Cuando sabemos que la vida nos tiene deparado un futuro, pero somos nosotros mismos quienes creamos los caminos que nos llevan ya sea a la toma de buenas o malas decisiones, todas las que he tomado de ninguna me arrepiento me han hecho el hombre que soy y llegar a ser lo que soy y nada ni nadie me hará cambiar de parecer eso era lo que creía hasta que supe que jamás tendría una oportunidad en su vida
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"No creas que lo hago por gratitud, muchacho", dijo con una voz firme, pero no sin cierta comprensión en su tono. "Hemos hablado con los contratistas y les hemos expuesto algunos puntos de tu propuesta que, si se integran con la nuestra, darían mejores resultados. Tu visión y la nuestra, juntas, podrían crear algo que supere incluso nuestras expectativas originales. Esto no tiene que ver con lo que hiciste por mis hijos. Esto es porque tu trabajo es bueno, y mejoraríamos aún más si colaboramos."
El nudo en mi garganta se tensó. Todo lo que había imaginado sobre ese proyecto, sobre ganar o perder, había cambiado en cuestión de segundos. No era una cuestión de gratitud, era una oportunidad real de mejorar el proyecto, de fusionar ideas, de hacer algo verdaderamente grande. La duda seguía ahí, pero algo dentro de mí comenzó a ceder. Era una oferta genuina, una que no solo reconocía mi esfuerzo, sino que también me daba la posibilidad de crecer aún más.
Finalmente, tomé una respiración profunda. "Si es así", respondí con un tono firme, "entonces acepto. Trabajaremos juntos para hacer de este proyecto algo memorable."
James asintió, y por primera vez, vi una leve sonrisa en su rostro. En ese momento, sentí que todo lo que había vivido hasta entonces, las luchas, los sacrificios, las dudas, me habían preparado para este instante. No había ganado el proyecto por completo, pero había ganado algo mucho más valioso: la oportunidad de demostrar mi valía en un equipo que estaba dispuesto a apostar por mí no por gratitud, sino por lo que podía aportar.
Al salir de la sala, sentí una mezcla de alivio y emoción. La verdadera batalla no había terminado; apenas comenzaba.
Fantasmas del Pasado
La duda en el rostro de aquel joven me llevó, casi sin darme cuenta, a un lugar muy lejano en el tiempo. Me vi reflejado en él, un eco de mí mismo cuando tenía apenas dieciocho años. Una época que había enterrado profundamente, una época que prefería no recordar. Fue el inicio de mi carrera en el mundo de los negocios, pero también el momento en que perdí algo que jamás recuperaría. Algo tan valioso que, a pesar de todos mis éxitos, nunca pude olvidar de cierta manera.
Ese recuerdo era una herida que había sellado con esfuerzo y disciplina. Me prometí que jamás volvería a ser vulnerable de esa manera. Fue entonces que mi vida se volvió una serie de decisiones calculadas, cada paso medido, cada riesgo controlado. Sin embargo, había una excepción: Eileen. Cuando ella fue secuestrada por Sao, el miedo me invadió de una forma que no creía posible. En ese momento, me di cuenta de que estaría dispuesto a dar mi vida por ella sin dudarlo. No me arrepentía de esa decisión; ella y nuestra familia eran el único tesoro que realmente importaba.
Recuerdo claramente la noche en que la conocí. Estaba en un bar, bebiendo sola, intentando ahogar las penas que le había causado un hombre que no valía su peso en oro. Para mi sorpresa, ese hombre resultó ser mi propio hermano, el mismo que, sin querer, había arrojado mi verdadero comienzo hacia mis brazos. Aquel encuentro fue el principio de todo para mí y, aunque el rencor hacia mi hermano seguía ahí, en cierto modo le estaba agradecido. Sin su traición, jamás habría encontrado a Eileen.