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La Santa Reencarnada Quiere El Divorcio

La Santa Reencarnada Quiere El Divorcio

Status: En proceso
Genre:Venganza / Viaje a un mundo de fantasía / Reencarnación / Mundo de fantasía / Mundo mágico / Edad media
Popularitas:98.3k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Alfredly

En una mezcla de desesperación y determinación, Abigail, una Santa casada con el Duque Archibald, se enfrenta a un oscuro giro del destino. Luego de una confesión devastadora por parte de su esposo sobre su infidelidad con una plebeya, Abigail toma una decisión drástica: pedir el divorcio y romper con el matrimonio que la ha oprimido por años. Sin embargo, esta vez no es una simple víctima. Tras una misteriosa reencarnación, ha regresado al pasado con el conocimiento de su fatídico futuro.

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Capítulo 14

¡Su Santidad, el príncipe Arthur ha regresado!

Abigail corrió, dirigiéndose hacia Arthur.

—Gracias al cielo que te encuentras bien.

—Sí, ya he vuelto, Abigail.

—Bienvenido de nuevo.

-Por cierto, como puedes ver, regresamos sanos y salvos. Además, rescatamos a otras personas y capturamos a estos bandidos. ¿Crees que lo hice bien?

—Sí, lo hiciste muy bien, Abigail —mientras ella le daba unas palmadas en la cabeza.

Arthur liberó una pequeña y agradable sonrisa.

"De verdad que pareces un pequeño cachorro esperando que su amo le dé caricias"

—Por cierto, Abigail, las personas que hemos traído están enfermas. ¿Podremos ubicarlas también?

—Bueno, no tenemos mucho espacio ni suficientes manos de obra.

—No te preocupes, Abigail. Solo tendremos que ponerlos en una carpa. Ya he mandado a uno de mis escoltas a comprar más víveres y algunas carpas.

—Bueno, si ese es el caso, está bien. Por cierto, Arthur, he querido preguntarte desde hace un rato, ¿quién es esa niña que está aferrada a tu pierna?

—Ella estaba en el grupo de los que habían sido capturados. También está enferma, así que lo mejor será llevarla a un lugar donde reciba medicación.

—Hola, pequeña, me llamo Abigail. ¿Es verdad que estás enferma?

La niña no respondió y se escondió tras la pierna de Arthur.

—Yo también intenté varias veces hablar con ella, pero simplemente se pone detrás de mí y no dice nada.

—Disculpe, alcalde, ¿puedo hacerle una pregunta? ¿Esta pequeña no proviene de este pueblo?

—Lo lamento, su alteza, pero ella no es de nuestra aldea, al igual que la mitad de las personas que usted trajo.

—Está bien. Creo que lo mejor por ahora es que cuidemos de ella.

—Tienes razón, Arthur. Déjame darle un baño. Ven, pequeña, no te haré daño.

La niña no cedió, así que Arthur se inclinó y le dijo con suavidad:

—Mira, pequeña, Abigail es alguien muy amable. Ella cuidará de ti, así que ve con ella y haz caso, ¿de acuerdo? Así te podrás sentir bien. ¿Está bien?

La pequeña, algo preocupada, asintió con la cabeza y tomó la mano de Abigail.

—No sabía que eras bueno con los niños —comentó Abigail.

—Bueno, después de todo tengo a Matius. Por cierto, él espera tu visita; no deja de preguntar cuándo volverás.

—Yo también quisiera verlo pronto. Vamos, pequeña, te daré un buen baño.

Un soldado llegó e informó:

—Su alteza, hemos llevado a los bandidos a la casa del alcalde para interrogarlos.

—Perfecto, iré inmediatamente.

Arthur se dirigió a la casa del alcalde, donde uno de los bandidos lo esperaba encadenado.

—Creo que ya entiendes lo que está pasando, así que lo mejor será que hables ahora.

—Solo somos un simple grupo de ladrones. No sé qué más quieres que te diga.

—No creas que soy un tonto. Su forma de actuar es algo extraña, tan extraña que no parece propia de un grupo de ladrones.

El bandido soltó una risa amarga.

—Ya decía que me parecía raro que supieras Artes Espirituales. Resulta que eres el principito heredero; escuché cómo uno de esos idiotas te llamaba "alteza".

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Mira, principito, te diré lo que sé, pero tengo condiciones. Si las aceptas, hablaré.

—Te escucho.

—Primero, quiero que me prometas que, una vez que te diga todo, me dejarás libre, y segundo, quiero que me des una bolsa de oro para poder irme lejos. ¿Qué dices?

—Está bien, te lo prometo.

—¡Pero su alteza! —intervino un guardia.

—Quiero que todos ustedes se retiren. Escucharé todo lo que tiene que decirme esta basura.

Todos procedieron a irse, dejando solos a Arthur y al bandido.

—Bien, soy todo oídos, pero quiero oírlo todo y más vale que no me mientas.

—Verás, nosotros pertenecemos al gremio de bandidos del Reino de Liones. Fuimos contratados directamente por el reino; nos ofrecieron una buena cantidad de oro solo para transportar a estas personas enfermas y contaminar el lago de varios pueblos. Además, también nos encargábamos de bloquear los caminos para impedir que la enfermedad fuera detenida.

—¿Pero por qué secuestraban personas, además de que esas personas estaban enfermas?

—¿Por qué no piensas, principito? Capturábamos personas enfermas de varios pueblos que ya habíamos contaminado para luego venderlas en la capital y transmitir la plaga más rápido. Así, llegaría hasta tu reino, y luego el Reino de Liones declararía la guerra y se alzarían con la victoria. Bueno, ya te he contado todo lo que sé, ahora libérame.

Arthur asintió, aparentando calma.

—Tal parece que lo que me has dicho es cierto. Ya te he desatado, y en esa mesa hay una bolsa con oro; puedes tomarla.

El bandido sonrió de manera cínica.

—Tal parece que usted, principito, es un hombre con principios. Fue un placer; ahora me retiro.

—Sabes algo, no me gusta que me digas principito.

—¿Uh? ¿Acaso se molestó por eso? Bueno, me disculpo, su maravillosa alteza. —Rió burlonamente.

—¿Sabes por qué me molesta? Nosotros, los de la familia real, siempre pensamos en nuestra gente; amamos a los justos y castigamos a los malos. Podríamos decir que somos los héroes de los ciudadanos. Pero, ¿qué clase de príncipe deja libre a quien lastima a su familia, a su gente, y sobre todo a los inocentes?

—No sé qué quieres decir, pero no me interesa. Tú y yo ya hemos acabado, ahora me…

El bandido intentó marcharse, pero al tocar la puerta, algo cayó al suelo: su cabeza rodó frente a Arthur.

—¿Cómo puedo llamarme príncipe si no te castigo? Si existe el infierno, espero que ardas por toda la eternidad.

Arthur salió de la casa y dio instrucciones a sus hombres.

—Quiero que limpien la casa y no dejen que nadie entre.

—¡Sí, su alteza!

A lo lejos, Arthur, amable y querido por todas las personas del Imperio, era exaltado y llamado "La Estrella del Imperio". Sin embargo, un pequeño grupo que conocía su verdadera naturaleza lo temía y, a sus espaldas, lo llamaba "El Demonio de Cabello Negro". Su amabilidad era solo una fachada para ocultar el olor a sangre de su espada.

Después de un rato, Arthur se dirigió a la cabaña donde estaba Abigail.

—Hola, Abigail, ¿puedo pasar?

—Claro, Arthur, ven, pasa. Justo ahora había terminado de bañar a Ana.

—¿Ana?

—Sí, ese es el nombre de la pequeña que trajiste.

—¿Cómo lo sabes?

—Bueno, mientras la bañaba, comencé a hablarle, y después me dijo su nombre.

—Mmm… Dime, ¿ya comieron?

—Justo ahora solicité que nos trajeran algo de comer.

Ambos se dirigieron a la sala y continuaron la conversación.

—¿Qué te trae aquí, Arthur?

—Quería conversar contigo. Al parecer tenías razón; el grupo de bandidos estaba trabajando para el Reino de Liones. Los contrataron para atacar los pueblos y poder transmitir esta enfermedad hasta que llegara a la capital real.

—Así que eso es lo que pasó. Bueno, quisiera preguntarle algunas cosas al bandido que capturaron.

—¿Eh? No es necesario que vayas.

—¿Por qué? Solo quiero que él me responda unas preguntas.

—Bueno, es que ya mandé que lo llevaran a la capital para que sea interrogado mejor.

—Bueno, si tú lo dices…

—Sí, no te preocupes. De hecho, ¿dónde está Ana? ¿Acaso se acostó a dormir?

Ambos miraron alrededor y notaron que no escuchaban a la niña. La encontraron en la cocina, comiendo de un costal de panes en mal estado.

—¡Ana! No te comas eso, te puedes enfermar más. Ayúdame, Arthur, a apartarla.

Después de batallar para separar a Ana de los panes, un colgante cayó del costal.

—¿Qué es este colgante? ¿No es tuyo, Abigail?

—No creo. Este colgante fue lo que me llamó la atención el otro día que fui a visitar a los médicos.

—Oye, Abigail, ¿por qué tenías estos panes contigo? Espera, no me digas que te han estado alimentando con esto. Si es así, iré a hablar inmediatamente con el alcalde.

—No, Arthur, estos panes los traje yo misma. Es que vi algo brillante en el costal, pero como estuve muy ocupada con la enfermedad, me olvidé de revisarlo.

—Está bien, pero este amuleto… No sé, me parece algo extraño. Además, no siento nada de maná provenir de él.

Abigail lo miró con curiosidad.

—Espera, Arthur, ¿puedes sentir el maná?

—Sí, todos los de la familia real pueden verlo. Y gracias a eso, podemos aprender las Artes Espirituales.

"Artes Espirituales… Son técnicas de esgrima muy avanzadas que fusionan las artes de la espada con el maná. Son técnicas que solo aquellos que se han dedicado toda su vida pueden utilizar. Los usuarios, además de poder emplear Artes Espirituales, también tienen un excelente control del maná, lo que les otorga mejoras físicas. Cada Arte Espiritual es único y depende plenamente del usuario. Creo que las dividen en páginas, aunque se sabe poco sobre su creador o por qué las llaman páginas," pensó Abigail, fascinada.

—Sabía que los de la familia real eran increíbles, pero nunca esperé que tú fueras capaz de utilizarlas. Dime, ¿cuántas páginas has desbloqueado?

Arthur sonrió con modestia.

—Por ahora, solo he podido desbloquear cinco páginas de las Artes Espirituales. Aún me falta mucho para poder alcanzar a mi maestro.

—¡Cinco páginas! En sí, ya es increíble que puedas usar tantas.

Arthur suspiró y miró por la ventana, donde el sol ya comenzaba a ponerse.

—Bueno, ya es algo tarde, así que creo que lo mejor será que regrese a mi habitación. Si sucede algo, no dudes en venir a buscarme.

—Sí, Arthur. Buenas noches.

—Descansa bien, mi santa —dijo Arthur, tomando la mano de Abigail y besándola con suavidad.

Abigail sonrió, aunque un ligero rubor apareció en su rostro.

—Oye, ya deja de hacer eso. Recuerda que aún estoy casada.

Arthur asintió con una expresión divertida.

—Bueno, eso es por ahora.

Con un gesto, Arthur se despidió y salió de la cabaña, dejando a Abigail con el corazón agitado. No sabía qué pensar de ese gesto, pero no pudo evitar quedarse mirando la puerta un buen rato después de que él se marchara.

Continuará....

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Elizabeth Quiñonez
ya se ganó al rey 😂👑
Austin anderson Nuñez Rodriguez
pero al final lo pudo poner y dar a conocer
GenesisYD
😂😂😂😂😂😂
GenesisYD
Que hermoso vestido, quedó bellísimo, me encanta. Tienes talento para eso ❤️❤️❤️
Nyreth
Kimetsu No Yaiba ¿eres tu? 🤣
Claudia Fabiana Cobos
Excelente
Mitsuki G
jaja en verdad este Arthur le debe a su padre ya que el solito no hubiera logrado un gran progreso como ese del matrimonio aunque Abigail se quedó sin palabras jaja y este Alhacen es como un hermano o ve como una madre a Abigail por eso le dió asco ver esa escena jejeje ya quiero ver alguien tras de él para domarlo hasta me ofrezca para eso 😉 jaja bromeó autor espero que te encuentres bien saludos
La vida es bella
totalmente de acuerdo
Yaho Perez
Excelente
Guadalupe Flores
i Dios te va recompensar 77 veces 7 lo que con tanto esfuerzo te estafaron y quien obró con maldad. lo mismo le va quitar multiplicado x lo mismo que a ti. es la ley de la vida y no es algo que uno les desee
pero asi va ser
Noelle: así es
total 1 replies
Mitsuki G
Que bueno que este Alhacen logrará acabar con esa sombra aunque no completa dejo de estar ahí aunque que lastima que Luisa no sufrió mucho sigue ahí de pie desde de matar a ese demonio y la sombra de la bruja sigue ahí espero que Abigail sea más lista para acabarla y que gusto que Abigail no pudo curarlos por completo pero pudo curar lo necesario para que sigan viviendo y espero que después de esto este Alhacen haga lo correcto y los ayude contra esa Luisa y tú nueva novela también está relacionada con esta como la otra?
Noelle: no ahí de que, ten encue ta qué esa novela empezará a subir capítulos una vez que termine la novela de la Santa
Mitsuki G: A ok gracias por aclararme mi duda
total 3 replies
Mitsuki G
En verdad no me importa que esa loca de Luisa que solo está recibiendo lo que se merecía por hacer ese pacto con la bruja que bien se merece todo ese dolor solo me preocupa este Arthur que espero que resista que aguante en lo que llega está Abigail a curarlo que no se rinda para volver a verla y tener ese paseo y ahora solo le toca el turno del espadachín para acabar de ese lado
Mitsuki G
O que emoción nuevas novelas pero que se relaciona entonces me imagino que estamos llegando al final de esta para seguir tus otras novelas
Anonymus
👌
Noelle: tu eres el excelente
total 1 replies
Liseth Cordero
ella es la niña que poseyó la bruja
Natalia Rivera
Algo que me gusta es cuando los escritores tienen esa habilidad de darle vida a la novela y es algo que tu tienes espero que estes bien y recibas mucho apoyo
Noelle: awww muchas gracias
total 1 replies
Angie Acosta
Excelente
Alma Delia Morales
Luisa es una bruja???
Alma Delia Morales
Nopoooooooopp pobre niña ya la torturó, la va a encontrar muerta
Alma Delia Morales
Aprovechando que Abigail no estará le aran daño a nina
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