Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Cria cuervos y te sacarán los ojos.
15 — Por lo visto, Christian dejó una huella imborrable, él era la mano derecha de William, quien le había entregado el manejo del consorcio. A tan corta edad, había logrado expandir los negocios, de hecho, traspasaba las fronteras, era admirable la devoción con la que se entregaba día a día.
Pero no le sirvió de nada, al final, terminó siendo un asesino para la sociedad, y su falta de malicia lo llevó a la muerte. En los noticieros aún se habla de los crímenes, pues Ramón aún no ha sido ajusticiado, y los familiares de las víctimas claman por justicia. Se habla de que en los próximos días se hará un documental referente a las víctimas, qué hacían y a qué se dedicaban. También hablaron sobre el asesino de estos crímenes.
Pero Christian, todavía tiene gente que quiere limpiar su nombre. En memoria de un inocente es que Ana tiene pensado seguir hasta el final, hasta lograr que Christian sea visto como una víctima más. Y que su hijo no sea señalado por ser hijo de Montalbán.
—Ana Lucía es mejor que nos despidamos de los invitados. William apareció en medio de todos con una maleta.
—¡Esto es absurdo! ¿Te irás de luna de miel? Samir no deja de sorprenderse con el comportamiento de aquel anciano.
—¡Por supuesto! ¿Qué crees, que solamente los jóvenes tienen derecho, pues ya ves que no es así, tengo el dinero suficiente para recorrer el mundo entero si así quisiera? William no dudó en contestar y poner a Samir en su lugar.
—¡Señor, yo creo que no! Ana Lucía no quería viajar.
—No aceptó un no como respuesta, todo está listo para el viaje, el avión privado sale en media hora.
Por lo visto, la palabra de William pesa tanto, que Ana simplemente inclinó la cabeza y obedeció al viejo.
Ese día, las víboras tuvieron que aceptar la decisión del abuelo William, pues todos creen que si muriera, pueden obtener su buena tajada en la herencia. Nadie sabe que ese testamento ya está escrito, y vaya sorpresa, se van a llevar el día en que William falte.
Leónidas es su único hijo, pero decidió dejar todo por una mujer. Y su decisión le costó muy caro.
En una mansión en el centro de la ciudad, Leo solamente podía apreciar el paisaje. Su cuerpo no responde, ni siquiera puede hablar.
—Cría cuervos y te sacarán los ojos—. Pensó al dejar caer una lágrima. Al menos todavía puede pensar y analizar su vida.
—Christian, hijo mío, donde quieras que estés, imploro tu perdón, y te pido que te apiades de tu viejo. Ven por mí, llévame contigo. Sus pensamientos se convierten en remordimientos.
Dicen que en ocasiones no sabemos lo que tenemos hasta que lo llegamos a perder. Y Leónidas aún recuerda cuando Christian le hizo este ruego.
—¡Por favor, papá, llévame contigo!— Déjame pasar las vacaciones a tu lado, prometo portarme bien.
Christian solamente tenía cinco años, era tan inocente, que no podía ver la realidad.
—¡Chris, no puede! Tengo que cuidar de tu hermano, Samir está muy enfermo. Las súplicas de su hijo no fueron suficientes como para que se conmoviera el corazón.
—¡¿Y qué hay de mí?— Yo también estoy enfermo, también te necesito, también te quiero a mi lado. El niño le bloqueó el paso, quizás así lo convencia o lo lograba detener.
—Margarita, haz algo, explícale a tu hijo que ya no somos una familia. En esa ocasión le tiró toda la responsabilidad a Margarita, para él era mucho más fácil dar la vuelta e irse. Ahora es tarde para arrepentimientos.
—¡Espero algún día obtener tu perdón! Leónidas cerró los ojos, esta vez no pudo irse, ni siquiera pudo sacudir la cabeza y ahuyentar esos recuerdos que lo atormentan. Lo hecho, hecho está. Leónidas se jugó el todo por el todo, por desgracia apostó mal, y lo perdió todo, su amada Pamela, fue su perdición.
Pero, ¿será que todo está perdido? En ese instante, alguien tocó la puerta y al abrirse vio a una hermosa chica
—Buenos días, señor Leónidas, mi nombre es Rebeca, desde hoy seré su enfermera. Mientras se presentaba, ella terminó de abrir las cortinas, e iluminó aquella habitación. —¡Parece que no le gusta la luz, pero lo siento mucho, esta habitación se ve deprimente, además, no huele nada bien, me espera una ardua tarea! Rebeca tenía mucho carisma, llevó su carrera con dedicación, pues era su sueño poder ayudar a las personas.
—Mmm… mmm… el hombre emitía sonidos, como que no le gustaba ver a otra enfermera. Pero como no puede hablar, ni moverse, le tocará aguantar.
Muy lejos de ellos, Ana Lucía fue obligada a tomar clases de modales, las clases incluyen la postura, rectitud al hablar y expresarse, comer con delicadeza y mover ligeramente las manos cuando habla.
No bastó un día, necesitó aproximadamente 15 días. En los cuales, se le podía ver caminando de un lado a otro, lo hacía con elegancia, pero para William no era suficiente, ella necesitaba ser más pulida.
Ana también tuvo que aprender a sobrellevar la carga del consorcio, esto le tomó más tiempo. Pero no solamente a ella, Mathias también pasó por un cambio.
Un mes después del matrimonio, Marcos llegó muy temprano al consorcio. Ese día, se acomodó la corbata frente al elevador, y justo cuando las puertas se abrieron, Samir le dio un gran empujón por la espalda.
—Quítate, viejo, ya esto fue suficiente, tomaré el mando de la compañía y nadie me lo puede impedir.
Samir se ha autodenominado el presidente de la compañía. Hace días esperaba la llegada del viejo William, y ante tantos días de ausencia, simplemente decidió que es tiempo de actuar. Piensa que Marcos no es rival para él.