En las calles grises de Londres, Jannia, una joven y ambiciosa empresaria, se encuentra sumida en un abismo de dolor y odio después de ser víctima de un brutal abuso por parte de desconocidos. Con su mundo derrumbado, Jannia jura vengarse de aquellos que la han destruido. Sin embargo, a medida que se adentra en su búsqueda de justicia, se encuentra con un camino inesperado: el amor. ¿Podrá Jannia encontrar la paz y el amor en medio de su sed de venganza, o las sombras de su pasado la consumirán por completo?
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Capítulo 20: El Peso de la Decisión
El sol se alzaba lentamente sobre el horizonte, bañando la ciudad con una luz dorada y suave. Jannia se despertó temprano, lista para comenzar un nuevo día con determinación. Había pasado una noche de insomnio, sus pensamientos girando en torno a la conversación con Hanna y los próximos pasos que debía tomar. La sensación de ser observada seguía latente, pero trató de no dejar que eso interfiriera en su rutina matutina.
Se preparó para el desayuno, la cocina aún en calma, solo interrumpida por el sonido del café goteando y el crepitar del pan en la tostadora. Hanna se unió a ella poco después, su rostro todavía reflejando la preocupación de la noche anterior. Jannia, aunque había decidido centrarse en sus planes, no pudo evitar notar la tensión en el aire.
—Buenos días, Hanna. —dijo Jannia mientras se servía el café—. Espero que hayas descansado bien.
Hanna forzó una sonrisa, aunque la preocupación seguía evidente en sus ojos. —Buenos días, Jannia. Más o menos. ¿Cómo te sientes hoy?
Jannia se encogió de hombros, tratando de sonar positiva. —Bien. Tengo mucho que hacer. Hoy me enfocaré en algunos asuntos de negocio.
Mientras desayunaban, la conversación se movió hacia temas triviales, un intento de Hanna por aliviar la atmósfera tensa. Sin embargo, la conversación pronto se volvió inevitablemente hacia el asunto que había pesado sobre ellas la noche anterior.
—Jannia, ¿puedo hablar contigo antes de que te vayas? —dijo Hanna finalmente, su voz temblando ligeramente.
Jannia dejó el tenedor a un lado y asintió. —Claro, Hanna. Dime qué piensas.
Hanna respiró hondo, buscando las palabras correctas. —No puedo seguir viendo cómo te hundes en esto. El caso ha sido archivado, y entiendo que eso es una gran decepción para ti, pero continuar así no te llevará a ningún lado. Por favor, considera otras opciones. Busquemos ayuda, hablemos con alguien más.
Jannia la miró fijamente, sintiendo una punzada de dolor en su pecho. —Hanna, he estado pensando en esto toda la noche. No puedo simplemente dejarlo pasar. La injusticia que he enfrentado no se puede ignorar. Lo que pienso, y lo que voy a hacer, es mi decisión. Entiendo que estés preocupada, pero necesito que confíes en mí.
—Quiero que por favor me prometas que esto no lo va a saber nadie más, hay mucho en juego, Y eres la única persona en la que puedo confiar.
Hanna bajó la mirada, sus ojos vidriosos. —Confío en ti, Jannia. Más de lo que puedes imaginar. Pero estoy aterrorizada por lo que pueda pasar. Siento que esto está consumiéndote, y no quiero perderte en el proceso. No puedo soportar la idea de que te hagas daño tratando de buscar justicia de esta manera.
El dolor en la voz de Hanna era inconfundible, y Jannia sintió una oleada de culpa. A pesar de su determinación, le resultaba difícil ignorar el sufrimiento de su hermana. Sin embargo, su resolución era firme.
—Lo entiendo, Hanna. Y aprecio tu preocupación. Pero necesito hacer esto por mí misma. No puedo seguir esperando a que otros actúen. Ellos no lo harán, y si no hago algo, nunca tendré paz. Este es mi camino, y lo seguiré hasta el final.
Hanna asintió lentamente, las lágrimas comenzando a caer. —Entonces, ¿qué planeas hacer? ¿Cómo vas a continuar ahora que el caso está cerrado?
Jannia respiró hondo, preparándose para compartir sus planes. —Tengo algunas ideas. Voy a investigar por mi cuenta y buscar cualquier información que pueda haber pasado desapercibida. También quiero contactar a algunas personas que podrían tener información relevante. Si el sistema oficial no lo hará, yo lo haré.
Hanna se limpió las lágrimas con la mano, su expresión ahora más resignada. —No puedo detenerte, Jannia. Solo te pido que te cuides y que no te pongas en peligro. Si necesitas ayuda, si en algún momento sientes que te estás metiendo en algo demasiado grande, por favor, ven a mí. Estaré aquí para apoyarte.
Jannia sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que su hermana estaba dispuesta a hacer sacrificios por ella, y esa era una muestra de amor que no podía ignorar. —Gracias, Hanna. Lo tendré en cuenta. Haré lo que pueda para no ponerme en peligro, y espero que encuentres un poco de paz sabiendo que estoy haciendo todo lo posible para resolver esto.
Después de la conversación, Jannia decidió que era el momento de ocuparse de asuntos importantes relacionados con sus negocios. Tenía varios proyectos en marcha, incluidos hoteles que deseaba abrir en distintas partes de Londres. Su prioridad era el hotel más importante, ubicado en una zona icónica de Londres, un proyecto en el que había estado trabajando en colaboración con Liam. La reunión que tenía programada con él era crucial, ya que el éxito de este hotel podría abrir nuevas puertas y proporcionar una base sólida para futuros emprendimientos.
—Buenos días, Jannia. Antes de que te dirijas a tu reunión con Liam, hay algunos documentos que necesitas firmar. Estos son importantes para el avance del desarrollo de los nuevos hoteles y las inversiones relacionadas. —Camila le entregó varios papeles, todos perfectamente organizados en una carpeta.
Jannia miró rápidamente los documentos. Estaba apremiada por el tiempo y tenía en mente su reunión con Liam. Sin detenerse a leer los detalles, firmó los papeles con decisión. —Gracias, Camila. Asegúrate de que todo esté en orden.
Camila asintió y se dirigió a resolver los asuntos relacionados con los documentos mientras Jannia se preparaba para su reunión. La oficina estaba en ebullición cuando Jannia llegó a la sala de conferencias, donde su equipo la esperaba con una serie de informes y actualizaciones. Tras abordar los problemas urgentes y poner al día el progreso de los proyectos, Jannia se dirigió a la reunión con Liam.
La conversación con Liam fue intensa pero productiva. Discutieron cada detalle del proyecto del nuevo hotel, afinaron los pormenores y aseguraron que todo estuviera en marcha para la apertura. A pesar de la carga emocional que llevaba consigo, Jannia se concentró en su trabajo con una claridad que solo la adversidad puede proporcionar. Su mente estaba completamente enfocada en la tarea, tratando de encontrar un equilibrio entre el dolor personal y las exigencias profesionales.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Yulian estaba en su oficina, incapaz de dejar de pensar en Jannia. Desde el incidente, se había distanciado para darle espacio, aunque el deseo de apoyarla y de estar a su lado nunca lo había abandonado. La noticia del archivo del caso lo había dejado frustrado, pero también había reavivado su deseo de encontrar una manera de ayudar a Jannia.
Al caer la noche, Yulian decidió que debía hacer algo que llevaba tiempo considerando. La preocupación por Jannia lo impulsó a tomar una decisión. Aunque no la había visto desde antes del incidente, y ella había evitado el contacto, sentía que era el momento de hacer un esfuerzo. Se preparó para visitarla, con la esperanza de que su presencia pudiera ofrecer algún consuelo.
Llegó a la casa de Jannia con el corazón acelerado. Al tocar el timbre, sintió una mezcla de ansiedad y esperanza. La puerta se abrió lentamente, revelando a Jannia con una expresión que alternaba entre sorpresa y desconfianza. A pesar de la frialdad que reflejaba en su mirada, Yulian no pudo evitar admirar su belleza. La fortaleza en su rostro, aunque marcada por el dolor, le daba una apariencia aún más impresionante.
—Yulian... —murmuró Jannia, sorprendida de verlo allí…
Yulian sintió cómo su corazón ardía al verla. La admiraba profundamente, no solo por su belleza, sino también por su valentía y determinación. La decisión de visitarla no había sido fácil, pero ahora, frente a ella, se dio cuenta de cuánto la echaba de menos. La tensión en el aire era palpable, y aunque deseaba decirle todo lo que sentía, el momento parecía no ser el adecuado para palabras precipitadas.
Jannia lo miraba, una mezcla de incertidumbre y dolor en sus ojos. La intriga y la tensión llenaban el espacio entre ellos, y la noche prometía ser decisiva para ambos...
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