Gustavo Toloza vive completamente sin preocupaciones, las bromas y la diversión son parte de su día a día, sin embargo, su alegría se esfuma cuando se ve envuelto en un escándalo que lo obliga a contraer matrimonio con una desconocida.
¿Podrá el resentimiento convertirse en amor?
Portada hecha por : Zuly Torres.
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Capítulo 12: ¡Jamás te dejaría sola!
Gustavo casi se ahogó con el café que estaba bebiendo, en cuanto vio entrar a la pelinegra a la cocina, Amy traía puesta una de sus camisas que le cubría menos de la mitad de los muslos. El hombre tenia la leve sospecha de que su esposa se vistió así para provocarlo.
-Buenos días- saludo de manera enérgica la mujer.
-Bue…Buenos días- Tartamudeo el castaño, Amy sonrió había logrado su cometido, pero esto apenas comenzaba.
Bajo la atenta mirada de su esposo, camino hasta los gabinetes de la cocina y se puso de puntillas para “alcanzar” un paquete de galletas, este movimiento dejo a la vista su sexy ropa interior, Gustavo trago grueso, ¡Diablos! esa mujer estaba tratando de ¿Matarlo? los muslos de las pelinegra se veían tan apetecibles que tuvo que luchar consigo mismo para apartar la mirada de la piel expuesta de Amy.
Para calmar el fuego que se encendió en su interior, el castaño cerro los ojos y tomo varias respiraciones profundas mientras repetía su mantra “tranquilo Gus, piensa en la Biblia, recuerda que prometiste no tocarla hasta que definieran su relación, piensa en la Biblia, piensa en tu mamá”
- ¿Qué sucede cariño? ¿Te sientes mal? – Preguntó la pelinegra fingiendo preocupación mientras colocaba una de sus manos en la frente de Gus, ante su toque el cuerpo del castaño tembló -No estas caliente o puede ser que tu fiebre sea por dentro- Mencionó la mujer empleando un tono inocente.
Gustavo soltó una maldición entre dientes, Amy podía tener cara de ángel, pero era jodidamente perversa. Su esposa sabía que no era de palo y estaba jugando con él, pero el hombre no se la pondría fácil con la poca fuerza de voluntad que le quedaba abrió los ojos y la jaló del brazo con delicadeza para sentarla en sus piernas.
Amy quedó boquiabierta y el castaño aprovecho para besarla, pronto la lengua de Gus exploro toda la boca de la mujer, cuando escucho que Amy soltó un jadeó él se separó de sus labios para susurrarle – La próxima vez que vayas a seducir a tu esposo, asegúrate de cepillar tus dientes. El mal aliento puede dañar el momento-
A Amy se le subió la sangre a la cabeza y si el asesinato fuera legal el castaño en esos momentos se hubiera convertido en un hermoso cadáver.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
-Por favor, Amy – Ruega el castaño por decima vez, después de que Amy le tirará la puerta de la habitación en la cara – No volverá a pasar, solo fue una broma, por fa no te enojes y déjame entrar ¿Sí? -
-Vete, no quiero verte y mucho menos hablar contigo- Pronuncia con “enfado”.
-Está bien tú ganas, me iré. Pero prométeme que bajaras a desayunar, estas embarazada y no puedes dejar de comer. -
Cuando no escucho al castaño, Amy salió de la habitación – Se nota que quería hacer las paces, tanto así que no fue muy difícil convencerlo de que se marchara- Susurró para ella misma.
Después de desayunar, recorrió la casa para descubrir que el castaño no estaba por ningún lado. -Primero me dice que tengo mal aliento y ahora se atreve a dejarme sola, ese tonto, pero ya vera la broma le saldrá cara- Hacia ademanes con las manos mientras discutía sola.
La pelinegra estaba tan metida en su pelea que ignoro que alguien se le acercaba.
-Si sigues hablando sola, pensare que estas loca-
-No me importa lo que pienses, digas o hagas – Le respondió fingiendo molestia.
- ¿Estás segura de eso? Esta bien, como no te interesa lo que haga iré a tirar esto- Señalo el castaño haciendo que la pelinegra mirara en su dirección.
La boca se le hizo agua al ver de lo que se trataba, anoche le comento a Gus que se le había antojado helado con salsa de chile dulce, aunque el castaño salió a esa hora a comprarlo no encontró ninguna tienda abierta.
-Te acordaste- Dijo mientras le arrebataba el plato al hombre y se metía una cucharada.
-Claro, además no has escuchado el dicho “Si una mujer esta enojada, llévale algo de comer… a los demonios les gustan las ofrendas”-Bromeo Gus, ganándose un codazo de parte de la pelinegra.
-Me encanta, tu manera de disculparte- Admitió Amy después de terminar el helado. – Me recuerdas a papá, él también tiene formas peculiares para disculparse- Había un deje de tristeza en las palabras de la pelinegra, su tono de voz no paso desapercibido para el castaño.
Gustavo se quedó pensativo por un segundo -Amy, hay algo que quiero preguntar desde el día que nos casamos, ¿Por qué tus padres no fueron a la boda? -
-Mis papás y yo no llevamos una buena relación. –
- ¿No te hablas con tus padres? –
La pelinegra trago saliva antes de responder -No, no hablo con ellos desde la vez que tuvimos una discusión tan fuerte que papá me echo de la casa-
-Eso debió ser un momento muy difícil para ti, pero ¿No trataste de arreglar las cosas con ellos? -
-No, no lo hice. Papá fue demasiado claro, no quería que volviera a poner un pie en su casa si seguía con la idea de casarme con mi ex –
-No creo que lo dijera en serio, a veces cuando se nos calienta la cabeza decimos palabras que no sentimos y estoy seguro que este es uno eso casos ¿Por qué no intentas hacer las paces con ellos?–
-Dudo que me quieran ver, si voy a verlos seguramente me echarán y dirán que ellos siempre tuvieron razón. Además ¿Qué voy a decirles cuando los vea? Que volví después de 5 años porque la persona por la que los deje me abandono con un bebé en camino -
-No, les dirás la verdad. Les dirás que los has echado de menos, que pronto tendrá un niet@ y quieres que sean parte de tu vida. Hablares con el corazón y te aseguro que tus padres te entenderán, algo que me dicen que ellos esperan por ti-
-Promete que me acompañaras, no seré capaz de enfrentarlos sola-
-Tonta, jamás te dejaría sola en un momento así- El castaño rodea con sus brazos a Amy para consolarla.
excelente historia