ERES MI DELIRIO

Kira Vannecelli

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-Él me dice- Estás preocupada, sabes que puede suceder, pero no te aflijas. Ven, te llevaré a tu habitación. -Subimos las escaleras y me muestra mi habitación. Luego añade- Voy a hacer algo, nos vemos en el comedor dentro de una hora para cenar.

-Le respondo- Claro.

-Él se retira y yo me acerco a la cama y me siento. Tomo mi teléfono, donde tengo varios mensajes, uno de ellos es de Cooper preguntándome cómo había llegado y cómo me sentía. Le respondo y conversamos un rato.

Recibí un mensaje de Kai, al que respondí. Después de 30 minutos de conversación con ambos, dejé mi teléfono a un lado de la cama y me dirigí al baño. Tras darme una ducha, salí de la habitación y, al mirarme en el espejo, toqué mi vientre plano. Sonreí, pensando que en unos meses mi vientre se verá abultado por mi bebé. Espero que sea tan fuerte, inteligente y estratégico, pero sobre todo leal con los suyos, Que siempre tenga presente que lo primero es la familia. A medida que me preparo, al descender al comedor, encuentro a Salvatore sentado, inmerso en su teléfono. Me observa, se levanta y mueve mi silla para que tome asiento. La empleada nos sirve la comida, y tras finalizar con el servicio, se retira. En ese momento le comento-Después del embarazo, seré la nueva sublíder de Inglaterra.

-Él arquea una ceja, sonríe de lado y responde- ¿Serás la sublíder? Pero si ellos no manejan esa tradición

- Le digo-bueno, ahora lo harán. Le exigí a Ethan que quería ser la sublíder y él aceptó. Quiero hacerle cambios a esa organización tan anticuada. Salvatore, ¿te gustaría ser nuestro aliado?

- Él sonríe y dice-no pensé que quisiera ese camino.

- Le respondo- siempre me ha gustado el poder y el control. Estar con cooper era una oportunidad de tenerlo, no podría desaprovecharlo.

-Él tomó un sorbo de su vino y dijo-El puesto de sublíder es complicado, pero un Vannacelli nunca se siente abrumado. Y tú, Kira, eres muy inteligente y astuta. Ahora entiendo por qué decidiste perdonarlo por el secuestro que te hizo Ethan y por qué llegaste a casarte con él y solicitaste nuestro apoyo. Cuando asumas el cargo, contarás con mi apoyo; estoy dispuesto a realizar negocios con tu organización. Cualquier cosa que necesites, solo házmelo saber.

-Me levanté de la silla, lo abracé y le dije- Gracias, eres increíble. Siempre he dicho que eres mi favorito.

-Iniciamos la comida, disfrutando de la deliciosa gastronomía. Al finalizar, conversamos durante unos minutos más, momento en el que mencionó- ¿Has considerado que podrías estar esperando una niña en lugar de un niño?

-Le respondí-Si llegara a tener una niña, ella se convertiría en la líder; no lo veo como un problema, pero tengo la corazonada de que será un niño.

-Él, sonriendo de manera burlona, respondió-Yo también tengo la corazonada de que vendrán ambos géneros. -Rió a carcajadas, cerrando los ojos por la risa, y añadió- No te molestes, Kira.

-Hago una mueca de molestia y giro los ojos, ya que siempre ha sido burlón, especialmente conmigo. Le miro mientras sigue riéndose y le digo-Si tengo mellizos gracias a tu insistencia, tú serás su padrino y me ayudarás con los gastos.

-Él responde-Por supuesto, Kira. Si llegas a tener una niña, podría ser la futura novia de mi hijo. Así quedaría todo entre familia, ¿no crees?.

-Quedo sorprendida y, con una sonrisa burlona, le digo-¡Ay, Salvatore! ¿El niño aún no ha crecido y ya le busca novia? Pero si llego a tener una hija, no sería mala idea que estuvieran juntos. Entonces, que así sea.

-Los dos nos reímos entrelazando nuestras manos como si estuviéramos cerrando un negocio. Solo el destino sabrá qué ocurrirá, pero si llego a tener una hija, la educaría para que sea una mujer astuta, una estratega que siempre elija lo mejor para ella. La convencería de que se case con el hijo de Salvatore, quien será el líder de esta organización. Sería perfecto.

Después de una semana, disfruté mucho de mi tiempo con Salvatore. Me despedí de todos. La verdad es que me la pasé bien, pero debía regresar a Inglaterra; la mansión ya estaba lista. Sin embargo, primero planeaba pasar por Italia para ver a mi familia y recoger a Peluza, quien también vendrá conmigo, junto con mi leal amigo Marco. luego de unas horas, llegué a Italia y arribé a la mansión de mis padres, donde todos estaban reunidos, incluyendo a mis hermanos y hasta Gabi. Al verme, se levantaron para saludarme. sol se aproxima a mí, me abraza y me saluda. Le digo- Hola, Sol, ¿cómo estás?

-Ella me responde- Bien, me has hecho mucha falta. ¿Volverás?

-Me inclino a su altura, coloco un dedo en su nariz mientras ella sonríe, y le digo-No solecito, también me has hecho falta. ¿Ha estado todo bien?

-Ella asiente y dice- Sí, Kira.

-Ella se aleja y se coloca al lado de Kai. Todos nos acomodamos en la mesa donde nos sirven la comida. Noto que la barriguita de Ángela ha crecido, evidenciando el desarrollo de sus hermosos gemelos. Su hija mayor se vuelve cada vez más hermosa y se parece mucho a Uzziel. Dirijo la mirada hacia mi hermana Gabriela y Bastián; se nota lo felices que son juntos. Observo a sus bebés en el cochecito; son realmente adorables, aunque debo admitir que criar a cuatro bebés al mismo tiempo debe ser una experiencia abrumadora. Miro hacia Bruno y su esposa Ninfa, quien sostiene a su bebé en brazos. Se puede notar su pancita, y sonrío al recordar cómo casi se desmaya al enterarse de que esperaba trillizos. El pobre Bruno tuvo que pasar tres noches en casa de mis padres porque Ninfa lo había echado por haberla embarazado con tres. Empiezo a comer, pero el sabor de la pasta me provoca una fuerte sensación de náuseas que me obliga a correr al baño, donde vomito. Tras terminar, me enjuago la boca y, al salir del baño, me encuentro con mis hermanos me miran con preocupación. Gabriela me toma de la mano y, con una voz suave, me pregunta- ¿Estás bien?

-Le respondo-Sí, creo que la comida me sentó mal.

-Ella sonríe y dice-Eso es solo el principio, Kira. Al principio vienen los vómitos, los mareos y los cambios de humor; luego, la inflamación de los pies y, hasta, podemos ganar peso.

-Suspiro pesadamente y, en un tono resignado, le digo- Ya lo sé.