pueden tener muchas mujeres, porque son hombres, eso es algo ilógico a mi forma de creer.

Pero como te dije la gente es muy chismosa y soy de las personas, que no le gusta ser comidilla de los demás.

Y no me importa si hablan, en tanto lo que hablen sean inventos.

Por eso nunca quise estar con alguien de mi pueblo para evitarme ser el chisme caliente de todos.

Aquí en ciudad, todo es diferente, aquí se burlan de las chicas que son vírgenes, como yo, pero prefiero que se burlen por eso y no que se burlen de mí por andar de cama en cama.

No quiero acostarme con alguien y al día siguiente, ya no se acuerde de mí, no es que yo crea que debo a ley llegar virgen al matrimonio, lo que pasa es que yo quiero hacerlo, pero quiero que sea especial, y hacerlo con alguien especial, que quede en mi memoria como un recuerdo maravilloso.

¿Espero que a ti no te parezca cursi mi forma de pensar?

—Elieth, Ohh Dios mío, Elieth Presiosa.

Primero, quiero que sepas, que no tienes por qué estar nerviosa, ya te dije que no haré nada que tú no quieras.

Puedes estar segura conmigo, siempre voy a respetar tu forma de pensar.

Y también debes saber que, jamás me parecería cursi y menos me burlaría de ti por pensar así.

Eso solo me hace admirarte más,

Y darme cuenta de que, yo...no merezco tenerte.

Es más si tú quieres dormiré en el sillón.

—Karlo, yo no quiero que duermas en el sillón, y claro que me mereces eres un hombre maravilloso, eres bueno.

—¿Por qué dices que soy bueno?.

—Lo digo por que a pesar que creías que tus hijos eran de las personas que más daño te han hecho, los seguiste cuidando y amando igual, y no les dijiste nada malo de su madre, eso solo me dice que tu eres un buen hombre, y eres justo lo que yo soñé para mi,

Eres el hombre de mis sueños.

Y justamente por eso es que estoy nerviosa, por que creo que eres el hombre con quien quiero estar, por primera vez.

Estoy nerviosa, porque quiero dormir contigo, ¿si tú quieres?.

Y es que jamás imagine decirle esto a un hombre, pues me educaron diferente, pero soy de las personas que dicen lo que piensan y sienten.

Tu Karlo, me gustas y mucho, quiero que duermas conmigo, y que me abraces y si sientes que tu cuerpo me rechaza, me digas y yo me alejare.

Quiero acariciarte y que me acaricies y que si después los dos queremos llegar más allá que lo hagamos.

Yo estoy segura, que a pesar de solo tener un día conociéndote contigo haría el amor sin pensarlo.

—Ohhh por Dios. Elieth, moriria por hacerte el amor, asi como muero por abrazarte de nuevo, muero por sentir tus caricias,

Y te prometo que el dia que decidamos hacerlo será especial.

Y si, si quiero que tu primera vez sea conmigo.

Aunque no tengo ningun derecho, no puedo imaginarte en brazos de alguien más.

Quiero que seas mía, solo mia, Elieth, disculpa mi egoísmo.

Disculpa mi posesividad, pero no puedo, no quiero, pensar que alguien más te pueda tocar,

No se si estoy siendo muy intenso, no quiero que huyas de mi, por ser posesivo.

Yo quiero que seas mi enteramente mía,y el día que eso suceda sere el hombre más feliz del mundo.

Quedara en nuestra memoria por toda la vida.

Y no lo haremos hoy por que cuando lo hagamos debemos estar totalmente seguros, que es el momento indicado, pero más tu, debes estar muy segura que quieres hacerlo conmigo, por que te voy a decir algo Elieth.

El día que tu seas mía, no serás de nadie más.