Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Excursión
...
El día de la esperada excursión se acercaba, aunque Jaden no tenía un interés especial en esta. Sin embargo, para él también era sinónimo de tener la oportunidad de pasar un fin de semana con su favorito fuera de clases. Y cuando llegó a dicha conclusión, lo demás dejó de ser importante. Iría sí o sí a la dichosa excursión.
Por eso, cuando la profesora Cyrene pidió que pasaran a escribir sus nombres para confirmar su asistencia el próximo viernes, le sorprendió un poco darse cuenta de que varios alumnos habían decidido no ir. Y en un vistazo más atento, Jaden descubrió que en los rostros de estos chicos había una expresión… ¿asustadiza?
“¿Eh?”, esto llamó su atención, pero cuando Fegan y Dathan escribieron sus nombres sin vacilar, la duda se disipó. “¿Quizás el lugar al que vamos es un lugar con muchas bestias, por lo que varios decidieron no ir?”
—¿Es peligroso? —Tuvo que preguntarle a Lance con un toque de miedo. Como un pequeño y débil mago oscuro… ir por su propio pie a un lugar así, ¿no era igual a pedir la muerte? Él solo era un carne de cañón sin fondo.
Quería pasar el fin de semana con su favorito, pero no perder la vida por ello. El sacrificio no valía la recompensa. Por el contrario, si evitaba el lugar peligroso, podría no pasar el fin de semana con Fegan; sin embargo, salvaría su pequeña identidad de carne de cañón por otro día. Entonces, encontraría mejores oportunidades para pasar con el pelirrojo.
—¿Lance? —insistió al no recibir una respuesta rápida. Aunque, al levantar el rostro se encontró con la mirada contrariada del peliazul. —Responde, ¿es peligroso el lugar de la excursión?
—Tú… ¿no has puesto atención a lo que decían en clases? —Su tono era el de pregunta, pero en sus ojos azules no había más que certeza. Esto provocó que el pelinegro se atragantara. —Bueno… comprendería si no quieres ir… después de todo…
—¡Por supuesto que he puesto atención! —interrumpió. No quería reconocer en voz alta que no había escuchado nada, porque el lunar detrás de la oreja izquierda de Fegan atrapó toda su atención en aquel momento. De cierta manera, aceptar algo así en voz alta se sentía como una especie de muerte social… o incluso, podría quedar como un tipo extraño que además tenía un fetiche con lunares. ¿Qué sucedería si el pelirrojo escuchaba eso? ¡No podía permitirlo! Era mejor negarlo todo a tiempo.
—Pero dime… ¿Es un lugar peligroso?
—Hmm… No, en realidad no lo es. Eh… Jaden, ¿no escuchaste? El príncipe irá…
—¡Oh! Entonces, no hay problema —suspiró aliviado el pelinegro. Parecían haberle quitado un peso de encima. —Espera, ya sé que irá Dathan, no es necesario que lo repitas.
—No me refiero…
—¡Y Fegan también irá!
—Lo sé. Bueno… en ese caso… —Lance le miró con duda y quiso decir algo, aunque a medio camino se detuvo y cambió sus palabras. —Olvídalo, solo estás escuchando lo que quieres. ¿Si irás a la excursión?
Jaden notó que había algo extraño en los ojos del otro, pero decidió ignorarlo. Pensó que lo estaba imaginando.
—¡Desde luego! Fegan irá, así que yo también. —Sabiendo que su pequeña identidad de carne de cañón no corría pelinegro, no había que temer. Él afirmó sin vacilar. —¿Cómo podría no ir?
“No me perdería por nada del mundo ver a mi favorito en un fin de semana completo. ¿Quién dice que mi suerte no es lo suficientemente buena y termino durmiendo a su lado? Además, sin Bel cerca de Dathan, no se desarrollará ninguna escena de la novela, espero. Será un viaje tranquilo y sin problemas.”
El alfa asintió, y sonrió ante la mirada perdida del menor.
—Quisiera tener tu valentía… o idiotez. Aún no decido que es.
—¿Eso es una ofensa? —Él no podía decirlo con certeza.
—No lo es. Como sea, no creo que nada malo suceda. Todavía debemos fingir ser civilizados… supongo. ¡No te preocupes! Te ayudaremos si hay problemas.
—Oh… ¿Gracias?
—En ese caso, vamos con la profesora Cyrene. Por cierto, no te arrepientas después —dijo, antes de alborotar su cabello.
—¡Vamos! Tienes la misma mala costumbre que Dathan. —Se quejó. Y ante sus palabras, el alfa solo rió. Sus ojos, que solían estar colmados con nostalgia y soledad, brillaron de diversión por primera vez en mucho tiempo. Ni siquiera él sabía lo relajado que podía llegar a ser cuando Bel y Eder no estaban cerca suyo. —¿Sabes lo difícil que es peinar el cabello largo?
—¿Quién te mandó a crecer tan poco? Es tan sencillo chocar con tu cabeza.
—¡No soy tan bajo! Muchos dirían que soy más alto que los omega promedio, ¿vale?
—¿Muchos? ¡No bromees! Sin duda, solo tú dices eso.
Jaden abrió la boca, sorprendido e indignado. ¡Nunca nadie se había burlado de su estatura!
“Todos me ven, y comienzan a temblar. Ni siquiera se atreven a decir una palabra sobre mí cuando estoy cerca. ¿Cómo es que este chico es tan osado?”
Lance vio su pequeño rostro sonrojado por el enojo y sonrió todavía más.
—Ya, ya. Lo lamento —exclamó, alzando las manos en señal de rendición. —Mejor vamos con la profesora. Dathan y Fegan ya escribieron sus nombres. Faltamos nosotros.
El pelinegro no estaba realmente molesto, por lo que le dio esa licencia al alfa y asintió.
Llegaron con la mujer en pocos pasos.
—¿Están seguros de asistir? —preguntó Cyrene, apenas verlos acercarse. Ambos asintieron con la solemnidad que requería la presencia de la profesora, y ella les extendió la pluma caligráfica. Y una vez más, Jaden sintió que la mirada de la beta se detenía un par de segundos extras sobre él.
—Bien. Es bueno saber que esta vez asistirán más chicos que el año pasado.
Bajo su mirada, Lance escribió su nombre. Y unos segundos después, él lo hizo.
—Oh… —musitó Fegan, acercándose en algún momento. —Tu letra es muy hermosa.
Las mejillas del pelinegro comenzaron a arder al escuchar el cumplido de su favorito, sintiéndose tímido al mismo tiempo.
—Gracias…
Fegan sonrió al cruzar miradas con él, y asintió.
—Es hermosa —recalcó.
—Hmm… mejor de lo que esperaba —reconoció Dathan con sorpresa, y no se olvidó de colocar su brazo sin delicadeza sobre sus hombros. —Creí que tu letra no sería diferente de garabatos.
—¡Desde luego que mi letra es hermosa! —reconoció con orgullo, igual que un pequeño pavo real presumido. Sin embargo, no lucía prepotente al reconocerlo. Solo decía con orgullo un hecho real. Claro que eso no impidió que el cuarto príncipe girara los ojos con burla.
—Si, si. Es hermosa.
Jaden sonrió junto a los demás, aunque, si era sincero, se sintió ligeramente contrariado al escuchar los halagos. Sabía que Fegan no lo decía para quedar bien, ni mucho menos Dathan, con quien solía pelear cada día… pero, hace tiempo, cuando pasó horas y horas practicando su caligrafía, lo hizo con el único propósito de ser elogiado por su alteza, Astor. Y por supuesto, eso nunca sucedió.
No importaba cuanto esfuerzo puso en ello, ni el dolor en los dedos, ni la frustración cuando las letras no eran perfectas en el papel… el primer príncipe jamás dijo nada.
Resultaba casi gracioso que sin esperarlo, su favorito y el protagonista hubiesen aparecido de la nada, solo para elogiarlo. ¿Era una broma del destino?
No había respuesta, pero ya no le interesaba obtenerla de todos modos. Jaden siguió riendo junto a los demás.
Fue así como, sin saberlo, se había condenado a sí mismo durante el próximo fin de semana.
.
La tarde del viernes llegó con más rapidez de la esperada, y Jaden se presentó en el punto de encuentro con su pequeña maleta en mano.
Se suponía que la excursión sería una especie de entrenamiento, convivencia y muchas cosas que él no recordaba; y según sus cálculos llevaba todo lo necesario para los próximos tres días. Así que no se preocupó. Sin perder el tiempo se dirigió al grupo de su favorito.
Los tres alfas —Fegan, Dathan y Lance— eran altos y guapos, por lo que fue fácil encontrarlos, además de que parecían estar rodeados por los chicos que habían decidido asistir a la excursión. Como fuese, el protagonista y su grupo destacaban de entre los demás, aunque había que decir que Lance se perdía un poco, al ser el más bajo de los tres.
“Y así tiene la osadía de burlarse de mi estatura…”, se quejó. Todavía no olvidaba aquella cuenta pendiente con el chico.
Y mientras se acercaba a ellos, el resto le abrió el paso. Parecía que había una barrera invisible entre los compañeros de grupo y él.
A decir verdad, Jaden ya era un experto en ignorar esta incomodidad. Era un talento que se había visto obligado a perfeccionar en los últimos días. No obstante, no dejaba de ser difícil.
“¿No he demostrado más de una vez que no soy una amenaza para nadie?”
Había un fuerte sentimiento de impotencia en su interior, pero nada podía arreglarlo. No tenía más opción que fingir no darse cuenta, o en el mejor de los casos, que no le afectaba ni un ápice.
“Quizás el prejuicio es demasiado grande, como para ser destruido en un par de semanas… quizás se requiera más tiempo.”
Sin mejor opción, dejó que el privilegio de esa “barrera invisible” le abriera el paso, hasta llegar con los chicos. Si lo pensaba por el lado positivo, ¡era un atajo!
“Como sea, no tengo que serpentear entre las personas, así que el mayor beneficiado soy yo”, con esta nueva construcción psicológica pasó entre los demás y llegó con Fegan. Y no mucho después, la profesora Cyrene, junto al profesor Nasir también llegaron.
Ambos adultos no tardaron en poner orden entre los alumnos. Y al poco tiempo emprendieron el camino bajo su eficiente gestión conjunta.
Jaden tuvo la buena suerte de ir en el mismo carruaje que Fegan y los chicos, además de otros cuatro compañeros. Él no recordaba sus nombres, pero solían ser buenos estudiantes. Se trataba de un beta y tres omega. Aunque le sorprendió que sus rostros tuvieran expresiones serias, e incluso solemnes, aun en presencia del protagonista y su favorito, quienes eran admirados por todos los de la clase 2B.
“¿Es por compartir carruaje conmigo?”, se preguntó. Sin embargo, esos chicos parecían ignorar su presencia… y a decir verdad, la del resto también. Más bien parecía que otra cosa era lo que les preocupaba y tenía ocupada su atención.
Miró a Lance, buscando respuestas. Y a pesar de que el alfa comprendió su duda, se limitó a sonreír y giró el rostro.
—No puedes culparme —dijo en voz baja, una que solo ellos dos pudiesen escuchar. —Yo intenté advertirte, pero estabas tan entusiasmado pensando en Fegan, que me ignoraste.
Él no comprendió, y atribuyó todo a que se trataba de un entrenamiento muy demandante. En realidad no lo sabía, pues aun siendo su segundo año en la Academia, era la primera vez que participaba en actividades extracurriculares, dado que no eran obligatorias.
En el pasado solía evitarlas a toda costa, pues no importaba lo que hiciera, sería ignorado por todos. Así que en aquel momento decidió ahorrarse el mal rato y no asistir. Claro que eso no impedía que se enojara y resintiera por no poder participar.
Ahora se daba cuenta de que era un círculo vicioso, por lo que tomó una decisión para mejorar no solo su experiencia sino también su futuro: aun si fuera difícil el próximo entrenamiento, él se alegraría de haber asistido. Después de todo, era su primera actividad extracurricular, y lo mejor es que estaba el beneficio de poder permanecer cerca de Fegan. ¿Cómo resistirse entonces?
Con esto en mente, sonrió y esperó lo mejor para el próximo fin de semana.
¿Quién diría que apenas poner un pie fuera del carruaje se encontraría con un par de ojos negros que le miraban fijamente?
Fue hasta ese instante exacto que comprendió las palabras de Lance. Había intentado advertirle...
“Mierda, mierda, mierda”, pensó un segundo previo a tropezar con el estribo.
—¡Jaden! —exclamó Fegan, justo antes de recibirlo en sus brazos, impidiendo que cayera de bruces al suelo.
—Yo… gracias Fegan… —Su corazón bombeaba como un desquiciado. Y el omega no sabía si era por la cercanía con el pelirrojo y su agradable aroma, o se debía al miedo incrustado en su corazón al ver al primer príncipe.
Era la primera vez desde aquel día… y no sabía cómo reaccionar.
—¡Estás temblando! ¿Te encuentras bien? —preguntó el pelirrojo, sacándolo de sus pensamientos caóticos.
—Si… solo me asusté un poco. —No mintió del todo, solo no dijo que se asustó por estar en el mismo espacio que Astor, no por la caída.
Fegan lo colocó en el suelo con suavidad, y no lo soltó. Jaden agradeció la calidez, e inconscientemente se aferró a ella.
No tenía idea de lo íntima que lucía su posición.
—Está bien. Estás en suelo firme ahora —dijo el alfa con una sonrisa amable.
Él levantó el rostro y se encontró con los bonitos ojos rojos del otro. Fue sorprendente la rapidez con que el miedo que le había hecho tropezar, cambió por la tranquilidad. Aquel cúmulo de emociones negativas parecía algo muy lejano, aun cuando solo pasaron tres segundos desde entonces.
...
posdata autora mira seirei gensouki je
me encanta tu historia espero con ansias más capítulos /Smile/