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Mi Querida Gema

Mi Querida Gema

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Mafia / Amor a primera vista / Mi novio es un famoso / Transmigración antigua a moderna
Popularitas:4.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Cuando Légolas, un alma humilde del siglo XVII, muere tras ser brutalmente torturado, jamás imaginó despertar en el cuerpo de Rubí, un modelo famoso, rico, caprichoso… y recién suicidado. Con recuerdos fragmentados y un mundo moderno que le resulta ajeno, Légolas lucha por entender su nueva vida, marcada por escándalos, lujos y un pasado que no le pertenece.

Pero todo cambia cuando conoce a Leo Yueshen Sang, un letal y enigmático mafioso chino de cabello dorado y ojos verdes que lo observa como si pudiera ver más allá de su nueva piel. Herido tras un enfrentamiento, Leo se siente peligrosamente atraído por la belleza frágil y la dulzura que esconde Rubí bajo su máscara.

Entre balas, secretos, pasados rotos y deseo contenido, una historia de redención, amor prohibido y segundas oportunidades comienza a florecer. Porque a veces, para brillar

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cuidando a un enfermo.

Rubí seguía sentado al borde de la cama, la mirada perdida entre la respiración agitada de Leo y el silencio que llenaba cada rincón de esa casa. El ambiente era tibio, pero el calor no venía de los rayos del sol filtrándose por la cortina. Venía de ese fuego en su pecho que no sabía cómo apagar.

Entonces, su mirada cayó sobre la mesita de noche.

Y ahí estaba.

El collar.

Aquel que le había devuelto con altanería. Con orgullo. Con rabia.

Rubí se congeló.

¿Lo había guardado todo este tiempo? ¿No lo devolvió a su familia?

Estaba ahí, intacto, como una herida que nunca terminó de cerrarse. Como un recuerdo latente que Leo no quiso enterrar.

A su lado, una pequeña caja de medicamentos abierta, un vaso a medio tomar, y algo que hizo que Rubí se pusiera de pie con lentitud, como si lo llamaran desde un rincón del alma.

En la pared, cuidadosamente enmarcada, una fotografía desde el borde del techo hasta el borde del piso.

Él.

O más bien… Rubí.

Vestido de forma elegante, un abrigo de plumas, con una pose sexy, desafiante, casi salvaje. Era una imagen digna de una portada internacional. El problema era… que no la recordaba.

Frunció el ceño, se acercó. La miró mejor. Esa curva de su sonrisa… la forma en que su mano sujetaba la solapa del saco…

No recordaba haberse tomado una foto así.

—¿Qué compartiste con Rubí, exactamente mi amado Leo? —susurra Légolas, alzando una ceja.

Pero no había respuesta. Solo silencio. Y un torbellino creciendo dentro de él.

Apretó los labios y bajó la mirada. Sabía que no podía culpar a Rubí. Él era Rubí ahora. Pero… si esa imagen no estaba en sus recuerdos, ¿acaso había momentos en que Rubí vivió con Leo que su alma no conservó? ¿tanto le desagradaba?

La punzada fue aguda. Como celos… de sí mismo.

Se pasó una mano por el cabello, nervioso, y volvió a mirar a Leo.

Ese idiota hermoso. Terco. Herido.

¿Cómo no amarlo?

Y ahí, como un susurro en medio del caos, lo supo.

No era admiración.

No era cariño.

No era culpa, ni empatía.

Era deseo.

Era conexión.

Era amor.

Rubí retrocedió un paso, el corazón en la garganta.

—Mierda… —murmura, casi sin aire—. Me gustas. No como un amigo. No como un hermano. Me gustas como alguien que podría romperme entero… y aún así elegiría volver a ti.

Leo murmura algo en sueños. Rubí se gira. La fiebre aún lo consume, pero su rostro estaba más tranquilo.

Rubí se acercó otra vez. Le acarició la frente con la yema de los dedos, suave, apenas tocándolo.

—No me dejes solo ahora… no cuando por fin empiezo a entender lo que siento.

Rubí bajó a la cocina con una mezcla de ansiedad y determinación. Agradeció en silencio las tardes que Kimberly le insistió en aprender recetas básicas —"por si alguna vez te enamoras de un ser humano y tienes que cuidarlo", había dicho entre risas—.

Ahora no parecía tan gracioso.

Se quitó el saco, luego los zapatos. Caminaba descalzo sobre el mármol como si eso lo hiciera parte del silencio de esa casa enorme.

Con las mangas de la camisa dobladas y el delantal de la casa colgado torpemente sobre el torso, se puso manos a la obra. Cortó verduras, puso a hervir el caldo, midió la sal como si fuera pólvora. En su cabeza solo había una imagen: Leo temblando, febril, murmurando cosas sin sentido.

 Una hora después, la sopa estaba lista. No era digna de un chef, pero tenía sustancia, aroma, y sobre todo, cariño.

Subió con la bandeja cuidadosamente, sus pasos apenas sonaban. Entró a la habitación y dejó la comida sobre la mesita.

—Leo —dijo en voz baja, acercándose—. Leo, despierta. Te traje sopa.

Pero el chico no se movió.

Rubí se acercó más, le tocó la frente. Ardía. Su piel estaba empapada en sudor. Se alarmó. Lo llamó de nuevo, más fuerte.

—¡Leo! ¡Por favor, despierta!

Leo gimió entre sueños. Rubí se sentó a su lado, lo sostuvo con cuidado. Buscó una toalla, le secó el rostro. Entonces, como si una chispa lo devolviera del otro mundo, Leo abrió los ojos.

—Rubí… —murmura, ronco—. Estás aquí… otra vez… qué sueño más cruel…

Rubí no responde, solo toma una cucharada de sopa, sopla con cuidado y la lleva a su boca. Luego, boca a boca, le pasa el alimento. Lo mismo con el agua. Los medicamentos. Como si estuviera cuidando una flor rota a punto de marchitarse.

Cuando terminó, limpió la comisura de los labios de Leo con una servilleta. Se iba a levantar cuando una mano temblorosa lo sujetó de la muñeca.

No fue fuerte. Pero fue suficiente.

Rubí volvió a caer sobre la cama, y Leo lo abrazó.

Su pecho desnudo, su fiebre, su aroma…

—Gracias… por venir a verme en sueños… —susurra Leo, con los ojos cerrados—. En mis sueños, siempre vienes… pero luego… luego dejas que ese tipo te toque…lo odio.

—Leo… —Rubí quiso detenerlo, pero su voz temblaba.

—Me muero de celos. De rabia. —El tono de Leo se quebró, y sus labios buscaron los de Rubí.

Un beso febril. Doloroso. Confundido. Lleno de deseo.

Rubí lo sintió todo. Cada caricia. Cada roce.

Y por primera vez en mucho tiempo, no supo si era Rubí o Légolas el que lo deseaba más.

—Detente —susurra, separándose con cuidado antes de perder el control—. Estás muy enfermo…

Pero entonces, vio cómo Leo fruncía el ceño, su garganta tragaba saliva con esfuerzo…

Y comenzó a llorar.

—Hasta en mis sueños… me rechazas…no es justo.

Rubí quedó en shock. Nunca había imaginado ese escenario y menos ver a Leo en esas condiciones.

—No… no es eso —susurra Rubí, y su voz también se quiebra.

Leo cayó rendido de nuevo, esta vez vencido por los medicamentos y el agotamiento. Su respiración se estabilizó poco a poco, aunque su cuerpo seguía caliente como una estufa. Rubí lo acomodó entre las sábanas, le volvió a secar el sudor de la frente con una toalla fresca y luego, como si el silencio se hiciera demasiado pesado, se sentó en el borde de la cama.

Le acarició el cabello con suavidad.

—Estaré a tu lado… —dijo—. No importa lo que pase, Leo. Pero hay algo que temo… temo que descubras quién soy realmente.

Suspiró profundamente, como si cada palabra que estaba a punto de soltar doliera más que la anterior.

—Tú crees que soy Rubí. Pero Rubí… Rubí murió aquella noche. Cuando se cortó las venas, se rindió. Y yo… yo soy Légolas. Un alma que reencarnó en su cuerpo. No soy quien tú crees que conociste. Sin embargo aquí estoy yo con esto que siento oprimiendo mi pecho.

El pecho de Rubí subía y bajaba con ansiedad contenida. Sentía la mirada cerrada de Leo como un juicio silencioso, aunque sabía que por la fiebre, probablemente no recordaría nada de esto. Aun así, lo necesitaba decir.

—Yo… no sé qué compartió Rubí contigo, ni si lo que sientes por él es más grande. Pero esto… esto que siento ahora, no es solo por compasión. Es más. Mucho más. No sé en qué momento pasó, pero… me importas. Y me aterra.

Leo no respondió. Solo se movió levemente entre sueños, con un suspiro entrecortado.

Rubí se obligó a sonreír débilmente, como si esas palabras fueran una carga menos ahora.

—Descansa… no tienes que saber esto aún.

Entonces se puso manos a la obra. Se levantó, lavó la ropa y pasó la aspiradora.

Rubí, marcó a Jhon. Cuando este contestó y escuchó lo que pasaba, no lo podía creer. Pero Rubí le dijo que necesitaba ropa, que no podía dejarlo solo. Y Jhon, entendiendo la gravedad del momento, no preguntó más. Rubí le dió el codigo de acceso.

Minutos después, el sonido del panel digital anunció su llegada. Rubí bajó, lo recibió y le agradeció por traer su cepillo de dientes, ropa y también su laptop. Ambos limpiaron la cocina, y luego subieron.

—¿Por qué no lo llevas al hospital? —pregunta Jhon en voz baja, viendo a Leo dormido, débil, empapado de fiebre.

Rubí se sentó al borde de la cama y bajó la mirada.

—Porque Leo es complicado. Prefiere morir que pedir ayuda. Odia sentirse vulnerable… odia que lo vean así. Y si lo obligo, cuando despierte me odiará.

Jhon lo miró en silencio, asintió despacio.

—Entonces quédate. Pero no olvides quién eres… Rubí. No debes dejar que el te manipule o que te controle. No olvides que naciste para ser libre y Leo...leo es un rey posesivo.

Rubí cerró los ojos al escuchar a su amigo, y por primera vez, no sintió miedo.

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Anonymous
jajaja no puedo de la risa jajaja son tan tiernos ☺️🫢
Anonymous
Jajajaja que historia mas bella y divertida, con personajes muy lindos. Muchas gracias 🥰
Franshesca Acosta
yo lo perdonó 🤭🤭🤭
Blanka Arce
simplemente perfecto
Nidia Mojica
Jajajajaj Leo y Rubí son el uno para el otro, y así de tóxico le encanta.
Franshesca Acosta
pues yo tampoco 😏😈
Anonymous
Gran historia, cada capítulo te atrapa ñ. 🥰
Anonymous
Que linda pareja 💖🥰😍
Anonymous
jajaja 🤣🤣
Anonymous
Que bonito momento ☺️
Anonymous
Me gusta mucho la historia, muchas gracias.
Anonymous
Tan lejos y cerca a la vez 😊
Anonymous
Ahaaa esto esta que arde ,🫢🫢
Anonymous
Que intenso el capítulo 😅 me encanta la historia .
Marleni Pacheco aguilar
hola un gusto autora me encantó tu historia por favor actualiza me encantó tanto que me la leí todo él día de hoy me encantó /Kiss/
Nidia Mojica
Buenisima la historia, me.encanta. Espero por mas capitulos. Gracias por crearla y compartirla.
Nidia Mojica
Problemas en camino.
Nidia Mojica
Bien masoquista la Rubí.
Nidia Mojica
🤣🤣🤣🤣 super romántico.
Nidia Mojica
Pies Leo ya desquitaste los 5 años de estarlo persiguiendo.
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