No Hay Lugar Para El Arrepentimiento

Das salió de la mansión y tomó bocanadas de aire mientras trataba de tranquilizarse, miró hacia la mansión y sintió el lugar como el mismo purgatorio donde él debía estar pagando por sus pecados.

-Señor Das, el auto ya está listo.

Das miró al chofer y le sonrió amablemente mientras entraba en el auto. De camino al orfanato empezó a recapitular los hechos, nadie conocía a Samael mejor que él y podía notar que algo en él había cambiado, debajo de su crueldad hacia Dafne, había un deseo que crecía a gran velocidad. Él podía ver como ardían sus ojos cuando la veían, incluso era consciente que la provocaba a propósito, no sabía qué era lo que exactamente quería conseguir haciéndolo, pero lo que sí sabía era que disfrutaba tenerla a su lado.

Al llegar al orfanato y estar rodeado de todos aquellos niños, sintió como su ansiedad se iba calmando. Cuando era niño su madre emigró a ese país en busca de un mejor futuro; después de estar unos mese ahí, conoció a un hombre con el cual se casó, el problema fue que nunca le mencionó que tenía un hijo y por miedo a que no la aceptara, prefirió dejarlo en un orfanato con la promesa de irlo a buscar cuando le contara la verdad a su esposo. Pero eso nunca sucedió.

Él creció guardando rencor a su madre de la cual no volvió a saber, la odiaba por dejarlo, la odiaba por mentirle, pero sobre todo la odiaba porque él aún  guardaba la esperanza de que ella regresara en cualquier momento por él.

Cuando cumplió la mayoría de edad se quedó trabajando en el orfanato, no tenía a donde ir y amaba profundamente a todos, ellos eran su familia y no quería alejarse de ellos. Un día, el orfanato presentó serios problemas económicos y ante la desesperación de perder su hogar él comenzó a buscar personas que quisieran ayudar al orfanato y es ahí donde conoció a Samael.

Al ver a ese hombre lleno de elegancia y con una gran belleza no puedo evitar mantener sus ojos fijos en él, era como una escultura de perfección viviente. Los dos hicieron una gran conexión desde el primer encuentro, las visitas de Samael al orfanato fueron casi a diario, hasta que sus corazones jóvenes dejaron derramar todo su amor acumulado convirtiéndose en una pareja que no dudaba en expresar su amor en cualquier momento.

Das era extremadamente feliz, sintió que todo el sufrimiento del pasado había valido la pena solo por poder vivir tan feliz como estaba, agradeció a su madre haberlo dejado en ese orfanato, sino hubiera estado ahí, nunca hubiese conocido al amor de su vida. Durante los siguiente años se entregó en alma y cuerpo a Samael, lo amaba con intensidad y recibía el mismo amor por parte de él, eran felices juntos. Cuando Samael tuvo que viajar a otro país por cuestiones de negocios, él se sintió solo, era la primera vez que iban a estar alejados por tanto tiempo, las llamadas diarias lo hacían sentirse reconfortado, pero extrañaba sentir el calor de su hombre. Él día que Samael iba a volver de su viaje, él se preparó con emoción, al verlo de vuelta en casa volvió a sentirse pleno, pero su felicidad se vio empañada con la noticia que Samael le dio, su mundo se vino abajo y recordó la falsa promesa que su madre le había hecho al abandonarlo, Samael lo tomó en brazos y lo intentó calmar, también lo hizo mudarse cerca de su mansión para poder estar más cerca y poderlo ver con más facilidad.

Cuando Samael regresó con su esposa al país, quiso ir a la mansión y gritarle a aquella mujer que le estaba arruinando la vida, sin embargo no lo hizo, porque sabía que si lo hacía Samael lo iba a odiar y él no quería perderlo. Prefirió vivir su vida en aquella casa de invitados esperando a que Samael lo visitara de vez en cuando. Aunque no lo quería aceptar, supo desde el principio que aquella mujer no era solo una fachada, Samael había cambiado.

Cuando Samael tardó casi un mes sin visitarlo, él ardió en celos y llamó a uno de sus amigos para que lo visitara, quería que Samael se preocupara por él al enterarse, quería que sintiera que lo podía perder y volviera a él. Tal y como lo había calculado, Samael regresó y lo tomó con desesperación y violencia, él se sintió feliz y aceptó tal acto como la muestra de que todavía era amado.

Al ser descubiertos su conciencia comenzó a pesar, la mujer era diferente a lo que había imaginado y sin querer se vio reflejado en ella, creyó poder abandonar a Samael pero se equivocó, aquel hombre poderoso no estaba dispuesto a dejarlo ir y eso lo lastimó, porque comprendió los verdaderos sentimientos de Samael, ese amor retorcido envuelto en posesividad se convirtieron en unas cadenas para él.

Él tiempo que vivió en la mansión transcurrió de manera lenta, sus días fueron una copia del anterior, las veces que se cruzó con aquella mujer pudo notar que ella era más infeliz que él, porque él solo obtenía la mejor parte de aquella situación. Quiso compensarla de cualquier forma pero ella era increíblemente orgullosa y sin querer lo termina complicando todo, sin darse cuenta, su mente estaba llena de preocupación por aquella mujer, quería salvarla, quería que ella pudiera huir a donde quisiera, pero a la vez tenía miedo que al alejarla, Samael enloqueciera y descargara sus frustraciones con él.