Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Macario
Estuvo a punto de violarla, pero, afortunadamente, no logró su objetivo porque cayó como fulminado por un rayo.
Ahí quedaron los dos, completamente alcoholizados.
Al día siguiente, Simoné se despertó con un fuerte dolor en la cabeza.
Miró a su alrededor, ¿dónde estoy? De pronto vio al hombre tirado en el suelo...
¡Dios mío!, ¿quién es este hombre?
Luego, se miró a sí misma. Tenía toda la ropa puesta. ¡Uff!, menos mal que no pasó nada.
Se levantó a trompicones y salió de ahí tan pronto como pudo.
Cuando llegó a su casa, Teresa e Iván se dirigían a la policía. Al verla llegar, Teresa la abrazó.
Simoné, estaba muy preocupada, pensé que te había ocurrido algo malo.
No me pasó nada, madre, estoy bien.
¡Qué bárbara!, parece que te bañaste en licor.
Me tomé unas cuantas copas, me voy a bañar para irme al trabajo.
No cabe duda que esta chiquilla le dio duro al vino, ¿con quién habrá tomado?, preguntó Iván con cierta preocupación.
¿No crees que Simoné ya está grandecita para dar explicaciones?, por mí que haga lo que le venga en gana.
Pero no te enojes, mi amor, solamente fue un comentario.
Perdón, me exalté.
Te llevo a tu trabajo.
Rato después Simoné ya estaba en el trabajo.
Su jefe no se dio cuenta de la hora en que llegó.
Simoné pronto se olvidó del hombre, atiborrada de trabajo como estaba.
El día transcurrió de lo más normal.
A la hora de la comida, Simoné decidió comer fuera, entró a un restaurante modesto, no quería llamar la atención.
Pero como cosa hecha adrede, Nancy estaba ahí con René y Charly.
Ella los vio, pero se hizo de la vista gorda, no tenía deseos de hablar con nadie, mucho menos con esos.
Claro, eso a Nancy no le importó y se acercó a saludar a su "amiga".
Hola, Simoné, vente a comer con nosotros. Hay un lugar disponible.
No, gracias, dijo ella.
¿Le tienes miedo a Charly o a René?
Estás loca, yo no le tengo miedo ni al mismo diablo. Está bien, me sentaré con ustedes.
Simoné se sentó con ellos, el mesero les dio el menú.
Yo quiero bistec a la mexicana, guacamole, espagueti y frijoles.
Lo mismo para todos, dijo René, que conocía los gustos de Nancy y Charly.
Dime una cosa, Simoné, ¿de verdad estás de acuerdo que tu madre se case con Iván?, es un cuero...
René la miró sorprendido...
Perdón, pero es la verdad, dijo Nancy sin inmutarse.
Vaya, vaya, si yo tuviera un hombre como René ni siquiera voltearía a ver a otro hombre por más guapo que estuviera.
René se sintió muy incómodo por las palabras de Simoné.
A su vez, Charly también se sentía muy incómodo porque él amaba a Simoné y no podía olvidarla.
Nancy la vio con ojos de pistola, era obvio que para nada le había gustado su comentario.
Para conquistar a un hombre como René se necesita ser demasiada mujer, a él no le gusta cualquiera, dijo Nancy con una sonrisa burlona.
Qué raro, entonces, ¿por qué se fijó en ti?
Simoné también tenía una sonrisa burlona.
Es una broma, ¿verdad?, dijo Nancy.
Simoné rio de buena gana.
Pero por supuesto que es una broma, dijo con una sonrisa totalmente hipócrita.
Bueno cambiamos de tema, ¿quieren?, dijo Charly, que ya se estaba cansando de esa situación.
¿Qué te pasa, Charly?, ¿acaso estás nervioso de verme?
Por favor, Simoné, el mundo no gira a tu alrededor.
Bueno, pero cuando de verdad se ama no se olvida tan fácilmente.
Pues yo ya te olvidé. Ahora justamente me iba a reunir con Graciela, una nueva amiga que conocí hace poco, estamos tratando de llevarnos bien y a ver si podemos avanzar en nuestra relación.
Tanto René como Nancy se asombraron de las palabras de Charly...
Luego, intercambiaron las miradas.
Por respeto a Charly no dijo absolutamente nada, pero en el fondo casi que se reía de lo gracioso que resultaba.
En realidad, Charly no había salido con ninguna otra mujer.
Pero ni René ni Nancy lo desmintieron.
Pues que calladito te lo tenías. ¿Y por qué nunca me dijiste que estabas saliendo con esa tal Graciela?, ¿o sea que ya me engañabas desde antes?
Aunque así haya sido, de todos modos tú pensabas cortar conmigo. Así que no te hagas la inocente.
El mesero llegó con la orden, justo a tiempo para salvar la situación.
Rato después Simoné terminó de comer y se levantó porque tenía que regresar a su oficina.
Fue un placer comer con ustedes, ojalá lo volvamos a hacer nuevamente, adiós.
Los tres personajes se quedaron callados, solo observaron a Simoné alejarse.
.
.
Dos días después, cuando Simoné llegó a su oficina se quedó sorprendida porque sobre el escritorio estaba un hermoso ramo de flores.
¡Oh! ¡Qué hermosas flores!, ¿quién me las habrá mandado?
Simoné tomó la tarjeta y la leyó.
"Porque pronto volvamos a encontrarnos, muy atentamente, Macario".
¿Cómo habrá dado conmigo?, se preguntó Simoné.
Aunque Simoné se sentía ilusionada no dejaba de pensar en Iván.
Pero aún así aceptó las galanterías de Macario y pronto se hizo novia de él.
El tipo resultó ser un hombre muy detallista y caballeroso. De vez en cuando le hacía un baile candente de esos que acostumbraba hacer con las clientas, en ese bar de mala muerte.
Por el momento no tenían relaciones porque Simoné tenía la esperanza de que Iván le correspondiera.
Pero este no le hacía caso porque estaba idiotizado con Teresa.
Entonces, se conformaba por lo pronto con Macario, un hombre más joven y muy guapo.
Su hermoso cuerpo le había valido para ganar el puesto que tenía en ese bar, dándole placer a muchas mujeres que asistían a ese lugar.
El muchacho era sumamente atractivo pero en nada se comparaba con Iván que era un hombre relativamente joven y muy bien formado.
Aunque Macario de repente se le insinuaba a Simoné porque quería tener relaciones con ella le daba su tiempo.
Quería que cuando tuvieran relaciones fuera realmente porque ambos estuvieran de acuerdo.
Pero Simoné estaba ideando un plan para separar definitivamente a su madre de Iván.
Solo que esperaba que pasara un poco de tiempo más, para llevar a cabo lo que tenía en mente.
"Ya verás la sorpresa que te daré, madre".