Mariana se casó hace un año. Todo era maravilloso en su vida hasta hace un mes, donde todo cambió y no sabe el porque.
Justo cuando pensó que podrían superar lo malo, lo encuentra engañandola. Ahora sí, con el corazón lastimado, tendrá que salir a delante sin ese hombre por el que dejo todo atrás. Tendrá que saber afrontar lo que le deparará el destino para ella y para su pequeño.
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24
Capítulo 24
Cuando los empleados llegaron a ella, los saludo muy amables y les presento a su hijo.
-Hola, ¿cómo están?. Tanto tiempo que no los veía. Miren, les quiero presentar a mi pequeño hijo, Luciano y a Rosa. Bueno, a ella ya la conocen, pero hace mucho que no la ven.
-Ay, señorita, su hijo es hermoso. Y de Rosa, claro que nos acordamos.
Dijo una de las muchachas del servicio. Entonces todos se fueron saludando y los empleados se fueron presentando al pequeño Luciano. Él los saludaba de lo más amable, ya que así era él por naturaleza.
Todos fueron entrando a la casa y Mariana pregunto por sus padres.
-Y mis padres, ¿dónde están?
-El señor esta en la empresa, y la señora salió hace poco, a verse con una amiga.
-Oh, bueno, entonces esperaré a que vuelvan, para darles la sorpresa. Se supone que yo volvía en una semana, pero adelante el vuelo para sorprenderlos.
-Ja ja ja. Sí que estarán sorprendidos, señorita. Se van a alegrar mucho en cuanto la vean.
Después de conversar un rato con todos, Mariana guio a su hijo a su habitación. Sus padres, al enterarse de que ella iba a regresar, mandaron a amueblar una de las habitaciones para él, justo la que estaba enfrente de la de ella. Mientras que para ella, como ya tenía una habitación, solo pidieron hacer una limpieza y un arreglo del ropero poniendo ropa nueva que ellos le compraron hace poco.
Dejo a su hijo, solo en aquella habitación, para qué se fue a descansar, ya que se le notaba lo cansado que estaba y ella decidió también hacer lo mismo, así que se fue para su vieja habitación para dormir un rato.
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Luego de casi dos horas de un sueño continuo, una de las empleadas de servicio golpeo la puerta de la habitación despertándola de inmediato. Mariana se levantó y abrió la puerta.
-Disculpe, señorita. Sé que estaba durmiendo, pero sus padres ya están aquí, no les hemos dicho nada que usted llegó.
-Ok, deja que me arreglo un poco y bajo.
Dijo Mariana sonriendo, feliz por la noticia.
-Como ordene, señorita.
Dijo la chica y salió de la habitación dejándola sola. Mariana se peinó un poco el cabello, porque estaba todo desordenado por las horas de sueño, y se alisó un poco la ropa con las manos y salió de la habitación. Al llegar a las escaleras podía oír las voces de sus padres charlando de lo más animadas, suspiro feliz por volver a estar con ellos y bajo.
-¡Hola, familia!
Dijo, cortando la conversación. Sus padres al oírla se dieron la vuelta y la miraron sorprendida. Unos segundos después es que cayeron en que no era un espejismo, y se levantaron corriendo a saludarla y abrazarla.
Después de eso, su madre le golpeo el brazo con la palma de su mano y le recrimino por haberla sorprendido de esa manera.
-¿Cómo se te ocurre darme ese tipo de sorpresas? ¿Es que acaso quieres matarme?
-Ja ja ja. No mamá, ¿cómo se te ocurre?
-Ay, mi niña, como te extrañe. Pero, ¿dónde esta mi pequeño nieto?
Preguntó Silvia mirando hacia los lados.
-Sí, hija, ¿dónde esta mi nieto?
Preguntó Esteban, mirando hacia los costados, también.
-Tranquilos, no se emocionen. Él esta en su habitación. Estaba cansado del viaje, así que se fue a dormir un rato.
-Oh bueno. Ya después lo vemos entonces. Mejor lo dejamos descansar.
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Mariana y sus padres estuvieron un buen rato charlando, mientras comían algo rico y tomaban un café cada uno, hasta que escucharon unos pequeños pasos en la escalera. Al mirar todos en esa dirección, pudieron ver al pequeño Luciano terminar de bajar de allí.
Los padres de Mariana, miraron a Luciano muy sorprendidos, no podían creer el enorme parecido que tenía este, con su padre biológico, el hombre que le había jurado amor a su hija en un principio y luego le había dejado con el corazón completamente hecho pedazos.
-¡Abuelos!
Grito Luciano al ver a sus abuelos a quienes desde hace mucho tiempo que no veía. Ellos al oírlo salieron de su pequeño aturdimiento, para levantarse del sofá y salir corriendo a donde su nieto para felices abrazarlo.
La última vez que Esteban y Silvia, pudieron ver a su nieto, fue para su cumpleaños número tres. Desde allí no habían podido viajar por temas de trabajo y solo se habían podido comunicar a través de llamadas telefónicas casi todos los días. La última vez que se vieron, el parecido de Luciano con Dante no era tanto, por lo cual el verlo ahora casi idéntico a su padre fue un shock para ellos.
Sin embargo, el resentimiento que sentían con Dante por el daño que sufrió su hija, jamás sería devuelto a su querido nieto. Ellos adoraban a ese niño con todo el corazón y lo protegerían al igual que su madre contra todo mal.
-¿Cómo ha estado mi querido nieto?
Pregunto Esteban.
-Bien, abuelo. Estaba muy cansado del viaje y me fui a dormir a mi nueva habitación. Me gusto mucho, como la decoraron.
-Sí? ¿Te gustaron las mantas de superhéroes?
Le pregunta Silvia, emocionada, porque ella fue la encargada de la decoración.
-Sí! Superman es mi superhéroe favorito.
-¿Y qué me dices del hombre araña? Ese también es muy cool.
-Ja ja ja. En realidad, abuela, me gusta más iron man. Pero el hombre araña también es un buen superhéroe.
Así estuvieron ese niño y sus abuelos hablando durante un buen rato sobre superhéroes, mientras su madre los veía y se reía a carcajadas de su charla sin sentido. Estos estaban discutiendo sobre que en realidad Toni no tenía poderes y que por su lado Piter si los tenía.
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