El Sultán Murad, un hombre de 45 años, debió ascender al trono contra de su voluntad, debido al mandato del espíritu guardián del maldito de su padre; sin embargo, debido a los traumas que tuvo al crecer en el harem de su progenitor, lo que realmente deseaba era poder rehacer su vida lejos de aquel país.
Por una alianza realizada con el monarca del reino vecino, el rey Guillermo, decidirá viajar a tierras extranjeras con el fin de buscar esposa y así sellar por completo los acuerdos de paz entre ambas naciones. Sin imaginar, en su camino se cruzaría con la segunda princesa bailarina, maldita de nacimiento, y la cual provocaría que el espíritu guardián le hiciera una propuesta: salvarla de su maldición a cambio de su libertad.
Siendo un hombre completamente opuesto a lo que se esperaba en un gobernante, y sabiendo que su querido hermano menor podría ser el futuro sultán, acepta el trato.
¿Podrá ir en contra de tal poderosa maldición?
¿Podrá salvar a la segunda princesa bailarina?
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CAPÍTULO 14
La caravana partió, cuando el reloj marcó las dos de la mañana. Samuel seguía ansioso, aun cuando estuviera el mismo dentro del carruaje con su prima y el sultán. Si bien era bueno tener de cerca a la persona que debía proteger, estaba preocupado por recibir algún ataque.
No solo se había asegurado el camino tres veces, sino que sus soldados estaban listos para cualquier emboscada. Solo esperaba que su idea de salir de noche del palacio real, funcionara como un camuflaje y no estar entrando directo en la boca del lobo.
—¿Ocurre algo, princesa?—preguntó una criada.
Todos observaron sorprendidos como la princesa agarraba la capa del sultán, quien estaba sentado enfrente de ella. No sabían qué pasaba, pero la joven actuaba raro. Y aunque Beatrice sabía que estaba mal visto, intentaba apelar al buen corazón del hombre.
"Me siento bien cuando lo tocó...es cálido"
Fueron las palabras que pensó, solo al sentir la calidez a través de la capa de Murad. Sabía que no era decoroso, pero al sentir que la frialdad que el demonio le había dejado en su piel, era eliminada por el hombre que le había cocinado tan delicioso postre, le hizo inhibirse de cualquier decoro.
—Me gustó...—susurró un poco nervioso—los gatitos...lindos.
—¿Eh?—preguntó confundido Samuel.
—El postre—aclaró
Murad asintió, un poco tranquilo, al dejar de pensar que el silencio de la princesa se debía a que él hubiera aumentado su malestar con el plato que había hecho. Lo único que deseaba era verla, sonreía con su comida y ayudarla a ser libre de su maldición.
Emocionado al pensar que, en el tiempo que estuviera en ese país, podría cocinarle muchas más cosas deliciosas a la princesa, pensó que tal vez así podría ir curando poco a poco su herido corazón.
—Cuando lleguemos, si hay algo más que quiera que cocine—respondió colocando su mano encima de la de ella—¿Puede decirme?
—Sí—susurró.
Cuando iba a decirle algo más al sultán, una fuerte explosión hizo que todo se volviera oscuro, mientras sentía como el carruaje en el que iban daban varias vueltas, quedando demasiado cerca del borde un acantilado que daba al mar.
Adolorida, con su cabeza sangrando, empezó a abrir sus ojos ante el enorme cielo oscuro y estrellado, mientras escuchaba sonidos de espadas y gritos. Levantándose un poco, observó a Murad arrastrarse herido hasta ella, mientras en el fondo un ser monstruoso y diabólico lo seguía.
El palpitar de su corazón aumentaba, a medida que el demonio que la acosaba se acercaba a ella con una mirada asesina. No entendía cómo la había encontrado, cuando se suponía que con el anillo era "invisible" pero ni siquiera Samuel lograba detener el avance del mismo.
Sintiendo el aliento putrefacto del ser, empezó a gritar provocando que todos corrieran hasta ella. Murad, quien estaba más cerca, pudo llegar a su lado y la abrazó para evitar que el demonio la tocara; sin embargo, cuando sus garras estuvieron a escasos centímetros, una fuerte luz proveniente del cuerpo de Betty hizo que este se encegueciera.
Seguido de eso, rayos rodearon tanto a ella como al sultán, haciendo que fuera imposible para los demás acercarse y tras una segunda explosión, todo se volvió oscuro hasta para el propio Samuel. El príncipe, después de varios segundos, recuperó la visión.
Anonadado, no solo observó que el demonio se había ido, sino que el pedazo de tierra en el que su prima estaba, cayera directo al mar, llevándosela junto al sultán.
—¡Beatrice!—gritó en vano Samuel.
Ordenando a los guardias, inclusive a los del sultán, bajar para intentar ver si habían caído con suerte en la orilla, el segundo príncipe pidió a los cielos que Beatrice ni hubiera sido llevada por las corrientes del mar con la marea tan brava que había.
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En un barco comercial, de una naviera lujosa, varias personas paseaban en la proa del barco, proa disfrutar de la bella mañana, entre ellas una pequeña niña que jugaba, siendo vigilada por dos mujeres no a lo lejos.
La pequeña dejó de jugar con su pelota, al notar algo extraño en el agua. Señalando con su manita, la nana de esta vio que un trozo de madera oscura flotaba, con lo que parecía ser dos gatitos blancos en ella. Uno más gordito que el otro, protegiendo al más pequeño.
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Beatrice por fin pudo abrir sus ojos, confirmando lo que había pasado la noche anterior y creía que era solo una pesadilla: no solo la caravana donde se transportaban había sido atacada por el demonio que la acosaba, sino que también tanto ella como Murad habían sido convertidos en gatos blancos.
Observando triste como Murad, en su forma gatuna, seguía dormido, mientras su pata trasera estaba vendada por una fractura, escuchó la puerta abrirse y al voltear su mirada notó que ambos estaban en lo que parecía ser el camarote de un barco.
—¡Mami!—la voz de una niña resonó en el lugar—¡Ya despertó la gatita!
Una niña pequeña había ingresado, seguida de una mujer que provocó que el corazón de Beatrice se volcara. Nerviosa, observó como la aparente extraña se acercaba y al hacerlo la reconoció enseguida.
"¡Cosette!"
Pensó ansiosa, intentando encontrar la forma de que sus palabras fueran audibles para su tercera hermana, desaparecida desde que el invierno había comenzado y su pesadilla se había hecho realidad. Cosette, quien era sorda y muda, debido a un accidente en su infancia, solo asintió ante lo que decía la niña.
Viendo como su hermana escribía algo en un pequeño cuaderno, la niña que le decía "mamá" asintió y con una sonrisa salió de la habitación, como en búsqueda de alguien. Intentando llamar su atención, lo único que hizo fue Cosette se arrodillara para acariciarla.
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A lo lejos, casi a medio día, un carruaje seguido de varios soldados llegaron para auxiliar a los que se encontraban heridos en la zona. Samuel, quien tenía un cabestrillo en su brazo debido a una fractura en su hombro, observó como del carruaje descendía la nana de Beatrice y un joven vestido de mayordomo.
Samuel suspiró un poco tranquilo, ya que la abuela Baba había llegado. La mujer, quien era la abuela biológica del propio papa, era una poderosa bruja blanca y aunque estuviera aún herida, estaba seguro de que ella podría entender lo que había ocurrido, así como la razón por la que el anillo de Betty había fallado.
Porque siempre los dioses caprichosos y los demonios malditos hacen con los hombres no se les antoja su gana...
aaaag. que coraje
teníamos que saber esto???!!!
y al regresar baba aseguró que habian perdido su virginidad...
ahí ya no entendí.
ahora lo desoreciaran por flaco y feo jajajaja
o la que se suicidó??/Skull/
sublime
hermoso
maravilloso...
Ojalá le hagas justicia a este héroe...
será en defensa propia
por eso corrompe y laceraba el cuerpo de Beatriz?
como venganza. por su hermano maldito demonio
suena que está madre tiene mucho que ver con la maldición de sus hijas
alguien me puede informar?
será épico este novelon
ya que acabe la masacre
parece los pasajes de Edgar Allan poe
me estoy confundiendo