_ Llego a mi casa después de un día agotador, solo quiero un baño y dormir por toda una semana. Todo está oscuro, entro sin fuerzas, camino como zombi hasta que ¡bam! caigo en el piso. ¡Mierda! He tropezado con algo. ¡¿Qué es esto?! Enciendo las luces, !!! Mi casa esta toda revuelta, faltan los muebles, no hay nada todo está vacío. Ni los electrodomésticos, ni mesas, ni sillas, no hay nada. ¿A dónde han ido mis pertenencias?, avanzo por la habitación, ¡me han robado!, ¡¿cómo sucedió esto?!
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¡Nos vamos!
_ Sí, yo. Nadie toca lo que es mío.
Lucas: ¿por... qué has venido?, este asunto no te interesa.
_ ¿Cómo podría saber un pobre tonto como tú lo que me interesa o no?
Otro disparo dejó su cuerpo frío y sin vida, el intruso tomó el cuerpo inconsciente de Lidia y se marchó. Lumiel había hecho otro trato con quiénes servía, Lucas Reith estaba muerto Lidia era libre, pero no era suficiente ansiaba venganza. Esas mujeres crueles lo habían engañado, estaba atado, pero convertiría a ese pueblo en su prisión. Todos pagarían el precio así que susurró al viento.
Lumiel: a los que ignoraron a mi amada, los que no la ayudaron, los que permitieron la injusticia, los que la torturaron, este es mi castigo. Nada crecerá, nada dará fruto, conocerán el hambre, se mataran unos con otros, sufrirán más de lo que la hicieron sufrir y tú su último compañero, despierta.
Con un soplo suave de brisa fría el pelaje blanco tinto en sangre se movía, volvía a respirar, pero no era el mismo conejo. Lumiel ya no era tan puro ¿cómo podría serlo después de lo sucedido? Después de ser usado en rituales oscuros y profanos así que sus creaciones tampoco lo serían.
Lumiel: ahora puedes pensar, hablar como un humano. No morirás por mucho que intenten matarte y siempre tendrás hambre para que lo devores todo. Esta tierra es tuya, aniquila sus animales, cómelos, hasta los mismos hombres serán tu alimento. Donde habites habrá abundancia, prosperidad, ese será tu cebo. Hazlos pasar hambre con la comida en frente, ese es mi castigo.
Y así fue que Shadowvale pronto se hundió en la hambruna, las brujas comprendieron que podían ser sus dueñas pero no controlarlo por completo. El bosque reflejaba lo que sentía y ya era tarde para cambiarlo, ahora Lumiel era un ser tan oscuro como ellas de él no manaba vida solo maldad. Si le ordenaban que la tierra diera fruto lo hacía, pero sus árboles exigían ser regados con sangre en vez de agua. Ahora era lo opuesto de lo que una vez fue y como acto del destino muchos años después la semilla perdida de Lucas Reith volvió a Shadowvale, encontrando el destino de sangre maldito que su padre le dejó por herencia y del que hasta hoy no han podido librarse.
Norton: este es el principio de las desgracias.
Verónica: ¡espera! entonces, ¿el libro?
Norton: ¿encontraron el libro?
Alex: sí, está escrita la historia de los Rehit
Verónica: *tomo el gran libro y se lo muestro pero apenas lo mira*. ¿Que pasa?
Norton: no cualquiera puede saber sus secretos, no dudo de ti pero solo veo páginas en blanco.
Verónica: ¡¿qué?! ¡no es posible está escrito! (Cierra el libro en mis manos.)
Norton: lo sé, pero yo no puedo leerlo.
Alex: ¿y por qué yo si?
Norton: talvez porque su relación es más profunda de lo que creen.
Alex: *no decimos nada, nos quedamos en silencio. Aun no se borra de nuestra piel lo sucedido en la habitación de los amantes.*
Verónica: pero, esa no es toda la historia ¿no?
Norton: no, no lo es pero, es suficiente por hoy ya casi amanece.
Alex: ¡¿qué?! (Miro el reloj.) Es cierto. *Cada vez que descubrimos algo nuevo el tiempo pasa volando.*
Claus: descansen, lo necesitarán
Verónica: está bien
Norton: ¿pueden oírlo?
Alex: si, con todo lo que pasó no habíamos caído en cuenta, pero la voz de Claus ahora es audible .
Norton: no saben cuánto lamento escucharlo.
Claus: duerman, cerraré la puerta por fuera pero les recomiendo que tambien lo hagan por dentro. No queremos más situaciones ¿verdad?
Alex: claro que no
Claus: *nos marchamos dejándolos solos.*
Norton: ¿cres que puedan lograrlo?
Claus: aún es pronto para decirlo, no han descubierto que ese libro está ligado a Lidia.
Norton: lo sé, las familias fundadoras de Shadowvale son las causantes del sufrimiento y la muerte de esa joven.
Claus: aún hoy sus descendientes pagamos el precio por ello, pero ese chico ¿cres que tenga algo que ver con ella?
Norton: Alex West, no creo que sea coincidencia que haya terminado aquí alguien con un apellido igual que el de Lidia, pero quién sabe.
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Verónica: tenías razón
Alex: ¿sobre?
Verónica: este lugar, creo que es hora de irnos una fortuna no vale nada para los muertos. Nos vamos ahora.
Alex: no puedo estar más de acuerdo contigo, encontré esto en uno de los cajones de tu abuela.
Verónica: ¿un revólver?
Alex: talvez podríamos necesitarlo. Por suerte para nosotros Claus dejó las llaves de la habitación asi que no será un problema salir.
Verónica: *ya despunta el amanecer, aún sin pegar ojo en toda la noche no hay muestras de cansancio. Recogemos solo lo necesario, no importa si parte de nuestro equipaje se queda aquí. Con discreción y sin ser notados salimos de la mansión al ser de día es menos riesgoso que deambular de noche. Tomamos el auto y emprendemos la huída.
Álex: ¿por que trajiste el libro?
Verónica: no lo sé, me pareció que debía traerlo.
Alex: como quieras, espero no volver nunca.
Verónica: yo también, no me gusta como las historias en ese libro terminan involucrándonos. Después de un rato de camino terminamos pasando cerca del bosque, es de día pero aún se ve oscuro y sombrío*. ¿Puedes acelerar?
Alex: voy lo más rápido que puedo, quiero irme cuanto antes no tener un accidente.
Verónica: *aún seguimos en el camino cerca del bosque pero algo llama mi atención*. ¿Lo escuchas?
Alex: ¿qué?
Verónica: pon atención, es un sonido bajo.
Verónica escuchaba el rash, rash, del deslizar de un grafito sobre el papel. Como si alguien dibujara junto a ella.
Verónica: ¿no lo oyes? Es como si se escuchara el sonido de alguien que dibuja sobre el papel.
Alex: Verónica no escucho nada, pero si quieres ponerme nervioso lo estás consiguiendo.
En la pequeña mochila que llevaba sacó el libro, nada le quitaba de la cabeza que el sonido provenía de él. Al abrirlo quedó congelada en el lugar, la última página escrita mostraba líneas que iban apareciendo con rapidez, uniéndose unas con otras, formando un paisaje que no podía evitar confundir con el que ahora transitaban. Enormes árboles a los costados del camino, un auto en la carretera, estaba viendo en papel su intento de escape. Las páginas de ese libro estaban cobrando vida, mostrando en tiempo real su trayecto. Aún no lo asimilaba cuando nueva líneas mostraban su futuro cercano, huellas acercándose a toda velocidad al vehículo. No eran humanas, ni animal, talvez la combinación de ambas.