Para Emma Blake, una joven decidida y de fuertes convicciones, casarse con un hombre como Nicholas Marshall, el imponente magnate empresarial, jamás estuvo en sus planes. Sin embargo, el destino y una jugada cruel del poder los ha unido en un acuerdo imposible de rechazar: un matrimonio por conveniencia que podría salvar la vida de su familia y las finanzas del imperio Marshall.
Nicholas es frío, calculador y tiene una reputación impecable en los negocios, pero detrás de su fachada de acero esconde secretos oscuros y una necesidad insaciable de control. Para él, este matrimonio no es más que un trato, una forma de proteger su legado familiar
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Capitulo 15
La noche estaba clara, y el cielo se extendía como un lienzo oscuro salpicado de estrellas que brillaban con intensidad. La suave brisa acariciaba la piel de Emma mientras caminaba junto a Nicholas por los jardines de la finca, lejos del bullicio del baile que seguía en el interior. Había algo especial en esa noche, algo que hacía que cada paso que daban se sintiera cargado de significado.
El silencio entre ellos no era incómodo, sino expectante. Nicholas se detuvo bajo la luz plateada de la luna, sus ojos fijos en ella con una intensidad que le hacía difícil mantener la compostura. Sabía que entre ellos siempre había existido esa atracción palpable, ese magnetismo ineludible que los arrastraba el uno hacia el otro sin importar cuántas veces intentaran resistirse. Pero esta noche, bajo el cielo abierto, parecía que las emociones entre ellos alcanzaban un nuevo nivel.
“Emma…” La voz de Nicholas era profunda, casi un susurro que cortaba el aire entre ellos. Su mano se extendió para acariciar el rostro de ella, el contacto suave pero lleno de una promesa silenciosa. “Hay algo que debo decirte, algo que he estado guardando.”
El corazón de Emma dio un vuelco, sus ojos buscando en los de él alguna pista de lo que vendría. Pero lo único que encontró fue la misma pasión que había visto tantas veces antes, solo que esta vez, mezclada con algo más. Algo que ella no podía identificar del todo.
“Dímelo,” susurró ella, su voz quebrándose ligeramente bajo el peso del momento.
Nicholas la tomó de las manos, acercándola más hacia él, como si quisiera que sintiera cada palabra que estaba a punto de decir. Sus ojos no se apartaron de los de ella ni por un segundo, y Emma supo en ese instante que lo que estaba a punto de oír cambiaría todo.
“He intentado protegerme, mantenerme a salvo de todo lo que siento por ti,” comenzó, su voz cargada de sinceridad. “Pensé que si mantenía ciertas barreras, si no me permitía sentir de verdad, todo sería más fácil. Pero estaba equivocado.”
Emma no pudo evitar que su corazón comenzara a latir más rápido. Las palabras de Nicholas la golpeaban con una fuerza que no esperaba. Él era siempre tan controlado, tan seguro de sí mismo. Pero esta vez, lo que decía llevaba consigo una vulnerabilidad que jamás había mostrado.
“Esta noche, bajo esta luna, te hago una promesa, Emma.” Nicholas acercó su rostro al de ella, hasta que sus frentes se tocaron, y Emma sintió cómo su aliento cálido rozaba su piel. “Prometo dejar de luchar contra esto. Prometo dejar de esconderme.”
La respiración de Emma se volvió errática. Las palabras de Nicholas eran lo que siempre había querido escuchar, pero también traían consigo una carga enorme. Significaban un punto sin retorno.
“¿Qué estás diciendo, Nicholas?” Preguntó ella, su voz apenas un susurro.
Él sonrió, pero no fue una sonrisa de triunfo. Fue una sonrisa de rendición, de alguien que había dejado de huir. “Estoy diciendo que te elijo a ti. Te elijo sobre mis miedos, sobre mis dudas, sobre cualquier otra cosa. Esta relación, lo que tenemos… es más importante que cualquier juego, que cualquier máscara que haya llevado. Y lo sé, lo siento aquí.”
Emma sintió que su propio mundo tambaleaba bajo el peso de sus palabras. Nicholas la había seducido, la había llevado al límite de sus emociones, pero ahora estaba entregándole algo mucho más profundo, algo que hasta ese momento nunca había esperado de él: su corazón.
“Esto lo cambia todo,” dijo ella, tratando de procesar lo que él le ofrecía. “¿Estás seguro de lo que estás prometiendo?”
Nicholas asintió, su mirada aún más intensa bajo la luz de la luna. “Lo estoy. No quiero más mentiras, no quiero más juegos. Esta es la verdad, Emma. Tú eres mi verdad.”
El pecho de Emma se llenó de emociones contradictorias: miedo, esperanza, deseo. La intensidad del momento la abrumaba, pero también sabía que no podía apartarse de lo que él le ofrecía. Lo que Nicholas acababa de prometerle no era algo superficial; era un cambio en todo lo que habían construido hasta ahora.
La mano de Nicholas se deslizó hasta la nuca de Emma, inclinando su rostro hacia él hasta que sus labios se rozaron apenas, un contacto que fue más una promesa que un beso. Bajo la luz de la luna, en medio de esa noche estrellada, ambos sabían que no había vuelta atrás. Lo que acababa de suceder entre ellos no era solo una promesa, era el comienzo de algo nuevo.
“Te amo,” susurró Nicholas contra sus labios, la declaración saliendo de él con una facilidad que la dejó sin aliento.
Emma cerró los ojos, permitiendo que el momento la envolviera. En ese instante, bajo el cielo infinito, entendió que las promesas de Nicholas no eran solo palabras. Eran el inicio de algo que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.