Apasionada, romántica, resiliente.
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En el trabajo
La verdad es que seguí con mi vida, yo estaba ahora encargada de algunas cosas de la logística y debía estar en el almacén de la compañía. Todo el día era estresante, llegaba a casa exhausta.
Leonardo seguía insistiendo en volver, pero la verdad yo no quería verlo. Ignoraba sus mensajes, evitaba sus llamadas. En la empresa mi jefe era estresante, dentro de todo había algo que no encajaba. Emir me dijo que estaría en el área de sistema, pero al final nunca lo vi por los pasillos o alguna oficina.
A todas estas solo nos dijeron que la compañía había cambiado de dueño, cosa que me hizo entender el porqué de tanto trabajo, este nuevo jefe se las traía y yo la verdad no cargaba con mucha paciencia.
Mis compañeros estaban algo asustados, pensábamos que habría reducción de personal o que tal vez harían cambios que nos perjudicaría, para mí no era algo que me incomodara, ya venía pasándola bastante mal.
Dijeron que pronto harían una reunión con todo el personal, ansiábamos que llegara ese día. Por otra parte, Emir no se reportaba, desde aquel día en su casa no lo he visto más, además ni siquiera me escribe. Ya comenzaba a atormentarme los pensamientos, pero me decía a mí misma, Cristina recuerda que aceptaste una relación donde no existen las ataduras.
Mi hermana Fernanda me había comentado que comenzaría a trabajar, ella era profesional en tema de peluquería y estilismo, era maravillosa, ella a veces me visitaba y se quedaba. Pasaron varias semanas, cuando me fije ya había pasado más de 1 mes. Me sentía bien, ya no sentía una carga en mi espalda.
Lo único que me causaba nostalgia era saber que Emir se estaba olvidando de mí. O por lo menos era lo que yo pensaba. En fin, salí de trabajar y me metí en un lugar algo escondido de la sociedad, las personas llegaban allí a tomarse unos tragos, a verse con sus amantes. Ja ja ja yo solo entre a tomarme unos tragos y luego me marcharía a casa.
Llegadas las 9 de la noche no me fije que ya era muy tarde. Yo no podía ni con mi alma, cuando estaba por salir sentí unas manos en mi cintura, era él. Era Emir. Cuando lo vi sentí una alegría extraña, lo abracé y toda borracha no paraba de decir muchas cosas.
Le dije Emir ya estaba a punto de sacarte de mi lista de personas especiales. Te vas y solo te pierdes, no te importo o qué?, Él me respondió algo apenado, no inventes Cristina, te quiero así tal cual eres, solo que mi trabajo me absorbe y no me es fácil safarme de la responsabilidad que tengo. Cuando menos lo pensé ya estaba dormida.
Al día siguiente cuando me levante, me di cuenta que no estaba haciendo las cosas bien, cuando busque a Emir él ya no estaba, por lo que decidí que él me buscaría cuando fuese necesario porque ningún tipo de amor Funciona bajo amenazas.