Destino

Los Santos darían una fiesta para celebrar el cumpleaños de Marcos, él abuelo de Sebastián, obviamente el matrimonio estaba invitado y con ellos la familia de la novia, está sería la primera vez que Aurora enfrentaría a esas personas y además tenía que relacionarse con la familia de Sebastián, era mucha presión para ella y los nervios se apoderaron de su cuerpo sin permiso.

"No estés nerviosa, yo estaré a tu lado todo el tiempo", aseguro Sebastián.

"Estoy muy nerviosa, y si mejor le dices a tu abuelo que me sentía mal", sugirió Aurora caminando de un lugar para el otro.

"¿Me dejarás solo con esas mujeres que siempre andan detrás de mí?", Aurora se quedó pensando un rato.

"Confío en ti, sé que no me engañarías", respondió Aurora sacando una sonrisa a Sebastián.

"Eres tan linda, pero tienes que empezar a enfrentar tus miedos, recuerda que el doctor dijo que ya estabas lista, solo debes tener confianza en ti misma", ella no tuvo más opciones que aceptar ir a aquella fiesta, el apellido Santos era muy importante y si Sebastián llegaba sin ella los medios los destruirían. Pasado el medio día un grupo de estilistas llegaron con vestidos de diseñadores, Maria estuvo en todo momento presente para apoyar a quien consideraba su hija, las fiestas de los Santos siempre eran eventos de alta sociedad y su niña debía estar a la altura.

Los profesionales empezaron su trabajo, estaban encantados con la belleza de Aurora, sus ojos miel eran encantadores y su cabello castaño le daba un brillo especial a su piel, nunca habían estado frente a tal belleza, no quisieron cargarla de maquillaje, ella no lo necesitaba, una vez terminaron de maquillarla y peinar pasaron al vestuario, este debía ser elegante y sofisticado y al mismo tiempo debía resaltar su esencia, lo que la hacía ser ella.

Se probó varios vestidos, pero ninguno era el adecuado, la hora de salir de casa se estaba acercando y no había nada para ella, los estilistas pensaron que como era una dama de alta sociedad esos vestidos le sentarian bien, lo que no sabían era que ella no es igual a las mujeres con las que estaban acostumbrados a tratar.

Maria tenía una idea, así que fue por un vestido azul que había comprado Sebastián para Aurora, pero como ella lo había dejado todo en la isla, nadie se acordaba de él, Maria había guardado todo aquello en una habitación del apartamento así que pronto regreso con aquel hermoso vestido de ceda que caía en cascada de la cintura para abajo y ceñido en la parte de arriba.

"Ten cariño, prueba con este", le dijo María a Aurora con seguridad.

Aurora tomo el vestido y entro al baño, al verse en el espejo estaba impresionada con como lucia, se veía hermosa, por primera vez sentía confianza en sí misma, con algunas lágrimas amenazando con salir, la joven respiro profundo y salió al encuentro de María y los estilistas quienes se quedaron con la boca abierta.

"¡Oh!, te ves hermosa, ¡pareces un ángel!", exclamó uno de los maquilladores.

"Gracias, señor", respondió Aurora sonriendo.

"Tu no pareces un ángel, tu eres un ángel", señaló Maria con lágrimas en los ojos.

"No llores Maria, mira que me harás llorar a mi también", respondió Aurora con la voz quebrada.

"!Ah, no!, nada de llorar, arruinaría el maquillaje, mejor terminemos de arreglarte que nos va a matar el guapo de tu esposo", dijo el estilista apurando y terminando con Aurora.

Una vez estuvo lista, Maria le aconsejo que no bajará la mirada ante nadie, ella ahora "era una Santos y los Santos no se si llegaban por nada ni nadie. Con esas palabras Aurora se dispuso a salir de la habitación, en la sala la estaba esperando Sebastián, se veía bastante impaciente.

"Al fin sales...", Sebastián no termino de decir la oración, ya que el impacto que le dejo Aurora le quitó la voz.

"Lo siento, no encontraba algo adecuado para la ocasión", respondió Aurora con timidez.

"Estas bellísima, valió la pena esperar", elogió Sebastián caminando hacia su esposa.

"¿En serio lo crees?, no quiero hacerte pasar pena", respondió Aurora con una voz suave.

"Tu nunca me apenarias, así llevarás una bolsa puesta encima", Sebastián beso suavemente a su esposa, ellos hacían una pareja como ninguna.

"Basta muchachos, llegarán tarde al evento", comento Maria llevándolos a la salida.

Aurora agradeció a todos y junto con Sebastián salieron al lugar donde se llevaría a cabo la fiesta de cumpleaños del abuelo, debido a su estado mental, la joven no había tenido interacción con la familia de su esposo, cada vez que los invitaban a cenas o pasar el día en la mansión Santos, Sebastián siempre sacaba una excusa para no asistir, pero esta vez era diferente, no podía negarse a compartir con el abuelo en su cumpleaños y si llegaba a la fiesta sin su esposa habría muchas murmuraciones y eso no sería bueno para la familia.

"¿Estás bien?", pregunto Sebastián preocupado.

"Si, no te preocupes por mi, así como me dijiste debo empezar a enfrentar mis miedos si quiero superar el pasado", respondió con determinación Aurora.

"Cada día me sorprendes más", comento Sebastián orgulloso de su mujer.

Para él era difícil imaginar que dentro de esa niña tímida y maltratada, existía una mujer fuerte que no se había dado cuenta que ahí estaba, mirando a Aurora con admiración condujo su auto hasta el hotel donde se llevaría a cabo la recepción.

"¿Estás lista?", pregunto Sebastián mirando a Aurora, una vez bajaron del auto.

"Si, solo no sueltes mi mano", contesto Aurora mirando fijamente a su esposo.

"No tenia planeado hacerlo", Sebastián sonrió, transmitiendo seguridad a Aurora, quien lo tomo de la mano y caminaron juntos por el pasillo que los llevaría al gran salón, los flashes de las cámaras no pararon de encenderse, está era la primera vez que lograban captar a los esposos, era la primera vez que salían en público. Al entrar al salón todos los presentes voltearon a verlos, las miradas de sorpresa no se hicieron esperar, pues Aurora llamo la atención de todos, en especial de su familia, los Ledezma.