Krasa Y Georgeus

Krasa Y Georgeus

1. El compromiso roto

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Krasa, es una dulce jovencita que acaba de cumplir diecisiete años, tiene unos hermosos ojos grises y cabello rubio ondulado, es la hija menor del conde de Sharaf del reino de Urtesi.

Aunque oficialmente desde los dieciséis años está comprometida en matrimonio con el príncipe Carpio, heredero a la corona del reino de Susumira, ese compromiso fue pactado por sus padres hace seis años; aunque Carpio y ella se han conocido todo ese tiempo, los encuentros siempre ocurrieron en el reino de Urtesi.

Es la primera vez que ella viaja a Susumira, ha ido en compañía de sus padres, Krasa está emocionada de poder ver a su prometido en su territorio; sin embargo, durante el recibimiento no se encontraba y no pudo verlo, aunque estuvo triste por ello, se animó a si misma porque la reina de Susumira le aseveró que iban a poder verse en el baile de aquella noche.

Mientras estaba en el mirador de la residencia de invitados, ubicada dentro del mismo inmenso castillo de Susumira, escuchó unos golpes de espada y fue a ver por el inmenso ventanal, pudo notar que en el patio sur, dos hombres estaban en un torneo de espadas; ella sonrió, el hombre se cabellos rojos era sin lugar a dudas el príncipe Carpio, con sus casi dos metros de altura, era imposible no notarlo.

Krasa se apresuró en salir de la residencia, estaba decidida en ir a ver a Carpio que no escuchó la voz de su madre pidiendo que se detuviera; cuando por fin pudo llegar a donde se encontraba Carpio, se detuvo de golpe, el príncipe se había quitado la armadura y una joven mujer de cabellos castaños le secaba el sudor en todo el cuerpo, con bastante confianza y esa mirada entre ellos que denotaba una íntima complicidad.

Krasa retrocedía despacio ante la escena, sentía su corazón estrujarse, que podía significar aquello, debía preguntar y no suponer se dijo a sí misma como un ruego desesperado de negarse a lo que estaba observando, pero sus piernas no le permitían avanzar solo retroceder.

De pronto, los gritos de "Cuidado" la sacaron del shock causado por la escena, un grupo de caballos venían a toda velocidad, ella instintivamente se cubre la cabeza con los brazos y cierra los ojos, sabía que no tenía tiempo para correr; sin embargo, al no sentir el impacto abrió los ojos y notó que un remolino de polvo violeta la cubría como un escudo de protección, cuando los caballos se alejaron, su salvador se hizo presente.

De ojos color café, cabello oscuro en ondas y piel bronceada, una sonrisa encantadora y mirada transparente, perfectamente vestido y con su espada en el cinto, se notaba bastante joven y como que no encajaba con el resto del lugar.

- "¿Se encuentra bien, mi Lady?", preguntó el príncipe Georgeus de Fontana.

- "Sí, gracias", dijo nerviosa Krasa, cuando notó que Carpio venía hacia el lugar, salió corriendo sin decir más nada.

El príncipe Georgeus recogió el pañuelo que se le había caído a Krasa, y cuando Carpio se acercó, notó la mueca incómoda del príncipe de Susumira.

- "¿La conoces?", preguntó Georgeus.

- "Sí", respondió Carpio frustrado.

- "¿Quién es?", consultó Georgeus.

- "Un angelito que se suponía no debería estar en este lugar, justo en este momento. Disculpe, Su Alteza, pero no voy a poder despedirlo", comentó Carpio, dandole una mano a Georgeus, para luego alegarse del lugar e ir alcanzar a Krasa.

Cuando por fin pudo alcanzarla, Carpio la tomó de la mano evitando que avance.

- "No esperaba verte hasta la noche, estaba en un entrenamiento, estaré más adecuadamente vestido en el baile", expresó Carpio, tratando de que ella lo mire.

Krasa no quería verlo, sentía que si lo miraba de frente iba a llorar y no deseaba tener esa debilidad frente a él.

- "Es obvio que no me querías ahí, ya tenías buena compañía", se atrevió a decir Krasa.

- "Krasa, ella no es importante, tú eres importante, tú eres a quien quiero, contigo me voy a casar. Eres joven y no puedes entender, lo que es esperar para que eso se concrete, tus padres pidieron tiempo para que estés lo suficientemente madura para el matrimonio. Esto no va a ocurrir cuando nos casemos", confesó Carpio.

- "En verdad eres cínico, ¿quererme?, ¿es mi culpa por ser joven?, si tanto te urgía debiste terminar esto y casarte con ella, así no tendrías que 'esperar', en verdad confíe en ti", expresó Krasa molesta.

- "A quien amo es a ti, anhelo el día que nos casemos y podamos estar finalmente juntos", manifestó Carpio reteniendo a la joven.

- "Yo también lo anhelaba, y ahora solo puedo sentir repulsión, creí que eras diferente a los demás, supuse que por ser de Susumira en donde las mujeres pueden ser reinas por derecho propio, eras diferente, pero acá también va haber segunda esposa o concubinas, ¿verdad?; este día acabaste con mis ilusiones, este día te convertiste en lo que detesto", dijo Krasa haciendo fuerza para soltarse, yendo de inmediato a la residencia de invitados.

Durante la tarde, Krasa trató de convencer a sus padres de deshacer el compromiso, pero sus alegatos no fueron escuchados; e igual siguieron con los preparativos. Ella se mira en el espejo, con aquel vestido preparado especialmente para ser presentada en la sociedad de Susumira, hace unas horas eso era lo que más quería, pasear del brazo de su prometido, pero ahora parecía una pesadilla.

Cuando ingresó al salón del baile, vio a los reyes en los asientos principales, y a Carpio de pie a un costado con su ropa de gala, el príncipe era definitivamente muy guapo, aún con su extraño cabello rojo, pero ella no sabía cómo manejar la situación, sentía ahogarse; y mientras transcurría la noche, se sentía asfixiada.

Cuando llegó el momento del baile entre la pareja comprometida, Carpio la tomó de la cintura y la acercó hacia él.

- "Estás más bonita esta noche, deja de mirarme con cólera, cuando nos casemos todo será diferente, te tendré para mí y no necesitaré más. Siempre nos hemos llevado bien, hemos sido grandes amigos, perdona mi error", expresó Carpio.

Krasa se detuvo con aquellas palabras; quedó mirando fijamente a Carpio.

- "No eres mi amigo, eres mi prometido y merecía tu respeto. Perdona ahora mi error", dijo Krasa, y sin esperar que lo hiciera, le dió a Carpio una bofetada que retumbó en todo el salón, para luego exclamar "¡este compromiso está roto!".

Krasa buscó la salida desesperadamente y salió corriendo, causando el asombro de todos los presentes, el príncipe de Susumira fue el más sorprendido, Krasa siempre fue tierna y dulce con él, pero esa mirada antes de la bofetada, fue más doloroso, porque notar la enorme decepcion de Krasa supuso para él un daño difícil de resarcir.

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Comments

Yoba OG

Yoba OG

me encanta que desde el principio ella se haga respetar y no ceda ante sus lisonjeras palabras

2024-05-29

1

Carlos M.

Carlos M.

me esta enganchando..... gracias

2024-04-11

5

Gaby

Gaby

que difícil es la desilución del primer amor...

2024-04-09

7

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