Esposada A Mi Amor.

"A veces tu mente necesita más tiempo para aceptar lo que tu corazón ya sabe"

^^^Mario Benedetti ^^^

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Habían pasado casi 8 meses desde que Samantha llegó a Los Ángeles, y en ese tiempo, su vida había cambiado considerablemente. Se había convertido en una pieza clave del equipo SWAT, destacándose por su valentía y habilidades. Cada misión le había enseñado algo nuevo, y ahora era más segura, más fuerte, y cada vez más respetada por sus compañeros.

James, con el tiempo, había comprendido que Samantha solo estaba interesada en una amistad, y aunque seguían teniendo una relación cercana, el había dejado de intentar algo más. Samantha lo apreciaba por eso, y la tensión que alguna vez existió entre ellos se había disuelto en una camaradería genuina.

Pero Fernando era un caso diferente.

Durante esos meses de trabajo juntos, Fernando había visto cómo Samantha se desarrollaba como profesional y como persona. Había momentos en los que él se encontraba observándola, admirando su determinación, su inteligencia, y la pasión que ponía en su trabajo. Sin embargo, lo que lo desconcertaba era la forma en que esos sentimientos había evolucionado. Al principio, había Sido una simple atracción, una admiración por su compañera de trabajo, Pero ahora, sentía algo más profundo.

Lo que más lo intriga era que comenzaba a notar cambios en el comportamiento de Samantha hacia él. A veces, la sorprendía mirándolo de una manera que no podía descargar del todo, una mezcla de curiosidad y algo más que lo hacía sentir que tal vez, solo tal vez, ella también estaba experimentando sentimientos similares.

Fernando no era un hombre que se dejará llevar fácilmente por las emociones, Pero con Samantha, todo parecía ser diferente. Había una conexión entre ellos que no podía negar, algo que se había ido construyendo en el día a días, en las conversaciones compartidas y en los momentos difíciles superados juntos.

La pregunta que lo rondaba era si debía hacer algo al respecto o si era mejor mantener la distancia, por el bien de ambos. Sacudió la cabeza para disipar esos pensamientos, puso su teléfono en la mesa de noche, y se dispuso a dormir.

El día comenzó como cualquiera otro en el comando. El equipo SWAT estaba revisando los reportes y organizando el entrenamiento del día cuando de repente, las puertas se abrieron de golpe. Junto con el Comandante una mujer de porte firme y mirada decidida. Vestida de forma impecable y su actitud autoritaria dejaban claro que no estaba allí para asuntos menores.

Era la sargento Mía David, del departamento de Crimen Organizado. Una mujer con una reputación de acero, conocida por sus habilidades para infiltrarse en las redes más peligrosas y desmantelarlas desde adentro. Traía consigo un código rojo, una emergencia que sacudió a todos en el comando.

De alguna manera, está mujer generaba en el equipo cierta tensión y no terminaban de entender por qué, no era la primera vez que trabajaban con agentes de otras unidades. Pero algo no les gustaba de esta Sargento.

Sin embargo, ellos eran unos profesionales, y si había una misión, ellos la ejecutarían con precisión. Ya que eran la unidad especializada en intervenciones especiales de gran peligro.