Krasa Y Georgeus

Lady Marila, la hermana mayor de Karoly, le ha prestado vestidos a Krasa, los de su mejor amiga le terminaban resultando pequeños, su menuda amiga era muy linda de rostro, pero no había terminado de desarrollar su cuerpo.

- "Te ves muy linda, casi pareces de Fontana", dijo Karoly.

- "Casi, tú lo has dicho, tengo tanto miedo Karoly, qué pasa si mi padre no acepta mi matrimonio con Georgeus", expresó preocupada Krasa.

- "No pienses en eso, verás que se solucionará, y si por alguna razón eso no sucede, los ayudo a escapar, se casan en otro reino y no habrá nada más que hacer", dijo Karoly.

- "No quiero huir, no sería lo correcto", aseveró Krasa.

- "¿Y sería correcto alejarte de Georgeus para siempre?, sé que lo más hermoso es la boda de ensueño que nos hacen soñar desde muy pequeñas, pero lo más importante es el amor, fuiste hasta Susumira para defender lo que sienten, así que no te rindas, siempre habrá alguna manera de que estén juntos, un amor como el de ustedes, durará toda la vida", dijo Karoly sonriendo y luego abrazó a su amiga.

Por otro lado, el príncipe Georgeus está acomodando su traje de gala, como miembro del ejército de Fontana, mira los escudos que ha obtenido por sus misiones.

- "No solías estar muy contento cuando te viste obligado a ingresar al ejército, al entrenamiento y participar en las misiones", dijo el rey acercándose.

- "Sabes que prefiero la diplomacia que la guerra, agradezco que los reinos se hayan consolidado y vivamos en cierta paz", expresó Georgeus.

- "Podemos vivir en paz ahora, pero eso no garantiza que las cosas cambien, así que debemos estar preparados", comentó el rey.

- "No es porque sea tu madre, pero eres muy guapo, hijo mío", dijo la reina cuando se acercó.

- "Gracias madre, quería hablar con ustedes antes de partir al ducado de Husag. Quería que sepan que cualquiera que sea el resultado, no voy a soltar la mano de Krasa, si ella decide aceptar la decisión de su padre me resignaré, pero si ella se aferra a mí, voy a casarme con ella, aún sin el permiso del conde de Sharaf", expresó Georgeus de manera seria.

- "Georgeus, eres...", dijo el rey de Fontana.

- "El príncipe heredero, lo sé, pero ella es la mujer que amo; no te estoy pidiendo apoyo para la locura que pueda llegar a cometer, solo te ruego que no te interpongas", expresó Georgeus.

- "Basta, no pensemos en escenarios negativos, esto se puede solucionar convenciendo al conde de Sharaf, y eso es en lo que debemos enfocarnos", manifestó la reina con solemnidad.

Las voces se callaron y se dispusieron a salir al ducado de Husag, lo que hicieran a futuro Krasa y Georgeus dependía de la decisión que tomara el conde de Sharaf.

Krasa caminaba de un lugar a otro, sabía que en el momento en que su padre recibiera la carta; iba a ir a buscarla, había involucrado a las personas que quería en su búsqueda de la felicidad y hubiese preferido que su padre la compartiera con ella, tal vez el conde no haya sido el padre más amoroso del mundo, pero siempre fue justo y sabía escuchar, pero desde hace poco más de un más de año, parecía tan distante y severo, que casi podría decirse era otra persona.

- "Krasa, el vigía manda señales en el cielo, un extranjero está llegando, debe ser tu padre, mejor ingresa", dijo Karoly tomando la mano de su amiga.

- "¿Y Georgeus?, ¿y si no llega a tiempo?", preguntó nerviosa Krasa.

- "Las dos huimos por la parte de atrás, y vamos directo a Reviere", respondió Karoly con gran soltura, "sí va a llegar a tiempo, ya no te preocupes, pero quiero que recuerdes algo, si en algún momento sientes un peligro muy grande, encuentra la manera de llegar a Reviere", continuó diciendo Karoly, llevando a Krasa dentro de la residencia.

El duque de Husag trató de calmar al conde de Sharaf, explicándole de la amistad con su hija, pero el conde solo exigía llevarse a Krasa.

- "Ya agoté todo lo que teníamos que hablar, duque. Es mi hija y me la llevo, así que dígale a Krasa que ya salga", expresó el conde molesto.

- "Disculpe, Su Excelencia, los reyes de Fontana han llegado", dijo el mayordomo acercándose al duque de Husag.

- "Que hagan los preparativos para recibirlos, me dispensará conde, sería un honor que participe en el recibimiento de Sus Majestades", expresó el duque con solemnidad.

El conde sabía que no podía negarse, pese a ser de otro reino, estaba en territorio de Fontana y debía hacer honor a los reyes.

Cuando los reyes de Fontana llegaron, también salieron a recibirlos, la duquesa de Husag, Lady Marila, Lady Karoly y Lady Krasa, a quien su padre miró con severidad.

Fue una sorpresa para el conde ver que aparte de la familia real de Fontana, también los acompañaba, el heredero a la corona de Urtesi, el príncipe Sago. Lo que no sabía el conde, es que el príncipe Georgeus había pedido la presencia del amigo de su hermano, el príncipe Sago, y por un momento pensó que no llegaría a tiempo, fue gratificante verlo en las puertas del palacio de Fontana, cuando ellos estaban por salir rumbo al ducado.

Después de las reverencias correspondientes, y los saludos protocolares, todos los presentes pudieron tomar asiento.

- "No sabía que tenía una gran amistad con el duque de Husag, conde", dijo el príncipe Sago, dirigiéndose al conde de Sharaf.

El conde no sabía que responderle al príncipe heredero de su reino, Sago lo miraba con detenimiento, quería encontrar el misterio que envolvía al conde, según Georgeus la documentación demuestra que han habido cambios sustanciales en su forma de manejar sus negocios desde hace poco más de un año.

Para un acérrimo aprendíz de magia como Sago, un cambio tan radical podía significar un hechizo maligno, después de no haber visto las señales en su amigo, el principal Lurol, se había concentrado en aprender la influencia de los hechizos en las personas.

- "Su Alteza Real, es mi hija Lady Karoly, quien es muy amiga de Lady Krasa, hija del conde de Sharaf, y las jóvenes están encantadas de visitarse", respondió el duque de Husag ante el silencio del conde.

- "Sí, son amigas. Pero creo que los importantes invitados deben tener mucho de que hablar. Mi hija y yo, nos pasamos a retirar", dijo el conde en un esfuerzo para llevarse a Krasa.

Fue ahí cuando el príncipe Sago pudo darse cuenta del ligero cambio de color en los ojos del Conde de Sharaf, definitivamente estaba hechizado, aprovechando Sago en hacer un gesto que le confirmó al príncipe Georgeus la sospecha, la segunda parte del plan debía ponerse en marcha de inmediato.