Milena es una hermosa joven, buena hija, que sueña con un futuro prometedor en Italia. Las cosas no fueron fáciles al inicio pero salió adelante de la mano de un encantador piloto que la supo enamorar. Luego de cinco años de feliz matrimonio y dos hijos, un día ella descubre que su amado esposo le ha sido infiel desde el noviazgo. Luego de los primeros caóticos días, después de enterarse de las infidelidades, ella planea con mucha frialdad la manera de salir fortalecida de su divorcio. Ella le enseñará a Gabriele su esposo, la importancia de la fidelidad en un matrimonio. Le hará pagar el engaño que sufrió y lo hará vivir en la tristeza, el arrepentimiento y la soledad. No le quedarán más ganas a Gabriele de volver a burlarse de una mujer. Cuando quiera volver a recuperar a su esposa, ya ella no estará ahí más para él. Ella ahora le pertenece a otro que sí la hizo única y especial. ¿Podrá Gabriele recuperar su mujer algún día? ¿Fue domado el infiel? ¿Lo amará aún Milena?
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EL COMIENZO
—Madre, Omaira, permítanme ir a ver si todo está bien con los niños. Le diré a Merceditas que vaya preparando el almuerzo. Un segundo.
—¡Todo bien!
—Hija, Omaira y yo queremos saber qué te dijo exactamente la secretaria respecto a Gabriele. ¿Cómo es que está segura que él te está traicionando?
—Ya voy a llegar a esa punto queridas mías. Lo que pasa es que no quiero llegar a esa parte hasta no entender cómo es que mi vida llegó al punto donde me encuentro hoy.
—Quiero entender dónde me equivoqué. Por qué mi matrimonio solo duró cinco años y cómo es que no vi que se había abierto un hueco por donde se escapó el amor de mi esposo y yo no logré detenerlo.
—Milena no te culpes, bien sabes que en estos casos los dos son culpables, no solo uno. Recuerda que soy abogada, que fui juez en Brasil. Aunque no ejerzo mi profesión acá en Italia, la ley y los preceptos legales los tengo muy claros. Eres mi mejor amiga y estaré a tu lado dándote toda la orientación necesaria para que salgas bien librada de lo que se te viene encima.
—Gracias Omairita. Por supuesto que te voy a necesitar. Pero primero lo voy a intentar todo para reconquistar a Gabriele. Y lo que quiero ahorita es hacerme un autoanálisis, ver en retrospectiva mi propia vida, “observar hacia atrás” cómo llegué a este caótico día.
—Un flashback Milena, quieres interrumpir la realidad presente para permitirte ver algo significativo del pasado que te ayude a entender cómo es que no viste la infidelidad de Gabriel. ¿Es eso lo que quieres en definitiva?
—Sí.
—Me presenté ante Jenny y nos hicimos muy buenas amigas. Ella me explicó todo lo que yo debía saber de Italia en ese momento. Y hasta me ofreció su casa para que yo fuera a vivir allí cuando lo decidiera.
—¡Cuánto lloré cuando salí de Nicaragua! Dejar mis viejitos, la familia, los vecinos, el rancho. Eso dolió mucho. Todo el vuelo lo pasé llorando. Tomé valor cuando aterrizamos en Roma, y luego debía tomar otro vuelo a Firenze.
—¡Qué sorpresa me llevé cuando llegué al edificio donde supuestamente vivía Jenny! No era su casa, era su trabajo. Me hizo esperar como dos horas sentada en una escalera hasta que un sobrino de la viejita que ella cuidaba, se marchara.
—Entré en silencio, con mucho cuidado de no hacer ruido para que la viejita no me viera. Pasé directo al cuarto donde dormía Jenny. Allí pasé un mes. Jenny me llevaba el desayuno, el almuerzo y la cena al cuarto.
—Cuando venía el sobrino debía permanecer escondida en el cuarto hasta que éste se fuera. A veces yo salía todo el día por la calle y regresaba muy tarde en la noche cuando la viejita ya se había dormido.
—Finalmente después de un mes, conseguí un trabajo. Cuidar una viejita a la que no le funcionaban las pernas. Debía en las mañanas cambiarle el pañal ya sea orinado o con caca, lavarla y ponerle uno limpio.
—Luego cargarla y ponerla sobre una silla de ruedas y llevarla a desayunar. Después debía bañarla, limpiar la casa y cocinar. Todo este proceso me deprimía. Haber estudiado 5 años arquitectura en la mejor universidad de Nicaragua para terminar haciendo esto en Italia.
—El problema no era la atención o los difíciles cuidados a una persona anciana, eran sus familiares, quienes nunca estaban contentos con el trabajo. Siempre había una crítica, mal pagada y la libertad coartada.
—Un trabajo era peor que el otro. Yo no era muy buena cocinera y ahora debía lucirme con platillos folkloricos: lasagna, raviolis, gnocchis, tortelines, y pare usted de contar. Poco a poco y en medio de tanto stress fui aprendiendo a deleitar el paladar de mis patrones.
-Hija, nunca nos habías contado con tanto detalle tu llegada a Italia. Sabía que había sido difícil, pero muchas cosas no las sabía.
—Así es madre. Para qué contarles esto y tantas otras cosas desagradables que pasé. Total, eso ya no me interesa, es agua pasada. Luego de un año más o menos te conocí querida Omaira.
—Recuerdo aquel domingo, era mi día libre y estaba sentada en unas sillas cerca del duomo de Firenze. Un hombre muy simpático con una gran cámara fotográfica se me acercó y me pidió permiso para fotografiarme.
—Al inicio me negué pero cuando me explicó y me dejó ver evidencia de que era de una agencia de modelos, acepté. Me pagó muy bien y me dio su tarjeta. Apenas pude ir me acerqué y pude comprobar que era cierto.
—Ese día te conocí Omaira, me pareciste muy bella y una gran persona. Nos volvimos desde entonces muy buenas amigas y de eso ya van como ocho años.
—¡Es cierto Milena! Recuerdo como todos los hombres que te veían te querían comer con la mirada. Pensé: ¡Dios, si esta chica se lanza al Miss Universo indiscutiblemente gana, qué preciosa!
—Jajajajaja ¡qué exagerada Omaira!
—No miento, fuiste sin una gota de maquillaje, al contrario de mi, y te veías angelical, dulce y bellísima al natural.
—Lo cierto madre es que nuestras vidas cambiaron a partir de aquel encuentro. Empezamos a ganar buen dinero y no teníamos que cuidar más ancianos, ni encerrarnos en un hogar que no era nuestro.
— Alquilamos un apartamento en una bella zona. Y modelábamos de vez en cuando. Lo malo eran ciertos hombres que se querían aprovechar de su status para obligarnos a tener sexo con ellos. Pero nosotras aprendimos rápido a ponerlos en su lugar.
—compartiendo con tantas modelos conocimos la parte sucia del modelaje. Mujeres anoréxicas, drogadas, muchas intentaban el suicidio a muy corta edad. Tantas de ellas abortaban continuamente, sufrían de enfermedades venereas… y muchísima depresión.
—Me prometí a mi misma que me iba a hacer respetar. Que no iba a perder los valores que había aprendido en casa. Y me sentí muy bien contigo Omaira porque tú pensabas igual que yo.
—Es cierto, eso fue lo que más nos unió.
—Y entonces llegó el día donde fuimos invitadas a modelar para una Casa de Modas en Milán , la tienda “Alberta Ferretti”, la madre de mi Gabriele Ferretti. Y allí comenzó mi historia con el que sería mi esposo.
Y por el próximo capítulo, es un alivio donde el muy mal marido se dará con una piedra en la cabeza cuando por fin se saquen las caretas. Espero solamente que los niños, no salgan tan perjudicados.
ya loo esperoooooo
Y eso de su mamá que le de la oportunidad de arreglar la cosas, cuando el muy poco hombre desde un principio no la respeto , solo fue un juego y se rió en su cara con una de sus amantes? de verdad le va a seguir pidiendo eso?
lo que si debe enfocarse en ver por los niños , darles seguridad y amor que van a necesitar.