Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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14
En medio de la creciente tensión que dominaba el apartamento, Thailor se plantó frente a Evan y Camilla, con el corazón latiendo furiosamente en su pecho. El aire estaba cargado, y cada respiración entrecortada de Thailor parecía reflejar la ira que había estado acumulando durante tanto tiempo. Era el momento de enfrentar a las personas que habían tratado de controlarlo y destruirlo.
Evan, acostumbrado a ser la marioneta obediente de Camilla, quedó paralizado por la mirada decidida de Thailor. Antes de que pudiera siquiera reaccionar, Thailor lo empujó con una fuerza que Evan jamás hubiera esperado de alguien como él.
El cuerpo de Evan, aunque robusto, tambaleó bajo el impacto, cayendo estrepitosamente al suelo con un golpe seco.
Camilla, quien siempre había confiado en su poder y manipulación, ahora se sentía vulnerable ante la furia de Thailor. Trató de mantenerse firme, pero el ataque fue tan repentino que casi pierde el equilibrio, apenas logrando sostenerse aferrándose a la mesa cercana.
—¿No es suficiente con haber destruido la vida de mi madre y la mía? —gritó Thailor, su voz llena de rabia contenida—. ¡Me has quitado todo, incluso el amor de mi propio padre! ¡Pero no voy a dejar que me intimides ni un día más!
Evan, aturdido, intentó levantarse, pero el dolor por la caída lo mantenía en el suelo. Camilla lo miraba, confundida, incapaz de comprender cómo Thailor había reunido la fuerza y la determinación para enfrentarse a ellos.
—¡Levántate, Evan! —gritó Camilla, visiblemente molesta—. ¡Nos está desafiando!
Pero Thailor ya no escuchaba las palabras de aquella mujer que tanto le había causado sufrimiento. Estaba más allá de las amenazas y manipulaciones. —¿De verdad crees que voy a seguir permitiendo que me manipules con tus mentiras? —dijo, dando pasos firmes hacia Camilla, su mirada oscura y decidida—. ¡Se acabó! No vas a pisotearme nunca más.
Camilla, sintiendo cómo el control se le escapaba de las manos, comenzó a entrar en pánico. Su respiración se volvió errática mientras retrocedía, viendo la furia en los ojos de Thailor.
—¡Ya basta! —gritó Thailor, con las manos temblando de pura rabia—. ¡Voy a recuperar lo que es mío, y tú lo pagarás!
La fría determinación en la mirada de Thailor hizo que Camilla se estremeciera. Por primera vez, comprendió que ya no podría intimidarlo ni controlarlo como antes. Thailor había cambiado, y ahora estaba dispuesto a luchar por lo que le pertenecía.
El aire en la sala se volvió denso, la tensión podía cortarse con un cuchillo. Thailor seguía observando a Camilla, el origen de todo su dolor y sufrimiento. Pero antes de que pudiera continuar, Evan se interpuso, su rostro deformado por la ira.
—¡No vas a hacerle daño a mi tía! —gruñó Evan, tomando a Thailor por la muñeca con una fuerza brutal.
El dolor agudo recorrió el brazo de Thailor, pero no dejó que eso lo detuviera. Lo miró con la misma valentía que había mostrado hasta ahora. —¿De verdad crees que me vas a intimidar? —dijo, su voz llena de desafío—. No vas a librarte de mí tan fácilmente.
Evan, cegado por la furia, lo empujó con todas sus fuerzas. El cuerpo de Thailor chocó contra la pared con un golpe sordo, y una punzada de dolor le recorrió la cabeza al sentir la sangre brotar de su sien.
Aún mareado, Thailor buscó algo con lo que defenderse. Agarró lo primero que encontró a su alcance y, sin pensarlo dos veces, golpeó a Evan en la cabeza con todas sus fuerzas.
El sonido del impacto resonó en la habitación, y Evan gimió de dolor, tambaleándose por un instante. Sin embargo, no se rindió. Con los ojos llenos de furia, se abalanzó sobre Thailor, dispuesto a aplastarlo.
Pero Thailor, ágil, esquivó su ataque y contraatacó con un golpe certero. Ambos se sumergieron en una lucha brutal, cada golpe estaba cargado de odio y desesperación. La sangre corría, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder.
—¡BASTA! —gritó Camilla, aterrorizada por el violento desenlace de la confrontación. Sabía que, si esto seguía, podría terminar mal para todos.
Las respiraciones de Evan y Thailor eran pesadas, jadeantes. Evan miró a Thailor con incredulidad. No podía creer que hubiera sido capaz de enfrentarlo con tanta fuerza y coraje.
—¡Evan, vámonos de aquí! —ordenó Camilla, dirigiéndose hacia la puerta. Evan, todavía furioso, lanzó una última mirada amenazante a Thailor.
—Te haré pagar por esto, mąldîtą pêrrą —espetó, con los dientes apretados.
Y, con esa amenaza final, Evan y Camilla salieron del apartamento, dejando a Thailor solo en medio de la habitación destrozada. Pero, por primera vez en mucho tiempo, Thailor sintió una extraña paz. Finalmente se había liberado de ellos.
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