Cautiva Por Tu Deseo

RENZO

Luego del desayuno en el cual no dimos más de tres bocados ya que volvimos a la habitación para continuar con lo que dejamos en el baño.

Es sorprendente lo que no puedo hacer con otras mujeres con ella puedo hacerlo en cuestión de minutos. Estar en su cuerpo se siente increible, ella sabe increíble para parte de su piel lo hace. Escuchar mí nombre entre sus gemidos no hace nada más que excitarme aún más y seguir hasta el agotamiento.

Acostados uno al lado del otro nos miramos y hablamos.

–. Entonces... –digo–. ¿Solo tuviste un novio antes de mí?.

–. Si, solo uno –dice avergonzada–. Pero era un idiota, me hizo sentir muy mal durante todo el tiempo que estuvimos juntos.

–. Olvídalo, no valía la pena –le sonrío–. Ahora eres mía.

–. ¿Tuya? –arquea un ceja–. Disculpa yo no soy de nadie.

–. Oohh... ¿De verdad? –pregunto curioso–. Está Caperucita es muy rebelde...

Salto sobre ella y empiezo a besar su cuello produciendo intencionalmente cosquillas. Ella pasa su mano por mí nuca riendo.

–. Espera... –ríe–. Por favor, soy muy cosquilluda.

–. ¿De verdad? –pregunto en su cuello–. Gracias por revelarme tu debilidad.

–. ¿Y tu? –pregunta–. ¿No tienes debilidades?.

–. No, no tengo –le digo mirándola–. No debo tenerla, mí mundo no lo permite.

–. Ooohh... El magnate Griego no tiene debilidades –se ríe–. ¿Quien lo diría?.

–. ¿Te burlas de cualquier cosa? –arqueo una ceja.

–. Obviamente no, hay cosas con las que no se puede bromear –me golpea el pecho–. No soy mala.

–. Claro que no –digo besando su cuello–. Eres muy buena, demasiado buena.

Voy bajando mí boca por su cuello saboreando esa suave y dulce piel, cuando estoy apunto de llegar a su pecho, mí celular se pone a sonar.

–. Renzo... –me llama jadeando–. Es tu celular.

–. Mmhh... –gruño–. Pueden esperar.

–. Quizás sea importante, Renzo –dice y toma mí cara entre sus manos–. Responde.

–. Uuff... –bufa–. ¡Está bien!.

Me giro sobre la espalda y tomo el celular de la mesita de luz.

📱 << –. Mitchel. Eímai edo. – >> (Mitchel. Aquí estoy.)

📲 << –. Renzo. ¿Poú eísai, aderfé? – >> (Renzo. ¿Donde estas, hermano?).

📱 << –. Sto spiti. ¿Giati? – >> (En casa. ¿Por qué?).

📲 << –. Kalésame to archontiko. I Edna mas parevrethike – >> (Llamamos a la mansión. Edna nos atendió).

📱 << –. ¿Kalesan? ¿Ti tous eípe i Edna? – >> (¿Llamaron? ¿Que les dijo Edna?).

📲 << –. Akoustikan kravges kata ti diarkeia tis nychtas – >> (Que se escucharon gritos toda la noche).

Me echo a reír con ganas.

📱 << –. Tha eimai ekeí amesos – >> (Enseguida estoy allá).

Cuelgo la llamada y me giro hacia Melina.

–. ¿Que era tan gracioso? –pregunta.

–. Me llamaron los chicos al teléfono de la mansión –me río–. Edna les contesto y les dijo que se escucharon gritos durante la noche.

–. ¿¡QUE!? –exclama–. ¿Edna vive aquí en la mansión?.

–. No, no –niego riendo–. Vive en la casa de atrás.

–. ¿Tanto se escuchó? –se cubre el rostro–. ¡DIOS MIO!. Que vergüenza.

–. ¿Por qué? –tomo su cintura y la acerco–. Sabrán que hago un buen trabajo.

–. ¡Basta! –me empuja un poco–. Por favor. Me tengo que ir, para que no se preocupen.

–. Está bien –asiento.

...****************...

La llevo hasta el complejo de apartamentos donde se quedan con su amiga. A duras penas la puedo dejar bajar del auto luego de algunos besos.

Conduzco hasta el galpón donde nos reunimos con Mitchel y Silas.

–. ¿Que ha ocurrido, chicos? –pregunto llegando.

–. ¿Que te pasa a ti? –me dice Silas–. ¿Por qué estás así?.

–. No me pasa nada, estoy bien –les digo–. ¿Que paso?.

–. A eso lo dejamos para después –sonríe–. Estás muy sonriente.

–. ¿Y que tiene? –me cruzo de brazos–. ¿Para que me llamaron?.

–. Encontramos algo importante –dice Mitchel–. Resulta que Ríos tiene una relación bastante sería con Ivanov.

–. Espera, espera... –lo detengo–. ¿Con Ivanov? ¿Aleskei Ivanov?.

–. Si, aún no sabemos el "porque" –dice Silas–. Esperamos averiguarlo pronto.

–. ¿Que tal si él está detrás de todo lo que le pasó a Florencia? –pregunta Mitchel–. ¿Mando a matar a tu hermana, Renzo?.

–. Por su bien y por su vida –digo furioso–. Espero que no.

–. Si es que Aleskei tuvo algo que ver... –Silas suspira–. Se desatará el tercera Guerra mundial.

Nos quedamos cagados los tres y los demás hombres. ¿Será eso? ¿Por qué Ivanov se interesaría en tenerme de enemigo y hacerme daño? ¡Jamás cruzamos palabras o miradas!.

–. Por eso las debilidades son algo serio –Silas me mira–. ¿Tienes alguna debilidad, hermano?.

–. ¿Por qué preguntas eso, Silas? –pregunto mirándolo.

–. Quizás sea porque estas radiante desde hace unos días –dice Mitchel–. ¿Por qué?.

–. Por nada, chicos –les respondo–. No entiendo porque me preguntan eso.

–. No es amor. ¿Verdad? ¿Te has enamorado? –Silas dice con seguridad–. Amigo, el amor es una debilidad y si tus enemigos se enteran de esa debilidad... Ese "amor" puede correr peligro.

–. Lo sé, Silas –lo miro seriamente–. Yo más que nadie se que el amor daña.

Quedamos de acuerdo en investigar a Ivanov y Ríos. Silas se encargará de eso, déjanos a algunos hombres ahí.

...****************...

Mitchel y yo nos subimos a una camioneta.

–. Te has enamorado –me mira sonriendo–. ¿No es así?.

–. Mitchel ya te dije que... –lo miro y suspiro–. ¿Es muy obvio?.

–. Te conozco amigo, jamás te brillaron así los ojos –sonríe–. ¿Melina?.

–. Si –asiento con una sonrisa–. Se me fue inevitable.

–. Tienes que tener mucho cuidado ahora, Renzo –dice preocupado–. Más que nunca.

–. Si, entiendo eso –digo apenado–. Pero dudo poder dejarla.

Me sonríe tristemente.

Se que es un riesgo enamorarme aún más en el mundo en el que vivo, pero ya está, paso... Y si paso fue porque tenía que ser.