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La Manzana Del Pecado.

La Manzana Del Pecado.

Status: Terminada
Genre:Batalla por el trono / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación / Mundo mágico / El Ascenso de la Reina / Completas
Popularitas:24.3k
Nilai: 4.9
nombre de autor: abbylu

Mi nombre era Rosana, pero morí en un motel de mala muerte con olor a humedad y fracaso. Lo último que recuerdo antes de desmayarme fue un tipo que pensaba que pagarme le daba derecho a todo. Spoiler: casi lo logra.

Desperté en una cabaña en medio del bosque, con siete hombres mirándome como si hubiera caído del cielo... o del catálogo de fantasías medievales. Y yo, sin entender nada, tuve la brillante idea de decirles que me llamaba Blancanieves. Porque, total, ¿qué más daba? Ya había vendido hasta mi orgullo… ¿por qué no mi identidad?

NovelToon tiene autorización de abbylu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 15

La cena había transcurrido entre conversaciones amables, brindis y anécdotas sobre antiguas batallas, aunque por debajo de la superficie había una corriente invisible de tensión. Los nueve ocupaban la larga mesa del comedor: Liam al centro, con Luciel a su derecha y Rosana —o “la prometida”— a su izquierda. El resto de los bandidos se distribuía alrededor, comiendo en silencio o intercambiando miradas cautelosas.

Cuando los sirvientes retiraron los últimos platos y el eco de las pisadas se desvaneció por los pasillos, la atmósfera cambió. Ya no quedaban ojos ajenos en la sala. Solo ellos nueve. El fuego de la chimenea proyectaba sombras largas sobre las paredes, y el sonido del vino cayendo en una copa parecía más fuerte que de costumbre.

Rosana se puso de pie lentamente. Sus manos descansaban sobre el respaldo de la silla, su expresión era serena, pero su voz salió clara y firme.

—Mi nombre… no es Rosana —dijo, deteniendo incluso el leve tamborileo de dedos de Zev sobre la mesa—. Mi nombre es Blancanieves, princesa heredera legítima de Liria.

Nadie se movió. Incluso Gael, que rara vez parecía sorprendido por algo, frunció el ceño.

—Y estamos aquí porque buscamos apoyo —continuó ella—. Queremos destruir a Ravena.

Liam, que hasta ese momento la miraba con una sonrisa curiosa, cambió por completo su expresión. Su mandíbula se tensó, sus ojos se oscurecieron y su voz salió cargada de ira.

—¿Qué significa esto, Luciel? —su mirada se clavó en su hermano como una daga—. ¿Cómo pudiste traer a la hija de esa mujer aquí?

Los músculos de Gael y Tobias se tensaron al instante. Zev dejó la copa en la mesa, listo para levantarse. Nikolai, que pocas veces mostraba nervios, desplazó sutilmente la mano hacia el mango de su espada.

Liam empujó la silla hacia atrás y se puso de pie. El movimiento fue rápido, casi violento. Los bandidos respondieron de inmediato, incorporándose, dispuestos a interponerse si era necesario.

Blancanieves alzó la voz antes de que la tensión se rompiera.

—¡Suficiente! Yo no soy hija de esa bruja. Esa mujer busca matarme… y casi lo logra dos veces.

El tono de su voz, tan seguro y cargado de verdad, hizo que Liam vacilara. Bajó apenas la guardia, aunque sus ojos seguían fijos en ella.

—Escúchala, hermano —dijo Luciel con calma, aunque sus manos descansaban sobre la mesa, listas para impulsarse si las cosas empeoraban.

Blancanieves respiró hondo y empezó a hablar. Relató los años de encierro en la torre, cómo cada día era una prisión tanto física como mental, los intentos de asesinato, el ataque del cazador enviado para terminar con su vida… y cómo había logrado escapar.

—Ellos me encontraron —dijo, señalando con la mano a los siete bandidos—. Me salvaron. Me ayudaron a seguir viva.

Su voz se endureció con cada palabra.

—Si queremos vivir, ya no podemos hacerlo con miedo. Yo estoy dispuesta a enfrentar a Ravena, a tomar el control del reino como debió ser desde el principio. Quiero paz… y que cada mujer y cada niña viva sin miedo.

El silencio que siguió fue pesado. El fuego de la chimenea crepitó, llenando el espacio donde nadie se atrevía a hablar.

Liam tomó su copa, la levantó y bebió lentamente, sin apartar la mirada de ella. Cuando habló, su voz era grave, medida.

—No confío en usted… y mucho menos después de venir aquí con mentiras.

Blancanieves abrió la boca para responder, pero Liam levantó la mano para detenerla.

—Pero confío en mi hermano. Y si él pelea… la casa Zorem también peleará.

La princesa lo miró directamente a los ojos.

—No dije mentiras, solo adorné la verdad. Después del segundo ataque, no puedo confiar en nadie que no sea de la Orden. Ellos se han convertido en mi refugio, en mi apoyo. Y solo porque Luciel confía en usted es que le confieso esto. Pero, hasta que decida anunciarlo al reino, solo usted sabrá quién soy en realidad.

Liam la observó en silencio, analizando cada gesto, cada palabra.

—Entonces… ¿seguirá fingiendo ser la prometida de mi hermano?

—Sí —respondió ella, sin dudar.

Un par de cejas se arquearon alrededor de la mesa. Elías intercambió una mirada rápida con Zev, que ya parecía contener un comentario mordaz.

Blancanieves, sin inmutarse, añadió:

—De él… y de todos ellos.

Todos los presentes giraron la cabeza hacia ella. Ruik dejó de jugar con el cuchillo que tenía en la mano, Tobias la miró con los ojos muy abiertos, y Gael la observaba con una mezcla de confusión y algo que parecía molestia contenida.

—Lo he estado pensando —continuó ella—. Cuando tome mi legítimo lugar como reina, necesitaré a alguien fuerte a mi lado, alguien que apoye mis decisiones y respalde mi autoridad.

Gael se movió en su asiento, incómodo.

—¿Y qué tiene que ver eso con todos nosotros?

Blancanieves sostuvo su mirada.

—No pienso elegir entre ustedes. Serán ustedes quienes decidan si se quedarán a mi lado cuando todo esto termine… o si se marcharán.

La sala quedó en un silencio aún más denso que antes. Nadie parecía saber cómo reaccionar.

Liam arqueó una ceja, mirando a su hermano con una mueca entre divertida e incrédula.

—Entonces… —dijo lentamente—, ¿está insinuando que quiere que todos ellos sean sus… concubinos?

La copa de Zev casi se le resbala de las manos, Elías tosió para disimular la risa, y Tobias soltó un “¿qué?” demasiado alto.

—No —respondió Blancanieves con firmeza—. Estoy diciendo que quiero que sigan siendo mi apoyo cuando esto termine.

—Pues sonó bastante parecido a lo que yo dije —replicó Liam, con una media sonrisa que no suavizaba la tensión.

Zev, siempre dispuesto a encender la hoguera, intervino:

—Bueno, no suena tan mal… digo, siempre y cuando tengamos turnos justos.

—¡Cierra la boca, Zev! —gruñó Gael, golpeando la mesa con la mano abierta.

—Tranquilos —dijo Luciel, aunque su tono era más una advertencia que una petición. Miró a su hermano—. No es momento de discutir eso.

Liam, sin embargo, parecía más intrigado que molesto ahora. Se recostó en su asiento, observando a cada uno de los presentes.

—Ustedes siete… ¿realmente están dispuestos a arriesgar la vida por ella?

—Ya lo hicimos una vez —dijo Nikolai, su voz grave y pausada—. Y lo haremos las veces que haga falta.

Ruik asintió, con un brillo desafiante en los ojos.

—No somos de los que abandonan a los nuestros.

Gael no dijo nada, pero el modo en que apretaba la mandíbula lo decía todo.

Liam volvió la mirada a Blancanieves.

—Muy bien… princesa. Si su objetivo es Ravena, y mi hermano la respalda, yo también lo haré. Pero le advierto algo: si miente otra vez, aunque sea “adornando la verdad”, no habrá poder en este mundo que la proteja de mí.

Blancanieves no apartó la vista de él.

—Acepto esa condición.

La tensión se disipó apenas lo suficiente como para que algunos volvieran a sentarse. Elías suspiró con alivio, Tobias bebió de su copa como si hubiera corrido una maratón, y Zev se reclinó con una sonrisa que indicaba que ya estaba planeando algún comentario inconveniente para más tarde.

Luciel se levantó.

—Mañana discutiremos los detalles. Hoy… todos necesitamos descansar.

Pero mientras se levantaban y el grupo empezaba a dispersarse, Liam se inclinó hacia su hermano y murmuró lo suficiente para que solo él lo escuchara:

—Si terminas casándote con ella… será la primera vez que apruebo una de tus decisiones.

Luciel no respondió, aunque un leve rubor le subió al rostro. Blancanieves, que lo escuchó de reojo, simplemente sonrió.

La guerra estaba lejos, pero las alianzas empezaban a formarse… y, con ellas, también los sentimientos que podían ser igual de peligrosos que cualquier batalla.

1
Angel
cuánta paciencia
Bettzi Iseth Nieto Peralta
muy buena y super entretenida 😍😍
MariaVG😘
muy buena de principio a fin. recomendadisima. Felicidades 👍🥰🥰
Vale Barrera
Me encantó!!! Muchas felicidades autora por haber terminado otra bebé... aquí estaremos esperando una nueva historia ☺️
Belenchiipaz
uff el hermano, que será de el
Bettzi Iseth Nieto Peralta
me encanta!!! 😍😍 estoy que 🤤
MariaVG😘
Tobias fue el primero y la pegó de una. 😂😂
Bettzi Iseth Nieto Peralta
yo tambien te aconsejamos lo mismo 🤣🤣
Bettzi Iseth Nieto Peralta
en tus dos vidas te persigue la desgracia
Isley García
/Good/
MariaVG😘
falta Gael y Zec 💓💓💓
Sabier y Saylen
que sentido tiene eso? 🤨
Valeria
Me encanto. Abby eres la mejor.
Valeria
😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣😂🤣
Definitivamente. Déjà Vu
Valeria
🤣😂🤣
déjà Vu! cuando Abigail se enteró que estaba embarazada
MariaVG😘
me gusta el comienzo . Es una 😈😈
Arya Aldaba
un día para cada uno alcanza a la perfección
Aura Cardozo
wiiii!!! a chingar cenicienta...también seria el de la bella durmiente y el de la sirenita....
Aura Cardozo
wiiii!!! a chingar cenicienta...también seria el de la bella durmiente y el de la sirenita....
Arya Aldaba
lo bueno que ya aceptó la sugerencia de Lilith, que en su vida como Aby disfruto de lo lindo su vida en el harén
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