Eloíse, una mujer hermosa de cabello negro, ojos profundos, grises como un día nuboso, corazón noble, pero con una vida miserable, al morir su madre, Eloíse es obligada a casarse a la mayoría de edad por su madrastra Karelin, la cual no soporta tenerla bajo su mismo techo, sus dos hermanastras se casan con el hombre de sus sueños, pero Eloíse debe casarse sin amor y sin recibir un cortejo como toda dama de la alta sociedad debería de recibirlo. Karelin se dedicó a buscar por todos lados al hombre con menos prestigio y malo del reino, sus amistades le aconsejaron cual sería el indicado, el duque Ciro, un hombre descrito como salvaje, malo y de poco prestigio por ser un heredero bastardo, el cual es buena opción para Eloíse, según karelin.
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Capítulo 22 A caso es mi príncipe azul
Eloíse
Estoy peinando mi cabello, pero perdida en mis pensamientos, el duque... Fue muy atrevido el día de ayer, pero...me ha gustado, me ha gustado su tacto, cierro los ojos y escucho su vos, su agarre, jamás imaginé que se atreviera a decirme algo como lo que me dijo el día de ayer, sentía que iba a morir.
Creo que Rosita tenía razón, lo estoy provocando, pero creo que el príncipe también estuvo viéndome, así que hoy usaré uno menos llamativo.
Bajo las gradas y me encuentro con la madre de Ciro.
— Muy buen día Eloíse.
— Buenos días, Duquesa.
— Me gustaría conversar contigo.
— Si, claro que sí.
Se encamina hacia su despacho he ingresamos.
— El día de hoy estuvimos con los sirvientes.
Que lo menciones me pone nerviosa.
— ¿Algo que quieras decir?
— Eh... Fue mi culpa.
— Claro que no, la culpa la tuvo un sirviente que escucha lo que no debe.
— ¿No fue Rosita? Pregunto.
— Claro que no, ella demostró su fidelidad hacia nuestra familia.
Que diga eso hace que respire tranquila, pero... Entonces ¿Quién sería?
— ¿Quién fue duquesa?
— Una sirvienta nueva, pero eso ya no importa, lo que importa es que Rosita guardo lo que querías saber.
Los nervios me toman.
— ¿Le comento del porqué se salió de control esto?
— Así es, fue por una curiosidad que tuviste, la cual es normal, todas pasamos por lo mismo, el problema fue que la servidumbre es un poco curiosa y le gusta escuchar todo, pero Rosita tuvo que hablar para conocer del porqué surgió el rumor y para que no quedaras mal, ya hablaré con Ciro después de esto y...
— ¡No, que no sepa lo que pregunte!
— Tranquila, yo sabré cómo trasladárselo, ya que la sirvienta despedida lo dijo como... Como si fuera una queja el no haber consumado el matrimonio, pero no te preocupes.
Recuerdo las imágenes que me mostró Rosita he imaginarme a Ciro haciendo eso conmigo...no, no me lo imagino, así que saco de mis pensamientos esto.
— Gracias duquesa.
— Por cierto, cualquier duda puedes consultarla conmigo, desde ahora yo te ayudaré en todo lo que necesites, me quedaré un tiempo más, oh más bien dicho, me quedaré para darte todos los consejos para que consumas tu matrimonio con Ciro.
Me quedo sorprendida y rápidamente mi piel sé achina, solo imaginarme consumando nuestro matrimonio me pone nerviosa.
— Yo...no sé si pueda suceder y...
— Y nada, te daré todos mis consejos y tips de recámara, Ciro se está resistiendo, pero he visto como te ve, mi hijo nunca quiso formalizar, pero yo sé que tú podrás hacer que cambie de opinión, así que debes sacar tu lado más sensual; yo traía loco al padre de Ciro, es por eso que no logre casarme, nos comimos antes el pastel.
Ambas reímos.
— Muchas gracias duquesa.
— No te preocupes, como primer consejo, míralo a los ojos, no dejes que te intimide, tú intimídalo a él, usa la mirada más coqueta que tengas, eso... Los vuelve locos, las miradas siempre dicen más que mil palabras.
— ¿Cree que funcione?
— Funcionará, mi hijo es terco, pero todos en algún momento de nuestras vidas tenemos una debilidad, así que sé su debilidad.
— Muchas gracias.
— Ahora está tu padre, comparte con él, cuando se vaya tendremos muchas charlas.
— Se lo agradezco mucho.
Ella simplemente asiente y salgo de su despacho.
Me encaminó a la salida del jardín, pero no veo a mi padre, así que camino hacia la entrada principal, la cual tiene dos enormes columnas, las recorro y admiro, sigo caminando cuando me detengo de golpe.
Ciro, digo a mis adentros.
El corazón me late a mil por hora, es...es Mary, Ciro la está besando de una forma... Totalmente diferente a como los libros describen un beso.
Una lágrima sale sin permiso, la tiene sujeta de la cintura, como me sujetó ayer a mí, luego recuerdo lo que Mary me dijo.
¡Ah...es por los momentos intensos que tengo con el duque, tú me entiendes, en la intimidad uno saca a relucir sus fantasías!
El pecho se me comprime, luego recuerdo las imágenes que me enseño Rosita.
Ya no puedo seguir viendo esto, sé que no siente nada por mí, pero... Esto realmente duele y aparte... Él me confunde, de seguro es así con todas.
Camino en dirección opuesta, el pecho me sube y baja rápidamente, no me permito llorar, pero...es inevitable, eh incluso no entiendo por qué llorar, si acaso es mi príncipe azul.
A ponerse las pilas porque después viene otro y la conquista