Mico brilla bajo las luces de los escenarios, Tina vive entre raíces sencillas y reale. Sus mundos nunca debieron haberse cruzado, pero lo hicieron; entre secretos y la presión de la fama, tendrán que decidir si lo que sienten vale el riesgo de perderlo todo.
NovelToon tiene autorización de MOONligth22 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 6: Pequeños momentos
La tarde se extendía más de lo previsto. El set de grabación estaba envuelto en un caos de cables, luces y gritos.
Algo había salido mal con el sistema de sonido, y los técnicos corrían de un lado a otro intentando resolverlo.
—Esto va a tardar horas.—anunció el productor, pasando una mano por su frente sudada— Pueden tomarse un descanso, pero no se alejen demasiado.
Mico bufó con fastidio y se dejó caer en una silla plegable.
—Genial. Amo perder mi tiempo.
Tina, que había estado organizando un montón de papeles en una carpeta, la miró con paciencia.
—Podés aprovechar para descansar un poco. No todo el mundo tiene la oportunidad de sentarse sin cámaras apuntando.
—Descansar no me sale —respondió Mico, quitándose los auriculares del cuello— Cuando me detengo, pienso demasiado.
Tina se encogió de hombros.
—Tal vez sea bueno pensar, de vez en cuando.
Mico la miró con una ceja alzada.
—¿Siempre das consejos no solicitados o solo cuando estás aburrida?
—Solo cuando alguien parece necesitar uno.—replicó Tina, devolviéndole la mirada.
Hubo un breve silencio. Las luces del set titilaban como si acompañaran la tensión entre ambas. Mico se removió incómoda en la silla.
—¿Y tú qué haces cuando no estás dando sermones?
—Trabajo, estudio, cocino... —dijo Tina, sin darle importancia— Y me gusta tomar café, frío para ser más exacta.
—¿Frio?—repitió Mico, frunciendo el ceño— Nunca me atrevería a tomarlo a si.
Tina sonrió de lado.
—Porque no lo harías, si se prepara bien es delicioso.
Mico se cruzó de brazos, interesada a pesar de sí misma.
—¿Y sabes hacerlo bien?
—Obvio. ¿Querés que te enseñe?
—No, gracias. No tomaré eso. —Mico hizo una mueca divertida.
Tina soltó una risa corta.
—Tienes menos espíritu que una planta de plástico.
—¿Me estás llamando hueca?
—Te estoy diciendo que no sabés disfrutar de las cosas simples.
Esa frase quedó flotando entre las dos. Mico la sostuvo con la mirada, sin responder. Luego, con un gesto casi infantil, dijo:
—Trae tu cafe frio entonces. A ver si me haces cambiar de opinión.
Tina no necesitó más. Fue hasta la cocina y sirvió un café y luego le agrego un poco de hielo.
—Por suerte, siempre estoy preparada.
Mico la observó mientras preparaba el café, no era nada difícil pero ella era cuidadosa con cada paso.
—¿Por qué haces eso? —preguntó Mico, inclinándose un poco.
—¿Qué cosa?
—Todo tan... ordenado. Como si tuviera sentido.
Tina se encogió de hombros.
—Porque lo tiene. o quizás no, no lo sé.
Mico sonrió apenas.
—Eres rara aveces.
Tina le alcanzó el vaso.
—Bien, aquí tiene.
Mico lo miró con desconfianza, luego dio un sorbo pequeño.
—Puaj. Es raro.
Tina rió.
—Le falta azúcar quizás, no sé con cuanta te gusta.
ella solo sonríe y vuelve a probarlo.
Por primera vez, Tina la vio diferente. Sin maquillaje, sin cámaras, sin esa actitud arrogante que usaba como escudo. Solo una chica joven intentando probar algo nuevo.
—¿Y siempre fuiste así? —preguntó Tina.
—¿Así cómo?
—Mandona, directa, difícil.
Mico levantó una ceja.
—Vas al grano, ¿eh?
—No me gusta andar con vueltas.—respondió Tina, sincera.
Mico suspiró y miró hacia un punto lejano del set.
—Supongo que sí. Ser así me mantiene a salvo. Si no muestro debilidad, nadie puede herirme.
Tina se quedó callada. Esa fue la primera vez que Mico hablaba sin ironía.
—No todos quieren hacerte daño —dijo Tina, con voz baja.
—Tal vez no, pero todos lo intentan cuando ven una oportunidad —contestó Mico, sin mirarla.
Hubo un silencio. El viento se coló por una ventana abierta, moviendo una corticaféTina sostuvo su propio cafe entre las manos.
—Yo no.
Mico la miró, sorprendida.
—¿Qué?
—No pienso hacerte daño. No me interesa aprovecharme de ti, ni de tu fama.
Mico la observó unos segundos, como si evaluara si creerle o no. Finalmente, asintió con un gesto mínimo.
—Eso suena demasiado honesto. No estoy acostumbrada.
—Entonces tendrás que acostumbrarte.—dijo Tina con una media sonrisa.
~
Pasaron casi dos horas sin que el problema técnico se resolviera. Mico y Tina se quedaron en un rincón del set, conversando de cualquier cosa: películas malas, comidas favoritas, viajes fallidos.
—¿Y tú? —preguntó Mico en un momento— ¿Tienes pareja?
Tina se encogió de hombros.
—Tuve dos; Ian y Carlos.
—Suena a que fueron muy distintos.
—Muchísimo. Ian era tranquilo, tímido, familiar. Carlos, era todo lo contrario: impulsivo, con más tatuajes que sentido común.
—Déjame adivinar.—dijo Mico, sonriendo— Uno te aburrió, el otro te rompió el corazón.
Tina soltó una risa pequeña.
—Exactamente.
—Y aun así, sigues creyendo en el amor. —Mico la miró con una mezcla de burla y curiosidad.
—No lo sé —respondió Tina, pensativa— Supongo que sí, pero no en el tipo de amor que dura por las fotos o los aplausos.
Mico la observó en silencio, con una expresión que Tina no había visto antes: vulnerable, casi melancólica.
—Yo no sé si sé amar —dijo finalmente Mico, bajando la voz— Todo el mundo me quiere por lo que soy, no por quién soy.
—Tal vez no dejás que te conozcan —dijo Tina suavemente.
Mico la miro, por un momento ninguna habló.
El sonido lejano de una guitarra desafinada fue lo único que rompió el momento.
—¡Ya está funcionando el sistema! —gritó alguien del equipo.
Ambas se incorporaron al mismo tiempo. Mico dejó el cafe sobre una mesa, pero antes de volver al trabajo, se giró hacia Tina.
—Gracias por.. esto.—dijo, señalando el vaso— No fue tan horrible como esperaba.
—De nada.—respondió Tina— Cuando quieras, te enseño a prepararlo, para que no me necesites siempre.
—No te acostumbres.—bromeó Mico— No suelo agradecer.
—Lo noté.
Mico sonrió y se fue caminando hacia el escenario. Pero antes de perderse entre las luces, se dio la vuelta un segundo y la miró.
—Tina.
—¿Sí?
—No cambies eso. Tu forma de decir las cosas.
Tina frunció el ceño, confundida.
—¿Qué forma?
—La que no intenta impresionarme.—respondió Mico y desapareció entre el ruido del set.
Tina se quedó quieta, intentando comprender esas palabras.
Por primera vez desde que la había conocido, sintió que había visto un pedacito real de Mico.
Y aunque no lo quisiera admitir, algo dentro de ella se movió.
Algo nuevo.
Algo que no tenía nada que ver con el trabajo.