Una Novia Para El Príncipe

Habían decido viajar temprano a Bruselas para fiesta que Sebastián le había obligado ir, aún no estaba segura que fuese una buena idea, más sabiendo de su compromiso público, Mia se sentía mal por Helen. Sebastián tendría que arreglar esa situación con ella, antes que las cosas se saliesen de control, más de lo que ya estaban.

-        ¿Nunca has cometido ninguna infracción en tu vida?— Le pregunto Mia, mientras se acomodaba en su asiento, hacía una hora que volaban en el jet privado.

-        No, nunca. Excepto una vez casi me puso alegre, iba manejando en el auto de mi padre las pocas veces que lo hacia. Me pusieron una infracción por pasarme un rojo pero cuando se dieron cuenta quien era en realidad me la quitaron, hasta se tomaron fotos conmigo. A veces deseo que la gente me trate como una persona normal, veo la vida que tiene mi hermano Neil ahora que renuncio a su título de príncipe, me fuese gustado hacer lo mismo que él y ser libre. Poder comprar una casa a mi familia con mi propio trabajo con mi propio esfuerzo, lo envidio por eso y mucho— Cerró los ojos, mientras suspiro con tristeza, Mia quiso abrazarlo pero se resistió— Mejor, duérmete falta ocho horas para llegar.

Mia le hizo caso y se quedo dormida, hasta que unos labios tocaron los suyos, se sobresalto, y abrió los ojos, es Sebastián.

-        Buenas noches- sonrió.

-        Será que puedes dejar de hacer eso— Se incorporo enojada.

-        ¿Hacer qué?- sin entender.

-        De besarme.

-        ¿Acaso no te gusta?— Burlándose.

Mia no sabía que decirle claro que le gustaba pero no iba a confesárselo.

-        Déjame tranquila— Se quito el cinturón de seguridad, se levantó a buscar a su hija que estaba en la otra cabina con Stephy— ¿Cuándo falta para llegar?— Le pregunto a la niñera.

-        En quince minutos aterrizamos, ya estamos en Bruselas— Sonrió.

Mia miro por la ventana, quedo encantada de cómo se veía la ciudad de noche. El piloto aviso que iban aterrizar, así que se tuvo que sentar de nuevo, a llegar al aeropuerto privado de Bruselas, ya los esperaba una limosina, era la primera vez que Mia entraba a uno.

-        Que ciudad tan hermosa— Dijo Mia viendo por la ventana.

-        Si, luego te enseñare la ciudad. Hay muchos lugares turísticos muy bonitos. Pero primero debemos ir al hotel a prepararnos para la fiesta.

Cuando llegaron había varios periodistas en la entrada del lujoso hotel.

-        Es mejor que entre yo primero, no quiero que Julieta se asuste con tanto bullicio— dijo Sebastián mientras abría la puerta apenas salió los flashes disparaban como locos, todos quería entrevistarlo, fotografiar y filmar al próximo Rey. Sebastián solo los saludo con una de sus más bellas sonrisas mientras todos estaban entretenidos con el príncipe, nadie noto la presencia de  Mia, entraron al lobby después unos minutos apareció Sebastián y subieron al ascensor hasta llegar al último piso.

-        Aquí esta tu llave de la suite, Stephy— Le entrego la llave a la niñera, esta se fue a su habitación.

-        ¿La mía?— dijo la chica viendo que Sebastián no tenía más llave en las manos.

-        Tú estarás en mi suite.

-        ¿Estas demente, acaso? — Dice gritándole enojada.

-        No, si dejaras que te explique. En mi suite hay tres habitaciones. Todo este piso es mío. Mejor entremos para que veas— Cuando estuvieron adentro, aquello parecía un pent-house, tenia sala de estar, cocina, cuatro baños, un jacuzzi y tres habitaciones— Aquella es tuya, llame antes y colocaron una cuna para Julie, la puerta a la derecha es la habitación de Stephy y esta otra— señalándole la que tenía la puerta más grande— Es la mía, cuando quieras puedes entrar— Sonriendo.

-        No lo haré— Entro al que era su habitación, era grande y amplia, coloco a Julie en su cuna— Creo que venir aquí ha sido una locura. Dios ayúdame para no caer de nuevo, lo amo mucho.

Mia se fue a bañar, luego de secarse y vestirse. Stephy atendía a Julieta, se maquillo un poco de sombra en los ojos y pinta labios color rosa y se peino con un moño alto se coloco unas cintas de colores azul y blanco, dejándose la otra mitad del cabello suelto. Se miro al espejo, le gusto lo que vio.

-        ¿Cómo me veo?— Mirando a Stephy.

-        Bellísima, parece una princesa de cuentos de hada.

-        ¿En serio? Eso era lo que quería evitar.

-        No, si eso es de lo que se trata estas fiestas a mí me encanta—Sonrió.

Luego tocaron la puerta. Mia fue abrir seguro es Sebastián, lo vio despaldas.

-        Ya estoy lista— Él se volteo, la miro de arriba abajo con una gran sonrisa.

-        Wow estupendamente hermosa— Le entrego una rosa blanca a Mia luego le beso la mano.

Sebastián también se veía muy elegante y bello con aquel traje de príncipe de cuento.

-        Pareces una princesa salida de un cuento. Bella mía.

-        Y tu también estas guapísimo, pareces un Príncipe— Se quedo en silencio— Olvídalo...—ambos se rieron por lo irónico que había sonado.

-        Nos vamos— Ofreciéndole su brazo, Mia la tomo. Luego de despedirse de su hija, se fueron hacía la fiesta.

Cuando llegaron a la mansión, había muchos paparazzi afuera por suerte la limosina tenía los vidrios ahumados, entraron sin problemas había mucha gente disfrazada adentro del gran salón de fiesta.

-        Te compre esto para completar tu hermoso atuendo— Saco un estuche, cuando lo abrió Mia quedo enamorada de la tiara, que Sebastián le coloco en la cabeza— Ahora si pareces una princesa.

Se miro en el espejo que había en la limosina. Se toco la tiara con la mano.

-        Wow, es hermosa ¿Son diamantes autentico?— Aunque la pregunta parecía estúpida.

-    Si, lo mejor para ti pero vamos para que te presente algunos amigos— Muchas personas se apresuraron a saludar al príncipe, el salón estaba decorado de la época colonial, una orquesta tocando música de Jazz y mesoneros por todos lados.

Luego se acercaron un hombre canoso alto, guapo y una mujer que lo tomaba del brazo, era bajita con el cabello rizado muy bonito.

-        Buenas noches, Rey Lysander y Reina Rose hermosa como siempre— Besándole la mano a la mujer.

-        Buenas noches, Príncipe Sebastián. Me alegro que hayas venido.

-        Por nada me hubiese perdido esta fiesta, gracias por invitarme por cierto les Presentó a la señorita  Mia Eastwood.

-        Es un placer conocerlos, majestad— Dice con educación.

-        Muy bonita usted— Sonriéndole, le beso la mano pudo sentir la mirada de disgusto de la mujer.

-        Sebastián ¿Y Helen? Que raro que no vino contigo, tu prometida— Dijo la reina Rose con una sonrisa hipócrita.

-        Esta en Grecia con su familia— Eso incómodo a Mia, sintió que la Reina lo había hecho al propósito.

Sebastián siguió presentándoles a gente, más Príncipes, Reyes y otras personas importantes.

-        ¿Desea una copa de champan?— Le ofreció un camarero, cuando los reyes se fueron atender a otros invitados.

-        No, gracias.

-        Traiga algo sin alcohol para ella, por favor— Pidió el príncipe.

-        Claro, Alteza, ahora lo traigo— Al rato llego el camarero con una bebida le dio las gracias, Mia se lo tomo a gusto.

-        Por Dios, no puede ser— Respirando con frustración.

-        ¿Qué sucede? — Pregunta Mia confundida.

-        Hola hermano—Saludo efusivamente Coral a Matt.

-        Hola Coral. ¿Qué haces aquí? Creí que estabas en medio oriente.

-        Si pero Antonio quiso venir antes, nos invitaron a esta fiesta. ¿Y dónde está Helen? Quería hablar con ella, sobre los preparativos de la boda— Dijo con tristeza, ni siquiera se inmuto ante la presencia de Mia, que estaba incómoda con el tema de “Helen y la boda”

-        Ella esta en Grecia, vuelve en unos días.

-        Perfecto, cuando regrese ella y yo tenemos que hablar, sabes que estábamos pensando hacer una boda doble sería grandioso— Luego se acerco un joven de cabello oscuro y alto que tomo por la cintura a Coral.

-        Deja a Sebastián tranquilo, Coral—Sonrió Antonio.

-        Si, por favor Coral, Antonio me gustaría mucho si la amarras de ves en cuando.

-        ¡Sebas! ¿Por qué dices eso?— Ofendida— ¿Quién es ella?— Cuando por fin noto la presencia de  Mia.

-        Es Mia, mi ayudante. Ellos son Coral mi hermana menor y su novio Antonio. Aunque son muy jóvenes para hacerlo—Los novios se rieron, cálculo que Coral tenía como unos dieciocho o veinte años.

-        ¿Qué paso con Corina la despediste?— Sorprendida.

-        No, recuerda que hace poco la operaron. Necesitaba ayuda y contrate a Mia.

-        Nosotros nos retiramos tenemos a otras personas que saludar, es un placer haberla conocido señorita  Mia, nos vemos después Sebastián— Dijo Antonio mientras se retiraba con Coral que no dejaba de mirar a  Mia de una forma extraña.

-        Lamento todo lo que dijo mi hermana.

-        No tienes porque disculparte— Forzándose a reír— Entiendo que pronto te vas a casar.

-        Mia, yo quería…

-        Pero a quién tenemos aquí, al príncipe Sebastián— Dijo una voz a sus espaldas, que Sebastián reconoció enseguida y se volteo.

-        Amigo Dominic que bueno verte por cierto gracias por los licores— Sonrió.

-        De nada, una deuda es una deuda. No me vas a presentar a la hermosa dama que te acompaña—Mirando a Mia con una sonrisa.

-        Ella es la señorita  Mia Eastwood, él es el príncipe Dominic de Asturias.

-        Es un placer conocerlo príncipe Dominic.

-        No por favor solo llámame Dominic, me aburre que me digan “Príncipe”— Aún sonriendo.

Tuvieron hablando un largo rato, Mia la estaba pasando bien con Dominic era muy gracioso decía una cantidad de chistes, Sebastián no se quedaba atrás solo se escuchaban más risas quizás no había sido mala idea venir con él.