Espero que esta carta te encuentre bien, aunque mi corazón late con dolor al pensar que ya no estaré aquí para verte sonreír. Si la estás leyendo, es porque mi tiempo se ha agotado y mi cuerpo ya no puede luchar más.
Quiero que sepas que te perdono. Te perdono por todo el dolor que me causaste, por todas las noches que pasé llorando por ti, por todas las mañanas que desperté con la esperanza de que regresaras a mí.
Te perdono por no estar allí para mí cuando lo necesité, por no escuchar mis súplicas, por no sentir mi dolor. Te perdono por dejar que el tiempo y la distancia nos separaran.
Aunque decidí rendirme y dejar de luchar por nosotros, nunca dejé de amarte. Siempre te amé, y siempre te amaré. Recuerdo cada momento que pasamos juntos, cada beso, cada abrazo, cada mirada...
NovelToon tiene autorización de Vicky30 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 14
Han pasado ya 5 años desde aquel fatídico día donde Elena perdió a su bebé, fruto de su relación con Sergio. Aunque había logrado superar la ruptura con él, la pérdida de su hijo había dejado una herida profunda en su corazón.
Ese día, Elena se había encerrado en su apartamento, sin querer hablar con nadie. Sus amigos, Sofía, Taylor y Selena, estaban preocupados, ya que un día antes la habían visto fría y sin vida, como si el dolor la hubiera consumido por completo.
Max, su amigo y confidente, fue el único que logró encontrarla. Llamó a la puerta de su apartamento y, después de un momento de silencio, Elena abrió. Su rostro estaba pálido y ojeroso, y sus ojos estaban llenos de lágrimas.
—¿Max? —susurró Elena, sorprendida de verlo allí.
—Elena, ¿estás bien? —preguntó Max, preocupado—. Las chicas están preocupadas por ti.
Elena se derrumbó en sus brazos, sollozando descontroladamente. Max la abrazó con fuerza, dejando que se desahogara.
—Lo siento, Max —dijo Elena, entre sollozos—. No puedo superar esto. La pérdida de mi bebé... es como si hubieran arrancado parte de mí.
Max la escuchó en silencio, dejando que hablara. Elena le contó toda su historia con Sergio, desde el principio hasta el final. Le habló de la ilusión que había tenido con ese bebé, de cómo había soñado con ser madre y de cómo la pérdida la había dejado vacía.
—Sergio no sabe qué significa amar de verdad —dijo Elena, amargada—. Me dejó por otra mujer y luego me quitó lo más preciado que tenía.
Max escuchó atentamente, su corazón lleno de compasión por su amiga.
—Elena, eres fuerte —dijo Max—. Puedes superar esto. No estás sola. Tengo a las chicas y a mí, estamos aquí para ti.
Elena se secó las lágrimas y se levantó, caminando hacia su dormitorio. Regresó con un pequeño collar en forma de corazón que brillaba suavemente en la luz.
—Mira —dijo Elena, abriendo el collar para mostrar un pequeño compartimiento—. Aquí guardo las cenizas de mi bebé. Es lo único que me queda de él.
Max se conmovió al ver el collar y las cenizas. Tomó la mano de Elena y la apretó con fuerza.
—Eres increíble, Elena —dijo Max—. Tu amor por tu bebé es eterno.
Elena sonrió débilmente, cerrando el collar y volviéndolo a colocar en su cuello.
—Siempre estaré conmigo —dijo—. En mi corazón.
Siete meses habían pasado desde que Elena compartió su secreto con Max. La temporada de Fórmula 1 había llegado a su fin y todos se habían reunido para celebrar el fin de año en una lujosa fiesta en un hotel de lujo.
Carola, la esposa de Sergio, se paseaba por la sala, sonriendo y charlando con los invitados. De repente, se detuvo frente a Elena y su expresión cambió.
—Elena, necesito hablar contigo —dijo Carola, su voz firme.
Elena se sorprendió, pero accedió a hablar con Carola. Se dirigieron a una esquina más tranquila.
—¿Qué pasa, Carola? —preguntó Elena.
—Sé todo sobre ti y Sergio —dijo Carola, su voz baja—. Sé sobre el hijo que perdiste.
Elena se quedó en silencio, sorprendida de que Carola supiera la verdad.
—¿Cómo te enteraste? —preguntó Elena.
—No importa cómo —dijo Carola—. Lo que importa es que Sergio no sabe nada. Y quiero que siga siendo así.
Elena se sintió incómoda, pero Carola continuó.
—Sergio me mintió sobre ti —dijo—. Me dijo que nunca había sido serio contigo. Pero ahora sé la verdad.
Elena se levantó, enfrentándose a Carola.
—No te culpo por estar enfadada —dijo—. Pero no puedo hacer nada para cambiar el pasado.
Carola se acercó a Elena, su rostro enrojecido por la ira.
—Tú y yo tenemos algo en común —dijo—. Ambas fuimos engañadas por Sergio.
La conversación se interrumpió cuando Sergio se acercó a ellas.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó Sergio.
Carola se giró hacia él, su expresión furiosa.
—Sé todo sobre ti y Elena —dijo—. Sé sobre el hijo que perdiste.
Sergio se quedó en silencio, su rostro pálido.
De repente, Carola mencionó el nombre del hijo muerto de Elena.
—¿Sabes qué pasó con tu pequeño ángel? —dijo Carola, con una sonrisa sarcástica.
Elena se enfureció y se sintió abrumada por la emoción. Se desmayó en el suelo, rodeada de gente.
Max se lanzó hacia ella, preocupado.
—Elena, no —gritó—. ¡No te atreves a hablar de eso, Carola!
Max se puso de rodillas junto a Elena y la abrazó.
—Estoy aquí, Elena —dijo—. No te dejaré sola.
La sala se quedó en silencio, con todos mirando la escena. Sergio se acercó a Carola, su rostro lleno de ira.
—Carola, ¿cómo pudiste? —preguntó.
Carola se encogió de hombros.
—La verdad duele —dijo—. Y Elena debe saber que no puede esconderse para siempre.