Hace mil años, en un valle oculto de Nørhaven, se conocia una leyenda que el dragón legendario, conocido como el "Dragón Dorado", nacerá en un "receptor", el oráculo profétizo, que" una joven guerrera lo tendrá en su interior, y solo encontrando a quien su corazón anela despertara".Los clanes idearon una batalla de guerreros, fue cuando el poder de Aria despertó pero.. Su poder aun era una parte,
Aria, una hermosa Joven muy dulce, pero su gran error fue confiar en su amiga Lyra, quien astuta y ambiciosa, llena de celos al ver como los príncipes la querían, motivada por su deseo de obtener poder para sí misma y proteger sus propios intereses, comienza a planear su muerte, lleno de mentiras a los príncipes, culpando de estar aliada con el príncipe Kael, el villano , quien ni quiera la conoce, Muriendo cruelmente frente a todos.
..Pero nadie se vio venir que ese fue su final para el valle, desatando la furia de los dioses, quien dio la reencarnación de otra alma a Aria.
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General.. o Reina..
La mañana llegó fugaz y rápida. Aria estaba agotada, quería seguir durmiendo; caminaba con toda la fiaca hacia la guardia, y Ely la sostenía porque venía recostada en su hombro.
—Estás muy cansada últimamente… Debes manejar tus poderes, Ari. Hasta que no los completes, tienes que tener cuidado —la regañó.
—Está bien, pero es inevitable que no me enoje… Es como si sintiera algo dentro que hierve —se estiró.
—Ese es el Dragón —susurró.
—Buen día, Princesa Ely. Señorita Aria —saludó Javier.
Ely sonrió; sus miradas se conectaron un momento. Aria los observó, y ellos enseguida hicieron como si nada.
—Buen día, Javier —dijo burlona—. ¿Estás rojo? Debe ser que tienes lo mismo que Ely.
Ely la pellizcó. Javier sonrió de lado.
—Ay… Qué humor tan temprano —le sacó la lengua antes de irse con su grupo.
Javier siguió a Ely, preguntándole cómo estaba y dándole charla. Aria los miró de reojo y sonrió al verla feliz.
—Buen día, malhumorada. ¿Lista para el entrenamiento de hoy? —dijo Lucas.
—¿Qué nos toca hoy? —dio un último estirón para despertarse.
—Fuerza bruta. Tenemos que llevar esos troncos —apuntó a los enormes palos largos, anchos y astillosos.
«¿Quién habrá inventado estos entrenamientos?»
—Pan comido —dijo Aria, moviendo la mano. Fue directo al agua fría y se mojó la cara. La despertó de golpe—. Ash… fría —resopló, ya lúcida.
—Podríamos formarnos en zig-zag —propuso Lucas acercándose.
—Pensé lo mismo. Nos daría estabilidad y podríamos aguantar el peso todos juntos —agregó ella.
Los chicos asintieron. Miguel llegó junto a Ricardo. Los saludaron firmes y se prepararon.
—El príncipe vendrá hoy, y avisé a Miguel que irás con él. Por hoy tu castigo terminó —dijo Ricardo.
—¿Y él? ¿Se quedará con todo? —levantó la ceja.
—Lucas, tu castigo terminó —ordenó el general. Lucas asintió.
—Eres muy justa, hija mía —sonrió Ricardo.
—Haz la paz y no la guerra —respondió Aria. Ricardo le despeinó el cabello y se fue.
—Escuché mal… ¿El príncipe vendrá a buscarte? —preguntó Lucas.
—Eres muy chismoso, capitán.
—Estaba al lado tuyo, no fue a propósito —rodó los ojos.
—Ajá… —dijo Aria antes de comenzar el entrenamiento.
Hicieron lo que planearon, y el ejercicio resultó bien, aunque agotador. No solo debían llevar un tronco, sino cinco hasta la meta, y rápido. Terminaron exhaustos y con el tiempo justo. Aria “fingió” estar tan agitada como los demás; Ely reía, pues sabía que no le pasaba nada.
A mediodía, Kael llegó en su carruaje. Ely lo recibió con Javier. Aria estaba con su grupo viendo el próximo ejercicio.
—Bienvenido, príncipe Kael —Javier hizo una reverencia.
—Joven Javier, qué bueno verlo —sonrió Kael—. Ely… ¿y la señorita Aria?
—Ahí viene, está terminando algo con su grupo —respondió.
Kael miró a Aria acercarse. Tragó grueso al verla con el uniforme: marcaba aún más sus curvas, y la coleta dejaba expuesto su hermoso rostro, su cuello fino y su piel suave iluminada por el sol.
—Príncipe Kael, bienvenido —saludó Aria. Sintió ese cosquilleo otra vez.
Kael le devolvió la sonrisa.
—Señorita Aria… el viaje será un poco largo. Espero que no esté muy cansada.
—No, para nada. Tengo mucha resistencia, príncipe.
Ely y Javier se miraron: algo entre esos dos estaba pasando, y se notaba.
Lucas carraspeó para sacarlos del momento.
—Príncipe Kael, es un gusto conocerlo. Soy Lucas, hijo del general Caser…
—El General de Patrulla Real… Sí —le estrechó la mano Kael.
«Con razón es popular el capitán… Ahora entiendo por qué las mujeres siempre lo rondan», pensó Aria.
Mientras esperaba que ellos terminaran de hablar, Aria miró el cielo.
«Hoy lloverá», pensó. Su mirada se desvió al castillo de los Oskcor y recordó a la reina… y al hombre con el que la había visto.
—Ely… No te conté. Tengo un gran chisme —susurró en su oído. Javier ya se había ido.
—Dime… dime.
Aria cerró la puerta del carruaje.
—Vi a la reina Rosa besándose con un hombre ayer, cuando venía hacia casa.
—¡Noooo! —Ely abrió los ojos—. ¿En qué parte?
—Justo en la bajada del castillo.
—¿En la zona roja de los burdeles? —abrió los ojos aún más. Aria asintió.
—Pero… algo me pareció curioso —murmuró Aria.
—¿Qué? A mí no me sorprende. Nunca se la ve con el rey. Y cuando están juntos parece que se odian.
—No es eso. Ese hombre era igual al príncipe.
Ely palideció y miró a todos lados para asegurarse de que Kael no estuviera cerca.
—¿En serio? ¿Hasta con el lunar en la mejilla? —preguntó. Aria asintió.
—Lo sabía —dijo en voz demasiado alta.
—¡Shhh! ¿Qué sabías? ¿No me digas… que no es hijo del rey? —susurró Aria.
—Hubo un rumor… que decía que la reina quedó embarazada de golpe, justo antes de que el rey volviera de la guerra. Ella juró que no fue así. Desde entonces, el rey es así con ella —murmuró Ely.
Aria abrió la boca de sorpresa.
—Entonces, si es verdad… él no tendría que reinar. ¿No habrá alguna manera de saber si realmente no lo es?
—En mi escuela hacemos pruebas de eso. Yo la hice con mis padres una vez.
Aria frunció el ceño.
—Tenemos que saberlo. Eso podría ayudarnos a que lo saquen. Podría arruinar el valle. Es un idiota que no puede reinar.
—No lo sé, Ari… La reina no es amigable con nadie. Aunque…
—¿Qué? ¿Qué?
—Darío es más accesible. Y el rey también. Siempre están en las reuniones del Norte, aunque no hacen nada…
—Entonces podemos ir un día y buscar alguna muestra. Dime que necesitamos un pelo, no su sangre.
—La sangre es mejor, pero con un cabello también funciona. Solo tiene que ser recién arrancado.
—Entonces lo haremos. Yo se los sacaré, tengo manos rápidas.
—La reunión será pasado mañana, después de la competencia. Pediremos a mi hermano…
—¿Qué me pedirán? —preguntó Kael entrando de golpe.
Aria dio un sobresalto. «Qué susto… Me olvidé que tenía que entrar.»
—Quisiéramos ir a la reunión del Norte contigo. No molestaremos —dijo Ely.
Kael estaba a punto de negar, pero Aria habló:
—Sí, quisiera saber cómo es el tema con los príncipes. Quiero mostrar que su ayuda no sirve para nada… O mejor, usted podría decirlo. Mire, hice estas cuentas —sacó unas hojas. El concejal le informó todo y Aria logró calcular más.
Kael tomó la hoja y apretó los dientes.
—Malditos idiotas… Es menos que el veinte por ciento.
—No ayudan en nada —agregó Aria. Kael asintió.
—Pueden ir. Pero no podrán saber que me diste esto. Solo diré que tu idea del agua es buena. Pero será solo un aviso. No les pediré permiso —sentenció.
—Gracias, príncipe —Aria inclinó la cabeza. Ely levantó un pulgar escondido en la cintura.
—Todo listo, príncipe —dijo Lucas entrando.
—¿Tú también vendrás? —Aria lo miró cuando se sentó a su lado y se corrió.
—Lucas ayuda a su padre en el Norte, y se ofreció —dijo Kael, viendo cómo Lucas sonreía. Apretó los dientes: ese acercamiento le molestó.
«¿Para qué le dije que sí…?»
—¿Por qué no me dijiste que ayudarías en el Norte? Pude haberte llevado —se quejó Lucas
Kael levantó una ceja. Ely lo notó , estaba celoso, y nada discreto.
—No cuento mis cosas, capitán —respondió Aria seca, mirando la ventana. Kael sonrió de lado.
«Sí que tiene carácter…»
El carruaje arrancó. Ely y Aria hablaban de la academia.
—Hay alumnos de muchos lugares. También becas, o competencias —explicaba Ely.
—Suena bien —Aria miró el folleto. Lucas se arrimó demasiado.
—Aléjate.
—¿Cómo la soportas, Princesa Ely? Es muy gruñona.
—Mirá quién habla —le respondió Aria. Kael soltó una risa y luego se contuvo.
—Ari es un amor conmigo —dijo Ely sonriendo.
—¿Un amor? Lo dudo —Lucas entrecerró los ojos.
—Siga dudando, porque no lo sabrá—replicó Aria. Lucas hizo una mueca.
—Veo que hay natación… —murmuró Aria.
—Sí, pueden competir aunque no sean de la academia. ¿Te gusta, ?
—Podría intentarlo… Estoy a tiempo, aún no cierran las inscripciones.
—Puedo anotarte. Yo me encargo —dijo Kael. Aria asintió.—¿Está segura? Solo compiten hombres —advirtió con tono protector.
—Sí. Son los más fáciles de vencer —dijo burlona. Lucas chistó los dientes y Ely rió.
—Esa boca te llevará a muchos problemas, señorita Aria —dijo Lucas.
—Ay… sopórtalo. Serán míos después de todo…
Kael sonrió. Aria no se callaba con nadie y no dejaba que la tomaran por débil. Esa confianza lo fascinaba cada vez más.
«Parece que esta mujer es más de lo que imaginé…»
~~
Llegaron al Valle del Norte. Apenas bajaron, se notaba la falta de vegetación. El ambiente era seco y denso.
—Príncipe… ¿Cómo empezó el problema del valle? —preguntó Aria mientras miraba alrededor.
—Los Oskcor dejaron de enviar comida hace unos meses. Cuando me enteré, el valle ya estaba avanzado en desnutrición —respondió Kael caminando a su lado.
—¿Y no informaron antes? —Kael negó con la cabeza.
—El jefe del valle fue directo al concejal —suspiró.
Aria apretó los dientes. No podía creer lo inhumanos que eran.
—¿Y el príncipe León? ¿Tampoco ayuda?
—El príncipe sí, pero tiene muchas deudas de su padre. Manda lo que puede.
«Uno peor que el otro», pensó Aria.
Llegaron a los guardias que ayudaban a la gente. Aria recorrió los caminos con Ely; la gente estaba muy mal, muchos niños sucios y muy flacos.
—Es por esto que no quiero que los reyes sepan de mis poderes. Quiero ayudar a esta gente por mi cuenta, Ely —dijo Aria.
Ely le tomó la mano.
—Entiendo, Ari. Yo te ayudaré en todo lo que pueda. No estás sola.
Aria sonrió.
—Por aquí, señorita Aria —llamó Kael.
Caminaron hacia un terreno firme. Aria dudó de colocar la bomba allí.
—No le convence… —dijo Kael.
–Es un buen lugar, Príncipe. El agua entraría directo —dijo uno de los viejos generales.
—No tendrá fuerza para el motor —agregó Aria, justo cuando escuchó una catarata cercana.
—Discúlpeme, pero conozco estas zonas —replicó el viejo, ya algo molesto.
Aria chistó los dientes.
—Yo también conozco estas zonas, y esta sirve para riego. Es muy buena para la cosecha por la manera en que corre el agua —respondió Aria.
—¿“Manera en que corre el agua”? Señorita, el agua no tiene maneras, uno se la da —rió burlón.
—Veo que los años no le enseñaron nada, General —replicó Aria. El viejo frunció el ceño, queriendo responder, pero ella no lo dejó—. Cada lago, laguna o río se adapta a la nivelación del terreno. Esta zona es perfecta para la cosecha: mire, el agua está tranquila y firme —señaló—. En cambio, la bomba necesita fuerza y esa catarata es perfecta —apuntó hacia ella.
Kael sonrió y miró al viejo, que quedó mudo.
—¿No romperá la estructura? —preguntó Kael.
—No si la hacemos resistente. Y las paletas deben ser de bronce; eso evitará que descomponga el agua —explicó Aria.
—¿Bronce? Es muy caro —se quejó el viejo.
—Si lo manda a hacer, sí. Pero puede conseguirse de la misma naturaleza, General —Aria frunció el ceño; ya estaba cansándose de él. Lucas también lo miraba, harto de tantas objeciones.
—Príncipe, eso le llevará mucho —insistió el viejo.
—No. La extracción de materias primas tomará solo dos días, hay muchas minas en la zona. La purificación unos tres días… aunque con los recursos del reino, quizá dos. La fusión de uno a dos horas, dependiendo del horno y la cantidad, que no es demasiada. La mezcla entre treinta minutos y una hora, porque ya existen moldes que puedo usar. Enfriamiento: dos horas. Y la instalación tomará tres días. En total nos da doce días, ¿verdad, General? —explicó Aria con calma.
Kael soltó un suspiro, impresionado, y miró al viejo.
—¿Es verdad, General…? —preguntó Kael. «Si eso es cierto, ya deberíamos tener una terminada», pensó.
—Esos números pueden variar, Príncipe… —balbuceó.
—Lo dudo. Soy buena con los números. Lo que me sorprende es que, si lo sabía, ¿por qué no lo hizo antes? —dijo Aria, dejándolo en evidencia.
—Usted no sabe nada… solo es una niña. Príncipe, está nublando su juicio. ¿Va a dejar que pase por encima de usted? —dijo el viejo, esquivando el tema.
—Cárcel —ordenó Kael con firmeza.
El general lo tomó del brazo y lo esposó. El príncipe ya había sido advertido de que varios generales de Osckor habían sido comprados para impedir su ayuda al Valle.
—¡Suélteme! ¿Cómo puede hacerme esto? —gritaba el viejo, antes de mirar a Aria con odio— ¡Mujerzuela!
Kael le dio un golpe sin pensarlo, furioso.
—Llévenlo al reino Kvalir y háganlo hablar —ordenó. El viejo cayó desmayado.
Aria tapó los ojos de Ely.
—No mires, tendrás pesadillas.
—Ari, no soy una bebé —se corrió—… ay no, se desmayó —dijo asustada, volviendo a cubrirse los ojos.
—Listo, Ely, ya puedes mirar —dijo Kael.
Ely, con cara de preocupación, le limpió la mano con su pañuelo.
—Espero que no lo hayas matado —murmuró. Kael solo encogió los hombros.
—Podremos comenzar cuanto antes con tu idea… y gracias, me ayudaste mucho —sonrió Kael.
—De nada, Príncipe. La gente no debe sufrir por culpa de otros —respondió Aria con un suspiro.
Caminaron para revisar dónde conectar la bomba. Kael miraba a Aria con demasiada atención. Ely lo notó… y Lucas también.
«Ay no…», pensó Ely al ver a los dos.
Fue directo a Aria.
—Sabes… eres muy popular —susurró en su oído.
—¿De qué hablas? —Ely le señaló disimuladamente hacia atrás. Aria miró un segundo y ambos chicos apartaron la mirada, nerviosos.
—Los tienes locos, Ari —rió Ely.
—Lucas es insoportable, pero pasable. Y tu hermano es un bombón, pero sabes que no… —contestó Aria mirándola de reojo.
—Lo sé. Pero si te enamoras, ¿qué harás? ¿Te negarás igual? —preguntó Ely tomándola del brazo.
—Nunca conocí esa parte de mí, así que no puedo responderte con exactitud —frunció los labios.
—Todo puede pasar, Ari —dijo Ely levantando las cejas. Aria rodó los ojos, riendo.
Terminada la inspección del riego y la cosecha, avisaron al jefe del Valle, quien estaba más que feliz. La gente agradeció la ayuda y Aria no dudó en sonreírles y rodearse de ellos. Ely observaba cómo los niños la abrazaban.
—Es increíble —dijo Kael.
—Sí… podría ser una gran General si se lo propusiera —añadió Lucas, mirándola desde lejos.
—Sí… o una Reina…
Los dos se miraron. Ambos pensaban lo mismo. Las sonrisas se transformaron en una rivalidad silenciosa. A los dos les interesaba. Y ese fue el inicio de una competencia de hombría por una hermosa dama.
De camino al castillo, el ambiente entre Kael y Lucas era tan tenso que Ely lo sintió.
—¿Qué pasó? —preguntó en señas Aria.
Ely negó; tampoco sabía.
—Señorita Aria, ¿hoy comerá con nosotros? —preguntó Kael.
—Sí, Ari, mamá estará feliz de verte —añadió Ely.
—Será un gusto… pero antes me alistaré.
—No te preocupes, mandaré a buscarte algo —dijo Ely.
—Bueno —sonrió Aria.
—Perfecto —dijo Kael, victorioso, mirando a Lucas, quien frunció el ceño.
—Mañana tenemos el último entrenamiento cuerpo a cuerpo… —dijo Lucas mirando a Kael, enfatizando “cuerpo a cuerpo” con una picardía evidente.
—Competiremos con los otros grupos, Será bueno, espero que tengan fuerza —dijo Aria.
—Oh, sí… tienen mucha fuerza, igual que yo —agregó Lucas, sonriendo. Kael entrecerró los ojos; ya estaba celoso solo de imaginarlo tocando a Aria.
—Aja… —respondió Aria, sin notar nada. Ely solo levantó los hombros.
«Estos dos están peleando con los ojos… ¿por qué este ambiente parece el de una pareja en pleno divorcio?», pensó Aria
Autor/a cambia al personaje 😭😭😭😭
Lo confirmo excelente creatividad
Amo manera de ver más me agrada Kael ,lo malo es que muy tímido y de esta quedando,pero si puede tenerlo a el como Rey y los demás como concubinos sería genial jajaja 🤣😃😂