James Jones, J.J es un hombre guapo, orgulloso y sexy, hijo único de la famila más rica y poderosa de la ciudad. Acostumbrado a tenerlo todo al precio que sea.
Casandra Howell una joven sencilla, tímida, y solitaria, enamorada desde niña en secreto del joven Jones quien era diez años mayor que ella. Pero Casandra creció con problemas de autoestima debido a que de niña fue obesa, y su hermana mayor Monique en cambio si era una auténtica belleza.
El destino de Casandra pondrá su voluntad a prueba cuando, un día se despierta en la habitación de un hospital y le informan que fue drogada y abusada sexualmente.
Alguien le había robado su virginidad y su inocencia. Y ella no recordaba nada.
Cómo pudo ese encuentro de una noche cambiarlo todo?.
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Capitulo III
Casandra estaba entretenida viendo a unos niños haciendo travesuras debajo de la mesa de banquetes, sin percatarse que alguien se le había acercado por detrás y la observaba en silencio. Cuando se fijó en su presencia se sobresaltó pues no lo había oído acercarse entre tanto ruido.
_ Disculpe no fue mi intención asustarla_ dijo el hombre en las penumbras, tenia una voz profunda tranquila y, sensual.
Cuando el recién llegado salió de las sombras que lo cubrían, se fijó en su imponente altura, llevaba un disfraz de pirata, el antifaz solo le cubria los ojos y parte de la nariz, pero al ver sus profundos ojos verdes que brillaban como esmeraldas, Casandra se dió cuenta que se trataba de James Jones, su príncipe encantador de niña, su héroe de la adolescencia, y su amor imposible de mujer.
Había pasado casi un año desde la última vez que lo vio. Había entrado en la tienda de libros donde ella trabajaba, él estaba en compañía de una hermosa chica rubia "Lo que era habitual en él". No reparó en ella "Como siempre". Y asi como había llegado a la tienda, se había ido. Sin comprar ningún libro. Ella pasó todo el dia fantaseando con ser la chica que tenia a su lado, así de rubia y hermosa. En la adolescencia se había sentido tentada en aclararse el cabello, pero luego desistió de hacerlo, su maltrecha autoestima no soportaría más burla de Monique y su trío de la muerte. Su obsesion por J.J la llevaban a pensar esas locuras que jamás pasarían en la vida real.
Pero ahora lo tenia tan cerca y podía detallarlo mejor, llevaba el cabello largo hasta las orejas, era tan negro como el ébano, una argolla fina de oro adornaba su oreja lo que le daba un aire misterioso y peligroso, lo que ha ella le atraía aún más, su estatura intimidaría a cualquiera pero a Casandra le atraía mucho más, al igual que su pecho firme y sus hombros anchos. Llevaba un vaso con una bebida ambarina en una mano y en la otra una copa de vino que le ofreció.
_ Su trago mi Diosa Afrodita _ dijo con voz aterciopelada.
A Casandra esto le pareció muy considerado, suponía que era él anfitrión perfecto, apenas llevaba treinta minutos en el baile, y ya la estaba atendiendo el hombre mas codiciado de la ciudad, y a parte estaba coqueteando con ella.
_ Gracias_ dijo ella recibiendo la copa que le ofrecía, el rozó sus dedos con los suyos provocando que el cuerpo de la joven temblara ante el suave contacto.
Casandra no estaba acostumbrada a ingerir bebidas con alcohol, pero haría un excepción solo por esa noche, no iba a despreciar la amabilidad de su caballero andante, así que se bebió el contenido de la copa de un solo trago, lo que provoco que tociera un poco.
_ Disculpa_ dijo la joven apenada.
Él sonrió y se le acercó sugerentemente, inclinándose sobre ella para poderle hablar al oído, por encima del ruido ensordecedor de la música.
_ Quieres ir a un lugar más privado, donde podamos hablar sin tener que gritar_ le dijo él y en tono seductor.
La joven no lo podía creer James Jones quería estar en privado con ella, pero de pronto comenzó a sentirse un poco mareada, ella lo asocio a que era producto de que su cuerpo no estaba acostumbrado al alcohol. Así qué sin pensarlo dos veces aceptó y dejo que su apuesto corsario la guiara. La llevó a través de unas grandes puertas que daban hasta los imponentes jardines de la mansión en forma de laberintos, y se adentraron en el, James la llevaba de la mano guiandola entre los corredores de setos, mientras el reflejo plateado de la luna les alumbraba el camino, sin duda era una hermosa noche, y ella se sentía diferente, osada y poderosa. Se sentaron en un banco de madera que hallaron cerca de una fuente que tenia una estatua en el centro que Casandra no logró detallar, porqué le parecía que no se quedaba quieta, la estatua se movía cuando trataba de fijarse en ella, él se le acercó silenciosamente y le rodeó con sus fuertes manos la pequeña cintura, Casandra sabia que debía apartarse, pero su cuerpo no respondía, era como si otra persona se hubiera adueñado de el, de sus emociones y de sus pensamientos.
James comenzó a darle besos ardientes desde el lóbulo de su oreja derecha hasta la línea de su escote, lo que la hizo arder de inmediato, cuando sus labios se apoderaron de su boca la chica se vio perdida en un torbellino de emociones, él comenzó a besarla frenéticamente diciéndoles palabras que ella no alcanzaba a comprender, su mano le alcanzó el cierre de su corsé dejándole el pecho desnudo, el corazón de la chica comenzó a latir desbocadamente. Cuando él abandonó sus labios y comenzó a besar uno de sus senos se dio cuenta que no había marcha atrás, él le haría el amor y ella lo deseaba con locura. Casandra había deseado ese momento por años y ahora se estaba cumpliendo.
Como si fuera esclava de su propio cuerpo se giró hacia James para atrapar su boca nuevamente con la suya, él la levantó y la sentó en su regazo, haciéndo que sintiera el poder de su erección rozándole la pelvis, la pasión los consumía y los llevaba a una locura inimaginable, James tenia los ojos brillantes y no dejaba de depositarle besos hambrientos en su piel, Casandra le respondió con la misma pasión e intensidad, y como si ya no pudiera soportarlo más James le bajó las bragas de delicada seda, y haciendo los mismo con sus vaqueros, la sentó nuevamente encima de él y comenzó a penetrarla, cada célula del cuerpo de Casandra necesitaba sentirlo, llevó sus temblorosos dedos hasta los botones de la camisa de él y comenzó a desabrocharlos rápidamente, su pecho era perfecto como lo había imagino, parecía la estampa de un Dios griego, él se quito el antifaz e hizo lo mismo con el de ella.
_ Casandra eres tú? _ dijo él sorprendido pero ella no lo escuchaba.
Ella posó con osadía sus labios sobre los suyos, y él no pudo resistirse a su arrebato de pasión, y empezó a embestirla nuevamente y ella profirió un gemido de dolor, él abrió los ojos sorprendido.
_ Eras virgen?_ dijo James y se detuvo, esperando de ella alguna reacción.
Pero Casandra seguía acariciando su pecho, y besándolo, luego comenzó a moverse contra él y, él no pudo aguantar mas; la poseyó hay mismo bajo la luz de la luna, su cuerpo ardia bajo las caricias de Casandra y ella al parecer no quería que él se detuviera, asi qué el joven continuó embestida tras embestida hasta que la oyó gemir alcanzando su clímax, siguiendola él casi inmediatamente. La cabeza de Casandra cayó en su pecho, y James se sintió orgulloso, al parecer la había hecho gozar. La ayudo a incorporarse y a, arreglarse el vestido. Pero de pronto se escucharon algunas voces que se acercaban hacia ellos.
_ Te dije padre que Casandra se había ido con James Jones_ dijo Monique.
_ ¿Que esta pasando aquí?_ dijo el señor Howell, visiblemente molesto.
James no podía salir de su asombro se sentía como un adolescente al que acaban de pillar haciendo alguna travesura.
_ ¿Hijo quien es esa señorita?_ le dijo su padre confundido_ Esta mujer me fue a buscar y me dijo que tu habías drogado y seducido a su hermana menor.
_ ¿Qué yo qué?_ dijo James confundido.