El poderoso sultán Selin, conocido por su destreza en el campo de batalla y su irresistible encanto con las mujeres, ha vivido rodeado de lujo y tentaciones. Pero cuando su hermana, Derya, emperatriz de Escocia, lo convoca a su reino, su vida da un giro inesperado. Allí, Selin se reencuentra con su sobrina Safiye, una joven inocente e inexperta en los asuntos del corazón, quien le pide consejo sobre un pretendiente.
Lo que comienza como una inocente solicitud de ayuda, pronto se convierte en una peligrosa atracción. Mientras Selin lucha por contener sus propios deseos, Safiye se siente cada vez más intrigada por su tío, ignorando las emociones que está despertando en él. A medida que los dos se ven envueltos en un juego de miradas y silencios, el sultán descubrirá que las tentaciones más difíciles de resistir no siempre vienen de fuera, sino del propio corazón.
¿Podrá Selin proteger a Safiye de sus propios sentimientos?
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safiye
Los preparativos para mi fiesta iban viento en popa, pero yo solo deseaba llevar a cabo mi plan, mi madre no había podido saltarse esta ridícula celebración, pero yo la usare para mi conveniencia, llevare a cabo lo que deseo.
El ambiente en el salón me resultaba familiar, predecible. Cada uno de los invitados me observaba con la misma mezcla de admiración y calculado interés que siempre había sentido desde que era una niña. Ellos creían que veían a una princesa delicada, casi frágil, una joven atrapada por las expectativas de su estirpe. Pero eso era lo que yo les permitía ver. Si tan solo supieran lo que realmente pasaba por mi cabeza... sería un escándalo.
Cada movimiento en ese salón era parte de una coreografía perfectamente ensayada. Los saludos, las sonrisas, las miradas fugaces... todo estaba bajo control. Yo había aprendido a manipular esa danza desde que tenía uso de razón. Sabía qué responder, cuándo sonreír y qué gestos emplear para que cada uno de ellos pensara exactamente lo que yo quería que pensaran. Pero esta noche, la atención que recibía no tenía importancia. Esta noche tenía un objetivo mucho más importante.
"Princesa Safiye." La voz de Lord Harald me sacó de mis pensamientos. Me volví hacia él con una sonrisa cortés, observando la inclinación rígida de su cuerpo. Un hombre calculador, aunque demasiado obvio. Él creía que sus palabras pulidas y su comportamiento impecable podían ganarse mi favor, pero lo único que lograba era aburrirme.
—Es un honor estar aquí para celebrar con usted, mi lady —dijo con su tono habitual.
—Gracias, Lord Harald —respondí, mi voz tan distante como siempre. Él no era lo que me interesaba. De hecho, nadie en este salón lo era... excepto una persona.
Sentía sus ojos sobre mí, incluso antes de girar la cabeza para buscarlo entre la multitud. Tío Selin estaba en el rincón del salón, observando desde las sombras como siempre. Para todos los demás, él era el hombre enigmático, el hermano de la reina, alguien de quien se sabía poco y que evitaba llamar la atención. Para mí, él era mucho más que eso. Él era mi objetivo.
Los murmullos a mi alrededor se desvanecían en cuanto los escuchaba, porque solo una cosa importaba esta noche: Selin. Y aunque él nunca lo había sabido, lo había querido desde hacía años. Su presencia siempre había tenido un efecto en mí, uno que al principio no entendía. Durante mucho tiempo pensé que era solo admiración. Después, que era un apego natural por nuestra cercanía familiar. Pero cuando lo entendí, todo cambió.
Yo, Safiye, princesa de cuatro reinos, no estaba acostumbrada a desear algo que no podía tener. Si quería algo, lo conseguía. Y Selin no sería la excepción.
Esta noche, él me ayudaría, aunque no lo supiera.
Aproveché el momento justo para escaparme del bullicio y salir hacia el jardín. Sabía que Selin me seguiría. Lo conocía lo suficiente para predecir sus movimientos, y cuando lo vi acercarse en la distancia, supe que el siguiente paso de mi plan estaba por comenzar.
—¿Necesitas un respiro? —me preguntó, con esa amabilidad que siempre le caracterizaba. Yo sabía que él se preocupaba por mí, pero lo que no sabía es cómo iba a usar eso a mi favor.
Lo miré, permitiéndome una pequeña sonrisa antes de volver la vista hacia el horizonte.
—Tío Selin... —dije suavemente, dejando que mi voz sonara más vulnerable de lo que realmente me sentía.
La vulnerabilidad era algo que la mayoría de los hombres no sabían resistir. Había aprendido eso desde muy joven. Las mujeres de nuestra familia eran fuertes, sí, pero también entendían que a veces la debilidad fingida podía ser una herramienta mucho más poderosa que la fuerza.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma del jardín. Yo, sin embargo, estaba calculando cada palabra que diría a continuación. Sabía que necesitaba cautela. Selin no era como los otros hombres de la corte; él era mucho más astuto. Si no era cuidadosa, vería a través de mis intenciones, y eso podría arruinarlo todo.
Finalmente, hablé.
—Hay algo que quería preguntarte —dije, permitiendo que una nota de duda se filtrara en mi voz, como si me costara formular la pregunta.
—Adelante —respondió con suavidad.
Respiré profundamente, preparando el terreno. Lo que estaba a punto de decir requería precisión. No podía revelar mi verdadero propósito, no aún.
—Es que... me gusta alguien, pero no sé cómo acercarme a esa persona —mis palabras salieron rápidas, perfectamente ensayadas, aunque dejé que mi voz temblara un poco—. Y no puedo hablar de esto con nadie más. No quiero que mis padres lo sepan, sería... sería demasiado.
Me obligué a ruborizarme, algo que había perfeccionado en situaciones como esta. Sabía que los hombres caían ante la ternura y la inocencia. Pero por dentro, no me sentía ni una cosa ni la otra. Yo estaba en control. Selin era quien estaba a punto de caer en mi trampa, aunque él aún no lo sabía.
—Y pensé que tú podrías ayudarme —agregué rápidamente, dejando que mis ojos se posaran en los suyos por solo un segundo antes de desviar la mirada, como si me sintiera avergonzada.
El silencio que siguió fue exactamente lo que había esperado. Selin parecía sorprendido por mi confesión, pero eso era parte del plan. Quería que lo estuviera. Quería que creyera que había acudido a él porque confiaba en su juicio, porque necesitaba su guía.
Lo observé mientras procesaba lo que acababa de decir. Sabía que estaba tratando de decidir cómo responder, y supe en ese momento que ya lo tenía donde lo quería.
—Safiye... —comenzó, pero lo interrumpí rápidamente, sabiendo que aún no estaba lista para su respuesta.
—No tienes que darme una respuesta ahora —dije, mi voz cargada de una falsa vulnerabilidad—. Sólo quiero que me guíes. No sé cómo expresar lo que siento, ni cómo conquistar a alguien. Y no quiero cometer un error.
El silencio se extendió nuevamente, pero no me preocupaba. Sabía que lo había desarmado. Selin podía ser astuto, pero en ese momento no veía a la mujer calculadora que realmente era. Solo veía a su joven sobrina, nerviosa e insegura. Eso es lo que necesitaba que viera.
Finalmente, él habló.
—Safiye... no sé si soy la persona indicada para esto —dijo, su tono honesto, pero inseguro.
Sonreí suavemente, permitiendo que un destello de gratitud se asomara en mis ojos, aunque por dentro estaba celebrando. Había funcionado. Su resistencia era predecible, pero sabía que no duraría mucho.
—Eres el único con quien me siento lo suficientemente cómoda para hablar de esto, tío Selin —murmuré, permitiendo que mi voz sonara más suave—. Por favor, piénsalo.
Sabía que lo había acorralado emocionalmente. Su afecto por mí, su sentido de protección... todo estaba jugando a mi favor. Si lograba mantener el control de la situación, pronto lo tendría justo donde lo quería.
Su mano en mi hombro fue reconfortante, y no pude evitar una sonrisa de satisfacción interna. Había ganado esta ronda.
—Está bien, Safiye. No tienes que preocuparte por eso ahora. Veremos cómo lo manejamos —respondió con una sonrisa que intentaba tranquilizarme.
Pero lo que él no sabía es que yo no estaba preocupada. Estaba encantada. Sabía que este era solo el comienzo de lo que sería mi victoria final.
al final habia logrado algo, era poco, pero no me rendiria, yo no le dejo las cosas al azar, se que quiero y lo tomo. Selin es importante para mi, se que no es un capricho que deseo saciar. por el contrario, es alguien a quien amo, lo se, son sensaciones nuevas para mi, pero estar sin el aveces me consume, el es mi refugio, o como dice el abuelo lucy, es el amor predeterminado para mi.