Amor Sobre Ruedas

Lorenzo Condujo por la ciudad, sin decir una sola palabra, la cara que tenía Valeria decía muchas cosas y ninguna buena.

Mientras él transitaba por las calles de Londres, llegaron al Hyde Park en el cual hay un hermoso lago.

Lorenzo detuvo el auto y acompaño a Valeria a un banco, el frío se hacía presente, y puede que este ayudará a calmar la situación, en la que se encontraba ella.

- Él siempre ha sido así, o solo es así porque soy yo.

- Él es un maldito bastardo, no es solo contigo es con todas.

- Todas.

- Sí.

Un suspiro y una sonrisa salieron de Valeria, ella que podía esperar, los hombres ricos y famosos siempre eran así.

Ella no tenía nada especial, para llamar la atención, solo era una más del club de las conquistas de Maik. Valeria se sentía tan estúpida.

- Deberías irte a tu casa, yo desde acá Puedo llegar a la mía.

- Estás lejos, no te voy a dejar sola.

- No te preocupes, que si me matan no se perdería mucho.

Ella se levantó y comenzó a caminar sola, por las calles iluminadas, la luna era su compañía, deseaba tener su moto y liberar todo ese estrés en una carrera.

Mientras ella caminaba, un auto negro la estaba siguiendo y dentro de él se encontraba nada más y nada menos que que James.

Ella observaba de cerca, nunca se atrevió a presentarse delante de ella, y menos desde lo que pasó la última vez, Maik había pagado parte de la deuda y ella sin falta mensualmente le enviaba dinero.

Ya no la seguía por el dinero que le debía, la seguía porque desde esa noche no se había podido sacar de su mente el hermoso cuerpo de esa mujer.

Las agallas que tiene al enfrentar a un hombre, sin mencionar que la admiraba por ser una excelente corredora.

James ya había competido contra ella, y nunca le había ganado, no hasta el día en que ella se accidentó, le dolió verla así, pero Maik se interpuso esa noche, los demás competidores se fueron apenas se dieron cuenta de que habían llamado a la policía y a una ambulancia.

- Te llevo. - James no se pudo alejar de ella, pensó que mantener su distancia era lo mejor. Pero no pudo controlarse, llevaba meses siguiéndola.

- Que quieres, ya pague la cuota de este mes.

- No vengo por eso, solo quiero llevarte.

- A que costo, usted no va a perder su valioso tiempo por alguien como yo.

Solo había una cosa en la cabeza de James y era que quería conocerla, era una verdad.

- Quiero saber más de ti, conocerte mejor.

- Para que, no creo que tengamos algo en común.

Valeria seguía caminando mirando siempre al frente, nunca desvío su mirada, se acordaba perfectamente de que hace poco estaba a punto de acostarse con él para pagar unos intereses de una deuda, y también sabía que la relación de su hermano se había acabado por culpa de él.

- Vives lejos, por favor sube es tarde y hay gente muy mala en las calles.

- Quien se reía más peligroso, alguien desconocido o una persona que conoces y sabes perfectamente a lo que se dedica.

- Sube por favor, estás temblando del frío, no tengo ninguna intención oculta.

Ella sabía que él tenía razón, el camino era largo y su barrio no era el mejor, solo esperaba que al subirse en ese auto no era una maldita locura.

- Ok, Pero te lo advierto que si veo algo raro tú me vas a conocer. - Alzó levemente la ceja al ver la rebeldía y las amenazas de aquella mujer.

- Te lo prometo.

El agotamiento la alcanzó, sus ojos negros se cerraron por completo, cayendo en un profundo sueño, algo que hace años no lograba por completo, pero ahora había llegado solo y ella no iba a desaprovecharlo.

Una voz sonaba a lo lejos, era tan dulce que ella no quería despertarse la invitaba a seguir dormida.

- Despierta cariño, ya llegamos.

De un salto Valeria se despierta, analizando el lugar en donde se encontraba.

- Lo siento mucho.

- Por mí te hubiera llevado a mi casa, Pero prometí portarme bien y acá estás en tu casa.

Ni una sola palabra salió de los labios de Valeria ella solo se bajó dejando a James solo.

Las cosas que ella había vivido esa noche nunca espero que sucedieran, el sueño ya se había ido, la cabeza le daba vueltas, su hermano no se encontraba y muy temprano en la mañana se iba de viaje.

Su celular estaba completamente apagado, la batería se le había agotado, tenía miedo de prenderlo y de que le llegara un mensaje de que ya no podía viajar, eso sería el colmo, pero con la suerte con la que andaba era una gran posibilidad.

Mientras ella se debatía si prender o no el celular, al otro lado de la ciudad un hombre desesperado no dejaba de marcarle.

Una y otra vez le marco, sin tener respuesta alguna, Maik se había desesperado al ver que Valeria se había ido de su casa sin dejar rastro, él solo había entrado al baño para aclarar su mente y pedirle disculpas.

- La cagué.

- Y mucho, querido hermano.

- Lo que me faltaba, a qué vienes.

- Si no se te olvida los dos vivimos por ahora en esta casa.

- Desgraciadamente.

- ¿Que le hiciste?.

- ¿A quién?.

- A Valeria, Vi sus marcas y salió asustada.

Maik comenzó a caminar de un lado al otro, estaba seguro de que ella no viajaría con ellos, y lo único que quería era disculparse.

Esa noche fue larga tanto para Rowan, Valeria y James. Tres personas diferentes, y cada una de ellas con una problemática diferente.

Un niño rico, que quería conseguir las cosas fácilmente, un prestamista que se aprovechaba de los más necesitados y una mujer que salió adelante por si sola, a pesar de las dificultades que se le atravesarán por el camino.

Por una vez en la vida ellos sintieron que tenían que darse un respiro de todo lo que los rodeaba.

Que como lo iban a lograr no lo sabían.