En los barrios tranquilos y misteriosos de Seúl, una chica llamada Jiwoo ha pasado su vida observando desde las sombras. Jiwoo siempre ha sido reservada, pero esconde algo más que timidez. Un incidente oscuro y olvidado en su adolescencia que moldeó su obsesión por los secretos de los demás.
El regreso de Hyunwoo, su vecino de la infancia, despierta en ella una curiosidad peligrosa. Años atrás, Hyunwoo desapareció abruptamente tras un escándalo que sacudió al vecindario, y su reaparición está rodeada de rumores y silencio. Algo en su mirada parece llevar el peso de un pasado más oscuro del que Jiwoo imaginaba.
Guiada por su instinto obsesivo y un deseo inexplicable, Jiwoo comienza a seguirlo, adentrándose en un mundo de crimen, mentiras y un trastorno psicológico que ha permanecido latente en ambos. Mientras Jiwoo se acerca a la verdad, también empieza a descubrir más sobre sí misma, desenterrando recuerdos reprimidos y enfrentando su propia sombra.
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Extra: El susurro de la sombra
La figura había estado allí desde el principio. O al menos, eso era lo que Jiwoo empezaba a sospechar.
Al revisar la foto una vez más, sintió que algo se le escapaba. Había algo en la postura de esa figura, algo que no había notado antes. Parecía que no estaba simplemente de pie detrás de Hyunwoo; estaba observándolo, con una intensidad casi antinatural.
Por un impulso que no pudo explicar, Jiwoo amplió la imagen hasta el límite. No ganó mucha claridad, pero notó un detalle que no había visto antes: en la mano derecha de la figura había algo brillante, algo que reflejaba la escasa luz del bosque. Una especie de anillo o tal vez un pequeño objeto metálico.
Dejó la cámara a un lado, tratando de recordar. Había algo en ese anillo que le resultaba familiar, como si lo hubiera visto antes.
Y entonces lo recordó.
Cuando era niña, su abuela solía contarle historias sobre el bosque. Según ella, había algo que vivía allí, algo que no era ni humano ni animal. Lo llamaban Jeoseung Saja, el mensajero de los muertos. Aunque la leyenda decía que solo venía por aquellos que estaban destinados a morir, Jiwoo siempre había sentido que la historia era más oscura.
La abuela había mencionado un símbolo: un anillo de plata, grabado con una inscripción que nadie podía leer. Lo describía como una marca que aquellos que habían visto al mensajero llevaban consigo, aunque la mayoría nunca sobrevivía para contarlo.
Jiwoo sintió que el aire a su alrededor se volvía más pesado. Era absurdo, ¿no? Era solo una vieja leyenda. Pero entonces recordó el dibujo que había encontrado. En él, había incluido ese mismo anillo, aunque no podía recordar por qué.
¿Qué estaba olvidando?
Esa noche, mientras trataba de dormir, Jiwoo no pudo evitar pensar en Hyunwoo. Había algo en su actitud, en la forma en que había reaccionado al ver la foto, que la hacía dudar. No parecía sorprendido por la figura; parecía resignado, como si supiera exactamente quién o qué era.
¿Era posible que Hyunwoo estuviera conectado con esa figura? ¿Que hubiera estado en contacto con ese "mensajero"?
Y si lo estaba... ¿qué papel jugaba ella en todo esto?
La curiosidad la llevó a buscar información sobre Hyunwoo y su familia. Sabía que los Hyun tenían una reputación peculiar en Bukchon. La gente murmuraba sobre su fortuna, sobre cómo siempre parecían salir ilesos de cualquier problema. Pero había algo más: un rumor que nunca había tomado en serio.
Se decía que su familia tenía un pacto con algo, una especie de acuerdo antiguo que los protegía a cambio de un precio. Jiwoo había oído esas historias cuando era niña, pero siempre pensó que eran solo supersticiones. Ahora, sin embargo, no podía evitar preguntarse si había algo de verdad en ello.
Decidió buscar entre los registros antiguos del pueblo. Allí, en un libro olvidado en la biblioteca local, encontró algo que la hizo estremecerse. Era una descripción de un ritual, un acuerdo sellado con un objeto específico: un anillo de plata grabado con una inscripción desconocida.
Jiwoo cerró el libro de golpe, sintiendo cómo la paranoia comenzaba a consumirla.
El bosque no era solo un lugar. Jiwoo empezaba a darse cuenta de que era un testigo, un guardián de secretos demasiado oscuros para salir a la luz. Y ahora, ella estaba entrando en su dominio, atraída por algo que apenas entendía.
Esa figura, ese anillo, Hyunwoo... todo estaba conectado. Y aunque no quería admitirlo, sabía que las respuestas estaban allí, en el lugar donde todo comenzó.
