Annie jamás pensó que podría llegar a hacer algo tan descabellado como ayudar a secuestrar al presidente del país.
Durante todo un mes es la Encargada de mantener en buena forma al cautivo y aunque al principio el mandatario, John Meyer es una persona dura, fría que solo la insulta, poco a poco se deja llevar por la personalidad dulce y tierna de su secuestradora.
Después de varios días en cautiverio Annie lo ayuda a escapar, arriesgando su propia vida y la de su familia.
Jonh esta agradecido por su sacrificio por lo que la lleva con el, además, es la única que puede ayudarlo a llegar al final de todo este asunto.
¿Lograra John acabar con los planes de magnicidio en su contra? ¿Annie conseguirá su propia Venganza?
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Capitulo 14: Ha llegado el momento.
Annie no puede creer lo que esta escuchando ¿es que se ha comportado de una manera tan tonta frente a él, que este se ha dado cuenta de sus sentimientos? Piensa, sin embargo, intentará negarlo a como de lugar.
—Creo que te estás confundiendo, John. Que yo sea amable y considerada contigo, no significa que me haya enamorado de ti—exclama, intentando mostrarse segura.
—¿Acaso crees que no siento como me miras o me acaricias cuando estoy durmiendo? —le confiesa mirándola a los ojos, pudiendo ver todas sus inseguridades.
—Entonces tú... —titubea, sintiéndose muy Avergonzada.
—Fingía dormir Annie, tenía que ganarme tu Confianza... pero creo que gane mucho más que eso —confiesa John, humillándola.
—Eso... No significa que este enamorada de ti.
—No intentes negarlo... Es inútil —John se levanta de la cama, se acerca a ella, la toma de la cintura violentamente y la aprieta contra él, despertando nuevas sensaciones en el cuerpo de ella.
Su corazón comienza a latir con rapidez , sus mejillas se tiñen de color rojo y su piel arde al mínimo contacto ¿Qué le pasa? Aunque intente negarlo con sus palabras, su cuerpo es demasiado traicionero
—¿Entonces porque tiemblas en mis brazos? —pregunta John, sabiendo la respuesta. Solo para avergonzarla.
—¡Suéltame! —Annie comienza a resistirse en sus brazos, pero sabe que es inútil, jamás podría competir con la fuerza de John.
—Tranquila o te harás daño... ¿Por qué niegas algo que no puedes esconder? —se burla John.
—Porque es la verdad, yo no siento nada por ti.
—Ahora lo comprobaré —para demostrarle qué está mintiendo, John acerca sus labios a los de ella y comienza a besarla, dejándola completamente anonadada.
Si le hubiesen dicho que era un tonto, que iba a caer en su propia trampa, no lo hubiese creído. A pesar de que solo lo está haciendo para humillarla, jamás imagino sentirse de esa manera. Es la primera vez que besa a una mujer a la fuerza, aunque esa mujer en esté momento se este derritiendo en sus brazos, entregándose al beso, es la primera vez que siente algo así. Por una extraña razón o atracción, no puede dejar de besarla, sus labios son tan dulces, a pesar de darse cuenta de su inexperiencia, lo está haciendo muy bien, introduciendo la lengua a su boca, besándolo apasionadamente, correspondiendo a su beso. En vez de terminar con esa humillación, John continúa besándola, acariciando su rostro con dulzura, deseando tanto el contacto con esa piel suave, aterciopelada, que vibra bajo su mano. Sin embargo, en un momento de lucidez recuerda que es una niña y decide alejarla de él, a una distancia considerable, jamás imagino que él terminaría más afectado que ella.
—¿Lo ves? No puedes negarlo—se burla para sentirse seguro, a pesar de que esta muy confundido, sin embargo, puede ver que Annie es muy inocente, no se ha dado cuenta de ello.
—No significa que esté enamorada de ti—sigue negándolo—Aun así fuera, no puedo ayudarte, no ahora, llegado el momento lo haré, confía en mí.
—Jamás confiaré en un delincuente como tú —comenta para herirla y parece que lo ha logrado.
—Tendrás que hacerlo si quieres salir con vida de aquí —Annie sale de la habitación, huyendo despavorida de ese hombre. Sin poder creer en lo que acaba de pasar. Jamás imagino sentirse así, menos por un beso. Podía sentir como su cuerpo parecía tener inteligencia propia y actuaba sin su consentimiento, podía sentir el calor que emanaba de su piel al mínimo contacto de las manos de John. Se sentía como si estuviera en las nubes, hasta que el, violentamente, puso fin al beso y la alejo. Por un momento pudo ver confusión en sus ojos , pero fueron segundos, porque siguió actuando con esa seguridad que lo caracteriza.
Tiene que salir de esa habitación, alejarse todo lo posible de él o podría ser contraproducente para su corazón. Debe recordar que ese hombre podría ser su padre y lamentablemente es el presidente de la nación.
Annie decide olvidarse por un momento de lo sucedido y toma el teléfono para llamar a Noreen. Tres veces a la semana logra comunicarse con ella, para saber como esta Marcus y como esta llevando el tratamiento su madre.
Después de varios segundos, su anciana amiga responde la llamada, poniéndose muy contenta de escuchar su voz.
—Hola mi pequeña Annie ¿Cómo estás? —pregunta con mucho entusiasmo.
—Hola Noreen. Aquí esperando que esto termine de una vez, estoy cansada, necesito volver a casa, extraño a mi madre y a Marcus—responde con lágrimas en los ojos, aún no puede recuperarse de lo sucedido hace un rato. Necesita alejarse y olvidarse de ese hombre para siempre.
—Tranquila, Annie no debes ponerte así. Ya verás que todo terminará pronto— intenta consolarla. Sabe que es una niña muy susceptible, que esta sufriendo mucho.
—Dime Noreen, ¿Cómo esta mi madre?
—No tienes por qué preocuparte por ella, su tratamiento está yendo de maravillas y Marcus ha sacado muy buenas notas estos últimos días.
—Marcus es muy inteligente —recuerda Annie, con una leve sonrisa, no permitirá que su hermanito sea un fracasado, sin estudios.
—Lo ha sacado de ti, eras brillante en la escuela Annie. Es lamentable que hayas tenido que abandonarla. Quizás ahora tu vida sería diferente.
—Lo se, Noreen, pero tenía que hacerlo. Cuando mi madre enfermó la primera vez Marcus era un bebé, debía hacerme cargo de él y de ella. Llevar la comida a la casa. No tuve otra alternativa.
—Por eso eres la persona más increíble que he conocido, mereces tener una buena vida, Annie.
—Mi vida la pasaré tras las rejas, Noreen, no lo olvides —comenta con tristeza.
—¿No me habías dicho de que el presidente quería hacer un trato contigo? —pregunta preocupada, Annie no merece seguir sufriendo.
—Era solo una actuación. Estaba intentando manipularme para qué lo liberará, se dio cuenta que no lo iba a hacer y volvió a ser el mismo ruin que era en un principio —confiesa
—Tranquila, Annie. Confío en que todo cambiara para ti, de ahora en adelante. No me preguntes por qué, solo lo presiento.
Minutos más tarde, esta sentada en la cocina, distraída, rememorando el beso, por lo que no siente que Michel ingresa a la casa, asustándola.
—Lo siento, Annie, no quise asustarte ¿Estás bien? —pregunta preocupado.
—Si, solo estaba distraída... Pensando en que iba a hacer de comer mañana —miente para no ser descubierta.
—Annie... —Michel intenta que las palabras salgan de su boca, sin éxito. Tenía en sus manos la droga que usarían para dormir y terminar con la vida del presidente. Tiene que planear como dársela, sin que el los descubra.
—¿Qué sucede Michel? —pregunta Annie, al verlo actuar tan extraño.
—Annie... Ha llegado el momento —confiesa, confundiendola—Me han dado la orden de terminar con la vida del presidente y tienes que ayudarme.