Stalker

...Nadie joven te dirá que aprecies tú tiempo. Siempre uno derrocha lo que le sobra....

Empecé a perder la calma. ¿Dónde estaba la chica del asiento trasero? Mi corazón se aceleró, busqué al rededor del auto y no ví nada. Volví sobre mis pasos a la tienda y pregunté al encargado si había visto una mujer con su descripción y se encogió de hombros, negando con la cabeza.

Estaba dormida, cuando bajé del auto seguía dormida, segundos atrás estaba dormida y...

— ¡Leviii!

La ví salir del baño.

— Mierda, no me asustes así.

— ¿Ocurrió algo? Ni me dí cuenta cuando llegamos aquí.

— No, no... No pasa nada, sube, ya cargué gasolina.

Mi estado mental se estaba deteriorando, no necesitaba un especialista para darme cuenta.

Subí al auto y encendí el motor.

10:22 P.M

Salí de inmediato del baño, el sabor fresco en mi boca se tornó amargo. Me aproximé en silencio pero rápidamente a la sala, donde Mónica aterrada se encogió en un mueble, mientras Reno a su lado, permanecía relajado.

Le hice señas a Mónica para que se calmara y a Reno para que se acercara.

Ahora agradezco haber invertido tantos años en la crianza de Reno. Era un compañero incondicionalmente obediente.

Se acercó al instante a mi lado y al ver mi cautela, de inmediato se agachó y empezó a moverse en sigilo.

Me acerqué a la puerta y le hice señas a Mónica para que se moviera del mueble, esta corrió a la cocina y se escondió.

— ¿¡Quién es!? — Grité con voz fuerte.

— Un amigo — Dijo una voz calmadamente del otro lado.

No reconocí la voz. Volteé y Mónica asomó la cabeza, su cara era de pánico total, estaba enrojecida, sus ojos abiertos de par en par, lloraba y se tapaba la boca con las manos. Me miró y negó con la cabeza lentamente en pánico.

No había ningún amigo de Mónica tras esa puerta.

Tragué saliva y empecé a sudar frío. La puerta no tenía lentilla, no podía saber nada.

Mónica no esperaba a nadie, yo no podía abrir esa puerta.

— ¡No espero a ningún amigo hoy! — Chasqueé dos veces, de inmediato Reno empezó a gruñir, entendiendo el gesto.

No hubo respuesta. Chasqueé una vez más y Reno empezó a ladrar con fuerza.

No entrené a Reno para atacar a nadie, pero sí para intimidar.

Mi cuerpo estaba tenso, cada músculo parecía volverse estático.

Pasó un momento, algunos segundos, y le hice señas a Reno de que parara.

El silencio era total.

Al ya no escuchar a nadie más, me relajé un poco y Mónica salió de la cocina despacio. Se puso frente a mí y me encogí de hombros.

— Quizás ya se fué... — Susurré.

Mónica asintió con la cabeza.

— Sí, creo que sí... — Susurró Mónica de vuelta.

En ese momento se escuchó un golpe seco en la puerta, fué tan fuerte que a ambos nos hizo saltar. Mónica se escondió de inmediato tras de mí y Reno empezó a ladrar nuevamente.

Quien sea, seguía ahí, esperando.

Mi corazón quería salirse de mi pecho y le hice señas a Mónica de que agarrara el teléfono.

— Llama a la policía... — Seguí susurrando.

Mónica asintió con la cabeza temblando y tomó su teléfono.

Me acerqué a la puerta y le pasé la cadena, volteé a ver a Mónica y le hice señas de que se calmara.

Definitivamente en los peores momentos posibles, me daban arranques de valentía.

Me acerqué junto con Reno, quien gruñía, y giré el pomo de la puerta.

Mónica negó con la cabeza y me hizo señas con las manos, soltando el teléfono y dejándolo caer.

Tragué grueso y tomé una bocanada de aire.

Abrí la puerta de golpe hasta donde la cadena me dejó, me escondí tras la puerta y mi corazón galopaba. Mónica de algún modo se metió bajo el sofá en cuestión de instantes.

Pero no pasó nada. No hubo ningún otro ruido. Reno detrás de mí me miró con desconfianza.

Me acerqué despacio a la puerta y me asomé de golpe por la ranura.

No había nada. No había nadie allí.

Mis pulmones dejaron escapar todo el aire, volví a cerrar la puerta para quitar la cadena, y al abrirla por completo, efectivamente no había nadie.

Salí hasta mi auto estacionado en la acera y no, ambos lados de la calle estaban solos y bien iluminados.

Me rasqué la cabeza en confusión. Definitivamente alguien había estado ahí pero, ¿se esfumó? ¿Corrió? No tenía sentido.

Llegado a este punto mi vida se estaba volviendo una serie de sinsentidos uno detrás de otro, no entendía nada, nada me encajaba. Admito sentirme tranquilo en ese momento pero tenía una inquietud perenne, como si tuviera que estar alerta las 24 horas del día, eso no me gustaba.

Ya saben, no había nadie en ese momento, pero nada me decía que no hubiera nadie después, ya que definitivamente hubo alguien antes parado en la puerta.

Mónica salió y me miró desde la puerta. Al verla me encogí de hombros y ella hizo lo mismo.

— No hay nadie aquí Mónica.

— Pero, ¿Qué pasó?

— No lo sé.

— Ven, ya vuelve a casa.

— Está bien.

Volví de nuevo y antes de entrar miré a la calle nuevamente. No había nadie ahí. Todo esto era muy raro.

Entré a la casa y le pedí a Mónica que cerrara con llave, picaporte, cadena y si era posible, pusiera un elefante tras la puerta para que nadie pudiera abrir.

Ella cerró la puerta con todos los seguros y se disculpó por no tener disponible un elefante.

10:34 P.M

Empezó a llover. No sabía si eso ayudaba, o empeoraba las cosas, pero siempre me gustó la lluvia, así que al menos a mí, me calmaba un poco.

— Levi, estamos de acuerdo en que ambos escuchamos lo mismo, ¿Verdad?

— Mjmm — Asentí con la cabeza.

— No estoy loca, ¿No?

— No lo creo, no.

— Bueno, realmente no sé qué voy a hacer con todo esto, pero... Necesito un mejor sistema de seguridad, y cámaras de vigilancia.

— Pues, estoy de acuerdo con eso, realmente me siento un poco nervioso aún con todo esto.

— Ni me lo digas. Aún tengo los pelos de punta — Dijo suspirando y sentándose en la alfombra.

— Realmente creo que si podemos aunque sea mínimamente probar que algo de esto realmente viene de otra persona ahí fuera, podemos ir con la policía.

— Todo esto me aterra, Levi.

Me senté con ella. Yo también estaba aterrorizado.

— Sí, a mí igual. No voy a decirte mentiras, estoy muerto de miedo.

— Realmente tuviste muchas agallas, agradezco eso. En serio eres de mucha ayuda, yo soy muy despistada, probablemente habría abierto la puerta a la primera y...

— Oye no pienses en eso. Pensemos en que ya pasó, mañana será otro día. Y creo que necesitas descansar.

— Sí... Tú igual... La verdad con todo esto yo no creo poder dormir.

— Yo menos, pero puedes hacer el intento.

— No dejo de pensar en ese video... Y la carta, el documento, todo, todo me da vueltas.

— A mí también. Pero realmente en este momento no hay mucho que podamos hacer.

— Sí... — Me miró y se frotó los ojos — Tienes razón, deberíamos tratar de descansar.

Mónica me abrazó.

— Gracias por acompañarme, Levi, realmente eres un buen amigo.

Pensé en qué habría pasado si Mónica hubiera estado sola y me aturdieron los pensamientos. La abracé fuerte y ambos suspiramos, no sé si de cansancio o estrés, pero realmente todo esto era frustrante.

— Bueno — Dijo Mónica levantándose — Es tarde, no he dormido nada desde ayer y... Creo que podría tratar de dormir.

Asentí con la cabeza.

— Claro, pues, Reno en cualquier esquina que se sienta cómodo se queda dormido, yo puedo dormir en el mueble, así te despreocupas de la puerta.

Mónica me miró, y empezó a titubear.

— Bueno, sí, esto... De hecho...

— ¿Pasa algo?

Su voz salió casi como un hilo y apartó la mirada de mí.

— Podrías dormir conmigo, si gustas.