LOS DOS MARIDOS DE ACARA

Elvira se recompuso de inmediato, sabe muy bien que están en grandes problemas. Se cambió la careta de inmediato.

Elvira se acercó primero, con esos tacones que golpeaban el mármol como golpes de martillo sobre un ataúd. Su vestido de diseñador (comprado con el último préstamo que Acara le negó) le quedaba como un envoltorio barato en un regalo vacío.

—Acara, mi niña —las palabras rezumaban falsedad como su perfume rancio.

—Deja el teatro, Elvira. Sabes que te odio. —Acara ni siquiera alzó la vista de sus documentos.

Rogelio, el amante patético de Elvira, tosió incómodo. Sudaba bajo ese traje que olía a deudas y naftalina.

—Hija, tu madrastra solo —Elvira estaba más que zalamera, Acara, desde que se casó se había vuelto la joven dama Lombardi, una dama de la alta sociedad. Arrogante, soberbia, totalmente contraria a la dulce acara que había vivido en el altillo del ático mientras crecía.

Rogelio se puso a la defensiva apresurándose para defender a Elvira, sin embargo, recibiría su caramelo también.

—No soy tu hija. Y tú… solo eres el pasatiempo de una vieja desesperada — dijo apuntando a Rogelio, era un hombre más joven que su madrastra, pero ciertamente era más mediocre que nadie.

Mauricio, el ex que ahora lamentaba siquiera haber participado en la farsa de aquel año, no puede bajar la cabeza, ¿de qué serviría?, se atrevió a sonreír:

—Vaya, la gran Acara Lombardi… ¿Es realmente tan indiferente con su familia? ¿Tu familia que te defienden cuando hablan de ese… escándalo tuyo con varios hombres? —Mauricio la mira con burla, sabía muy bien lo doloroso que había sido para Acara ese escándalo, era su punto débil.

Acara finalmente alzó la mirada.

— Mi Familia son Lilit y Logan. Ustedes son… errores tributarios —hizo una pausa austera.

—Por lo que pasó esa vez, sigo investigando, y cuando sepa quién fue realmente el que me perjudicó, se convertirá en una ofrenda a los dioses, que se considere un sacrificio —Acara dijo para volver a ver sus documentos.

—"¡Necesito dinero! ¡Mi agencia me va a echar!" —El llanto falsete de Danna no escondía que su "carrera" eran fotos en Instagram para viejos verdes.

"Isabel, llama a seguridad." —Acara había perdido la paciencia.

*_*

Isabel los hizo sacar con seguridad, estaba segura de que tardarían en molestar a Acara. Pero con la necesidad de dinero que ahora tenían los Altamira, todo volvería a pasar.

—Jefa, esa familia tuya…, bueno, no sé qué decir. Cambiemos de tema, el contrato de Bouvet está listo, la señora Micaela ha estado tratando de bloquear el contrato.

—Misael ha estado comprando acciones de Brunéi, parece que quiere asociarse a esa empresa de maleantes, todos saben que esa familia tiene conexiones con la mafia, pero solo creo que se pone la soga al cuello —Dijo Isabel con un poco de preocupación, teme que su jefa termine en el fuego cruzado.

—Ya veo, lo que me interesa en este momento es que Lombardi entre las 10 mejores empresas, en cuanto eso pase, esos zánganos de los Lombardi no podrán hacer nada. La empresa Altamira deberá quedar casi en la ruina, después veré si la rescato o no es mi decisión.

—Llama al asistente del difunto abuelo de Logan, dile que quiero reunirme, la otra noche entraron sicarios a la mansión, buscando documentos de una licitación importante. Quiero que ponga gente para proteger a Logan, esas sanguijuelas saben que no conseguirán mucho de Lombardi Company. Debo proteger al heredero —dijo tranquila mientras seguía viendo sus documentos, hasta que un mensaje llegó a su celular.

—Esposa, te envié tu postre favorito, debes estar con mucho trabajo, ya tengo todo lo que necesitas —decía el mensaje haciendo que Acara sonría con dulzura y suavidad.

Isabel la vio e inmediatamente supo de quién se trata, es su suave esposo, parece que con esa timidez considerada cobardía, ha conquistado a su esposa sin darse cuenta.

Así pasaron un par de días, Acara vigilaba al voluntarioso Logan todo el tiempo, pero definitivamente aclararía todo esto, y Lilith es la clave, pero la desgraciada no volvía de su viaje. Ni bien terminó con su último contrato, se fue a Europa para reunirse con otro inversor dejándola en la penumbra.

Un día largo y con muchas reuniones, Acara se retiraba tarde a su casa, estaba exhausta.

El estacionamiento de Lombardi Company estaba desierto cuando Acara salió de trabajar. Las luces fluorescentes parpadeaban como estrellas agonizantes, y el aire olía a lluvia reciente.

Fue entonces cuando Daniel, su medio hermano, emergió de entre los autos. Arrogante, sínico y muy malicioso.

—"Hermana querida", —dijo con una sonrisa torcida, los nudillos ya blancos de tanto apretar los puños.

Acara no se inmutó, aunque sintió el peso del Taser en su bolso. Atacaría si es necesario.

—Perdiste el camino al basurero, Daniel. Por ahí no es —dijo Acara con tranquilidad mientras lo mira como si fuera bosta en su zapato.

El golpe llegó sin aviso.

¡PLAF!

La bofetada la hizo tambalear, el sabor a sangre llenándole la boca. Daniel la agarró del pelo, acercando su rostro al de ella.

—"¿Sigues siendo la putita engreída de papá? Ahora no está aquí para protegerte. Ni ese imbécil de Logan —Acara estaba por sacar su Taser. Un rugido de motor cortó la noche.

Un Mustang negro apareció como un demonio surgido del asfalto, seguido por tres motocicletas.

Las puertas se abrieron.

Malick bajó primero, su traje negro perfectamente planchado, sus ojos ya oscuros como pozos de petróleo. Detrás de él, tres hombres salieron de las sombras:

El Gigante: 2.20 metros de músculos tatuados, cicatrices cruzando su cuello.

El Elegante: Chaleco de seda, gafas de sol a medianoche, una navaja girando entre sus dedos.

El Familiar: Un rostro que Acara reconoció—había estado en su boda, sirviendo champán. ¿Un empleado de Logan?

Daniel soltó a Acara de golpe.

—"¿Q-qué mierda...?" —Logan vio al hombre, pero no lo relacionaba con Logan, aunque había un parecido.

Malick no habló. Solo avanzó.

—"La mano derecha, ¿verdad?" —preguntó Malick, mirando la palma que había golpeado a Acara.

Daniel intentó huir, pero El Gigante lo atrapó como a un cachorro.

—"¡No! ¡Espera, yo solo!" —Daniel forcejeaba como un ratón que fue atrapado por un gran gato.

CRACK.

El sonido de los huesos de Daniel rompiéndose bajo la presión de los dedos de Malick fue demasiado fuerte para ser real.

—"La próxima vez", —susurró Malick mientras Daniel gritaba—, "será tu columna."

Acara, aún con el labio sangrando, miró fijamente al tercer hombre, el "empleado".

—"Tú... estabas en mi boda." —Acara casi tartamudea de la impresión.

El hombre asintió, indiferente.

—"Soy Victor. Encargado de limpieza de la familia Lombardi."

Malick se acercó a Acara, limpiando la sangre de su labio con el pulgar.

—"No dejaré que esto vuelva a pasar, esposa." —la voz gruesa, perfecta, amenazante, pero protectora de Malick retumbó en el ya silencioso estacionamiento.

Y entonces, por primera vez, Acara entendió, Logan, como todo un Lombardi tiene secretos. Y Malick tenía su propio ejército.