Karen Wilson, era una esposa amable, cariñosa y muy atenta con todos, ella pensaba que tenía todo hasta que su prima Samanta la engaño para poder así lograr separarla de su flamante esposo.
Sebastian Meló un hombre rico y poderoso es engañado también por Samanta y con eso ella logró llegar a ser la amante del esposo de su prima a la que envidia y odia.
Karen por decepción y para poder darle una buena vida a su hijo, decide volver a trabajar para mantener a su hijo, aún cuando eso le lleve a meter a su ex esposo y a su amante a la cárcel, Karen Wilson hará lo que sea necesario para no volver a ser pisoteada por su esposo, aún cuando ella lo ame no le pasara una infidelidad más. Ahora ella cuenta con el apoyo de Andrew Lezama, el mejor abogado, hijo de una de las mejores familias, además es guapo él la ama y no dejará que nada malo le pase.
NovelToon tiene autorización de kary taylor para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 17
Al llegar a la empresa, todos los que ahí se encontraban se giraron para mirar a la hermosa mujer que entró, Karen camino hasta el elevador sin prestar atención a todas esas miradas curiosas que no dejaban de observarla, y sin perder tiempo entró al elevador para dirigirse hasta la presidencia, al salir del elevador se encontró con Sofia, quien ya había llegado antes que ella, Sofia se encontraba discutiendo con un hombre mayor, Karen se acercó a Sofia y le preguntó.
¿Que es lo que sucede Sofia?
Sofia le respondió sin voltear a mirarla, toda su atención la tenía puesta en ese hombre, vestido de traje, con un montón de canas y que la miraba como si ella fuese una delincuente, para Sofia ese hombre era su enemigo.
¡Es este hombre, que no me deja entrar en la oficina!
¡Dice que tu no tienes ninguna autoridad dentro de la empresa!
¡Y por esa razón, no me ha permitido pasar a la oficina para comenzar con mi trabajo!
Karen en cuanto escucho la respuesta de su amiga se acercó hasta el hombre, quedando enfrente de él, y con voz autoritaria le cuestionó.
¿Como puede usted decirle a la dueña de este lugar, que no tiene ninguna autorización de entrar en su propio edificio?
El hombre sintió de pronto un escalofrío por aquella mujer que lo retaba con la mirada y sus palabras parecían garras listas para atacar a su enemigo y hacerlo polvo, con voz temblorosa el hombre le respondió.
¡Disculpe señora no es mi intención molestarla!
¡Lo siento señora, son ordenes del señor!
¡Por favor comprenda me!
¡El Señor Sebastian Meló me ha ordenado no permitirle a usted pasar a la oficina!
¡El señor también me ha ordenado no mostrarle los libros!
¡Yo solo soy un empleado que sigue las ordenes de su jefe, lo lamento mucho señora!
¡Al parecer el señor Sebastian le ha regalado la empresa a la señorita Samanta!
¡La señorita Samanta a estado visitando la empresa desde hace dos días, ella también me ha pedido no molestar al señor Meló, ya que el esta muy ocupado por todos sus negocios, por tal motivo ella al ser la nueva dueña es quien tomará todas las decisiones dentro de esta empresa y que no necesita que el señor las apruebe!
Karen no podía creer que Sebastian hubiese sido capaz de hacerle eso a ella.
Sin pensarlo Karen salió como una alma que lleva el diablo empujando todo a su paso, Sofia trataba de seguir le el paso a su amiga, sin tener mucho éxito ya que por más que corría detrás de ella no logro alcanzar la, Karen pronto llegó hasta la salida y sin esperar a Sofia se subió al auto y condujo tan rápido que llegó a las oficinas de Sebastian en menos de treinta minutos, bajo del auto y entrando sin prestar atención en nada ni nadie, así llego hasta el piso de la oficina de este sin escuchar a la pobre mujer que iba de tras de ella tratando de impedir que ella entrará a la oficina de Sebastian.
¡Señorita!
¡Señorita, el señor esta ocupado, no puede usted molestarlo ahora!
¡Señorita alto!
¡Señorita no puede usted pasar, a esa oficina!
¡Por favor deténgase!
¡Señorita por favor, no entre!
Karen sin detenerse, ni mucho menos prestar atención a la pobre secretaria que la seguía abrió las puertas de la enorme oficina de un solo golpe, esto hizo un estruendoso ruido que retumbó tan fuerte que todos los presentes se giraron para ver, a la hermosa mujer que entró en la oficina con toda confianza, detrás de ella la pobre secretaria que al entrar se puso roja por lo apenada que se encontraba por no ser capaz por detener a la mujer, para Karen el ver a todos esos hombres que no despegaban sus ojos de ella, cosa que le dio igual, fue hasta donde estaba Sebastian, al estar frente a el, le dio una fuerte cachetada con todo el coraje que le tenia en la mejilla, el golpe retumbó en las paredes, Sebastian sin moverse, solo se cubrió la mejilla con una mano, solo miraba a la mujer embelesado ya que le parecía bellísima.
¿Como te atreves a querer regalarle a tu amante mi empresa?
Le grito Karen furiosa a Sebastian, sin dejar de mirarlo con todo el desprecio por haberla despojado de todo lo que era de ella, incluyendo su propio orgullo como mujer.
Fue hasta ese momento cuando hablo ella, que Sebastian pudo reconocer la voz de Karen, y que se dio cuenta quien era la mujer que tenia frente a el, y quien lo había golpeado y expuesto ante sus socios. Sebastian miraba a la bellísima mujer que tenía frente a el, sin poder creer que ella fuese su esposa, ¡Karen nunca se vestiría así ni mucho menos usaría maquillaje! ¡mi mujer solo sabe amarrar su cabello! ¡No puede ser ella! ¿Cómo podría esta hermosa dama, ser la misma que no sabe vestir tan elegante y sexy? ¡Karen nunca se ha preocupado el como se ve!
¡Esta preciosa dama no puede ser Karen!
En lo que Sebastian estaba confundido haciéndose preguntas y tratando de negarse aceptar que la mujer que desde que entró por esa puerta y que lo dejó sin aliento era la misma que el despreciaba y estaba por abandonar.
Mientras Sebastian solo la miraba Karen le gritaba en la cara todo lo despreciable que era el.
Daniel entró en la sala después de ver y escuchar de donde venía el escándalo, les pidió a los socios cancelar la junta, así los hombres abandonaron la sala, no sin antes echar otro vistazo a la hermosa mujer que continuaba ahí de pie dejando lucir mejor su perfecta figura.
Daniel se acercó a Karen para saludarle luciendo una enorme sonrisa en el rostro.
¡Karen!
¡Hola Karen!
¡Que gusto de verte!
¡Te ves tan hermosa el día de hoy!
Karen al oír la voz de Daniel, se giro para verle, dejando escapar una pequeña risa y devolviendo el saludo.
Ja ja ja
¡Hola Daniel!
¡Daniel, que gusto verte!
¡Tanto tiempo sin verte ingrato!
Daniel con una sonrisa de oreja a oreja la miraba con la misma devoción como el primer día que la vio en aquellos pasillos de la universidad, hasta que Sebastian vio la cara de su amigo, reacciono, poniéndose de pie, tomo el brazo a Karen para que ella lo mirase, al girar Karen el le dijo.
¡Ahora explícame!
¿Que es todo esto?
Karen antes que el terminara de hablar le retiro su mano de su brazo y dando un paso atrás para poner distancia entre ellos le respondió.
¿En verdad no sabes lo que me pasa?
Sebastian poniendo una sonrisa cínica en sus labios, le respondió.
¡No cariño!
¡No comprendo a que viene tu molestia, ahora como puedes ver no estoy en un hotel ni mucho menos hay otra mujer!
Sebastian con las manos le mostraba el lugar, sin dejar de sonreír.
Karen estalló por su cinismo, sin querer escuchar más tonterias, le preguntó.
¿Es verdad que le haz regalado mi empresa a tu amante?
Sebastian de inmediato borro la sonrisa de su rostro para cambiarla por una expresión de confusión, al escucharla decir eso, así que con voz fuerte y muy serio le preguntó.
¿De que estas hablando?
¿Quién te ha dicho tal estupidez?
¡Esa empresa es tuya y nunca pretendería quitártela!
¿De donde has sacado eso?
Karen vio el rostro de Sebastian al parecer el le decía la verdad, y el no había hecho tal cosa, a lo cual ella se giro a ver a Daniel en busca de respuesta, Karen sabía perfectamente que su amigo nunca le mentiría, mirándola a los ojos Daniel le respondió de forma calmada y muy serio.
¡Lo que dice Sebastian es cierto!
¡Hasta donde yo tengo entendido esa empresa esta a tu nombre y el nunca podría regalársela a nadie!
Dijo Daniel.
Karen algo dudosa por la respuesta que le dio Daniel, por lo que se giro a ver de nuevo a Sebastian y con voz firme le advirtió a Sebastian antes de salir de ahí.
¡Mírame bien Sebastian!
¡Más te vale que no me estés engañando también en esto!
¡Porque de lo contrario!
¡No dudaré en meterte en la cárcel!
¡Porque eso es lo que haré!
¡Meterte en la cárcel!
¡Nunca voy a permitir que tu le regales a esa oportunista, todo por lo que yo he luchado, todo mi trabajo, ahora no seré esa mujer sumisa y callada, que deja que tu la sigas pisoteando!
¡No más Sebastian!
¿Me escuchaste bien?
¡No voy a dudar ni un minuto en luchar por lo que es mío!
Karen miró a Sebastian en forma retadora, para advertirle que ella no estaba jugando, y sin darle tiempo a Sebastian a responder a su amenaza, salió de ahí, sin decir más camino a paso firme y con la cabeza muy en alto.